



Fig. 19. Lápida en mármol de la única tumba reconocible, situada en el actual cementerio (Nº 3) del antiguo Mineral. Corresponde a una mujer, Dolores O. de Campos, fallecida a los 51 años. Está fechada en el año 1900 y se unió sus fragmentos in situ para posibilitar su lectura. Hoy día (2010) ya no existe ni siquiera un fragmento de esta lápida en el lugar, lo que prueba el acentuado vandalismo sufrido por este camposanto abandonado. (Foto H. Larrain, Enero 1994).




Fig. 13. Marta Peña (al centro) y sus dos visitas de Santiago ante los montones de escombros acumulados por las máquinas retroexcavadoras. La maquinaria, en el afán de la Empresa por explotar antiguos ripios para rescatar su contenido en plata, dejó aquí al descubierto este antiquísimo cementerio colonial, antes desconocido. En su cima, alguien piadosamente dispuso sencillas cruces de recordación. (Foto H. Larrain, 1944).



Fig. 10. El mismo cuerpo femenino de la Figura 9, de más cerca y con diferente luz ((Foto M. Peña,
1994).









Vista macabra de una destrucción dolosa.
Nos interesa presentar aquí, en las fotos que hemos expuesto más arriba, aunque sea doloroso, el estado en el que encontramos en nuestras tres visitas de Diciembre del año 1993 y Enero a Mayo 1994, el valioso yacimiento minero colonial de Huantajaya, a muy pocos kilómetros al Norte de la actual ciudad de Alto Hospicio, junto a Iquique. El lector nos perdonará si las vistas ofenden su sensibilidad. En este mismo estado macabro encontramos, dispersos, y diseminados por un amplia área, multitud de cráneos aislados, vestimentas, calzado, y cuerpos humanos, enteros o mutilados, que fueron sacados de su descanso eterno por máquinas retroexcavadoras durante las faenas que allí realizó una Minera en la década de los años 90 del pasado siglo. Varias decenas de cuerpos fueron así sacados de sus tumbas y dispersados o, peor aún, fragmentados o reventados por las máquinas. En nuestra primera visita, contamos horrorizados no menos de cincuenta cráneos, enteros o rotos, dispersos por el lugar.
Acto imperdonable de barbarie.
El acto de barbarie cometido por aquella Compañía Minera en aquel entonces al no detener de inmediato la faena, al aparecer tantos cuerpos y sus modestos ataúdes de madera, es algo que hoy nos resulta escandaloso e inconcebible. No tuvo, que sepamos, sanción alguna por el hecho. Nadie parece haberse percatado de su gravedad. Se violó y destrozó a mansalva, un valioso cementerio colonial, probablemente de fines del siglo XVII y XVIII, en uno de los sitios de explotación histórica más renombrados durante la época de la Colonia en el Norte del país, sin que nadie diera aviso a la autoridad pertinente.
Se violó así abiertamente la Ley de Monumentos Nacionales que es enfática al respecto y ya estaba operando cuando ocurrieron los hechos. Por otra parte, nadie hizo nada por más de 15 años, por volver a enterrar esas decenas de cuerpos de cristianos. Por el contrario, el lugar elegó a ser casi un "paseo" para turistas de Alto Hospicio, que vimos allí llegar en taxi en más de una ocasión. Comentando por entonces el hecho con amigos ingenieros, muy cercanos al rubro minero, su comentario escueto fue: "pero si eran puros esclavos chinos". Como queriendo decir: "qué importa, si sólo eran esclavos".
Se avisa a la autoridad eclesiástica.
Escandalizados y avergonzados del hecho, dimos rápidamente cuenta a la autoridad eclesiástica y civil por lo que el obispo de la diócesis de Iquique, Monseñor Enrique Troncoso visitó el lugar en nuestra compañía y trajo consigo un funcionario del Servicio de Salud correspondiente. De resultas de esta intervención nuestra, la autoridad edilicia ordenó abrir una zanja, recoger todos los cuerpos esparcidos a la redonda y enterrar todos los restos humanos visibles del antiguo cementerio. El Señor Obispo, premunido de estola ceremonial, rezó el responso correspondiente. Por cierto, los diarios locales destacaron el consabido "re-entierro de unos operarios chinos"del antiguo Mineral de Huantajaya. De "chinos", de cierto, no tenían absolutamente nada. Eran mucho más antiguos.
Copio textualmente nuestras impresiones, anotadas en mi Diario de Campo de la época, correspondientes a nuestra primera visita al Mineral de Huantajaya. Esta se realizó el día 25/11/1993:
"Salimos como de costumbre, a explorar con Marta el desierto. Éste- lo sabemos por experiencia- es una mina de sorpresas y misterios. Decidimos [desde Alto Hospicio] enrumbar hacia Caleta Buena, siguiendo vagas indicaciones que nos diera el buzo Luis Araya, conocido en Patache. Llegamos por el ascenso antiguo a la ex Base Aérea de "Los Cóndores", que fuera la fàbrica de explosivos Cardoen hasta el fatal accidente causado por una "bomba de racimo". Aquí, una figura extraña, pintada toda la cara de blanco, nos indicó la ruta hacia Huantajaya".
"Nos metimos por una huella trillada. Llevaba a una explotación de ripios (?) en la base del cerro. El campamento [minero] había sido desmantelado hacía no mucho (¿ 2-3 años?). Basuras y toda clase de desperdicios, propios de un desmonte de Oficina. Seguimos hacia dentro; huellas de intensa explotación. Huellas de enormes bulldozers y máquinas removedoras de tierras. Después, supimos por David Lazo [profesor de Física de la UNAP] y por Ruperto Berríos (de ENAMI) que era una nueva explotación de los antiguos ripios abandonados de la Mina colonial de Huantajaya, famosa por su plata. Esta se encuentra a escasos km. al NNE de "Los Cóndores", al pie de un cerro [se trata del cerro San Agustín de Huantajaya, descrito por O´Brien y después por Bollaert]. Bollaert lo pone en su dibujo de Huantajaya, hecho por Joseph Smith, su acompañante. Llegamos al fin de la huella. Era evidente que ésta no era la ruta a Caleta Buena [nuestra eventual meta]."
"De pronto, al bajarnos, varios cráneos atraen nustra atención. Cuerpos desenterrados, en desorden, aqui y allá. Obviamente, estabamos en un cementerio destruido por maquinas. ¿Quien las destruyo?. ¿De que epoca era?. ¿Por que dejaron insepultos los cadaveres, todos ellos momificados?. Marta y yo estabamos horrorizados. Eran cuerpos antiguos. Lo delataba su vestimenta, calzado. No habia ataudes [en realidad, no los vi en esa visita; despues halle algunos, muy primitivos]. Solo cuerpos extraidos en desorden. Varios niños pequeños. Casi todos momificados o semi momificados. Mujeres con su antiguo ropaje largo. Zapatos artesanales en cuero. Todos los cuerpos extendidos. Era un cementerio cristiano. Claro, si era Huantajaya, yo sabía que este Mineral había iniciado su explotacion hacia 1550 por los españoles."
"Observé varios cuerpos metidos en fardos de telas indígenas, multicolores (¿ponchos?). Sabemos que en este Mineral trabajaron, desde el inicio, indígenas aymaras. Algunos de los cuerpos deben ser los suyos. No vimos objetos religiosos [como cruces, u otros]. ¿O los robaron?. Pero todos los cadáveres tenían las manos piadosamente juntas, ante el pecho. ¿Época?. Difícil decirlo; tal vez fines de la Colonia. Hay mucho uso de cuero en lazos, bolsas grandes de cuero, cantimploras u odres de cuero de lobo marino (vejigas). De éstas había varias. Todas iguales. (Después las encontraria yo en la guanera de Palo Buque, en un basural arqueológico, de tiempos prehispánicos). Había grandes petacas de cuero, destruidas. ¿Qué hacían en un cementerio los objetos de cuero? Por ejemplo, ¿las petacas?. ¿Serían también un basural antiguo, a la par que cementerio?.
"Lo que por David Lazo y sobre todo por [Ruperto] Berríos supimos [después] era que la Compañía explotadora reciente tuvo autorización para explotar los antiguos ripios. Pero nadie contó con que en esos mismos ripios había un enorme cementerio. Se ve acumulamientos, como cerrillos, de antiguas escorias, todas entremezcladas con huesos humanos y sus vestimentas [deshechas]. ¡Horrible!. Alguna mano piadosa había depositado toscas cruces de madera en la cima de todos esos monticulos. Vimos un botadero enorme, donde alguien,. tal vez antes de llevar [el material extraído] a la molienda, iba apartando huesos, vestidos y objetos de uso humano".
" ¡Cómo no se suspendió la obra al ver que la maquinaria arrasaba un enorme cementerio?. Vimos restos de no menos de 40 cuerpos, desparramados. Se ve [todavía] que en todas partes del piso que dejan [a la vista] las máquinas, hay todavía , debajo, más entierros. Fue realmente macabro, y nos costo mucho recuperarnos. Regresamos a la carretera antigua, y de nuevo, tomamos una huella hacia el Norte, muy recorrida. Aquí está la ruta a Caleta Buena".....
"Quedamos de hablar con el obispo Enrique Troncoso sobre los cuerpos insepultos de Huantajaya."
Efectivamente fuimos con posteerioridad a hablar con el señor Obispo y éste quiso venir personalmente a ver lo descubierto por nosotros, lo que hizo haciéndose acompañar de un funcionario del Servicio de Salud de Iquique (Foto Nº 20 de este segmento).
Meses más tarde, se procedió a abrir una zanja y se recogió los huesos humanos dispersos por doquier, para ser dignamente re-sepultados.
(tomado de nuestro Diario de Campo, Vol. 49, págs. 27 - 29)
Acto imperdonable de barbarie.
El acto de barbarie cometido por aquella Compañía Minera en aquel entonces al no detener de inmediato la faena, al aparecer tantos cuerpos y sus modestos ataúdes de madera, es algo que hoy nos resulta escandaloso e inconcebible. No tuvo, que sepamos, sanción alguna por el hecho. Nadie parece haberse percatado de su gravedad. Se violó y destrozó a mansalva, un valioso cementerio colonial, probablemente de fines del siglo XVII y XVIII, en uno de los sitios de explotación histórica más renombrados durante la época de la Colonia en el Norte del país, sin que nadie diera aviso a la autoridad pertinente.
Se violó así abiertamente la Ley de Monumentos Nacionales que es enfática al respecto y ya estaba operando cuando ocurrieron los hechos. Por otra parte, nadie hizo nada por más de 15 años, por volver a enterrar esas decenas de cuerpos de cristianos. Por el contrario, el lugar elegó a ser casi un "paseo" para turistas de Alto Hospicio, que vimos allí llegar en taxi en más de una ocasión. Comentando por entonces el hecho con amigos ingenieros, muy cercanos al rubro minero, su comentario escueto fue: "pero si eran puros esclavos chinos". Como queriendo decir: "qué importa, si sólo eran esclavos".
Se avisa a la autoridad eclesiástica.
Escandalizados y avergonzados del hecho, dimos rápidamente cuenta a la autoridad eclesiástica y civil por lo que el obispo de la diócesis de Iquique, Monseñor Enrique Troncoso visitó el lugar en nuestra compañía y trajo consigo un funcionario del Servicio de Salud correspondiente. De resultas de esta intervención nuestra, la autoridad edilicia ordenó abrir una zanja, recoger todos los cuerpos esparcidos a la redonda y enterrar todos los restos humanos visibles del antiguo cementerio. El Señor Obispo, premunido de estola ceremonial, rezó el responso correspondiente. Por cierto, los diarios locales destacaron el consabido "re-entierro de unos operarios chinos"del antiguo Mineral de Huantajaya. De "chinos", de cierto, no tenían absolutamente nada. Eran mucho más antiguos.
Copio textualmente nuestras impresiones, anotadas en mi Diario de Campo de la época, correspondientes a nuestra primera visita al Mineral de Huantajaya. Esta se realizó el día 25/11/1993:
"Salimos como de costumbre, a explorar con Marta el desierto. Éste- lo sabemos por experiencia- es una mina de sorpresas y misterios. Decidimos [desde Alto Hospicio] enrumbar hacia Caleta Buena, siguiendo vagas indicaciones que nos diera el buzo Luis Araya, conocido en Patache. Llegamos por el ascenso antiguo a la ex Base Aérea de "Los Cóndores", que fuera la fàbrica de explosivos Cardoen hasta el fatal accidente causado por una "bomba de racimo". Aquí, una figura extraña, pintada toda la cara de blanco, nos indicó la ruta hacia Huantajaya".
"Nos metimos por una huella trillada. Llevaba a una explotación de ripios (?) en la base del cerro. El campamento [minero] había sido desmantelado hacía no mucho (¿ 2-3 años?). Basuras y toda clase de desperdicios, propios de un desmonte de Oficina. Seguimos hacia dentro; huellas de intensa explotación. Huellas de enormes bulldozers y máquinas removedoras de tierras. Después, supimos por David Lazo [profesor de Física de la UNAP] y por Ruperto Berríos (de ENAMI) que era una nueva explotación de los antiguos ripios abandonados de la Mina colonial de Huantajaya, famosa por su plata. Esta se encuentra a escasos km. al NNE de "Los Cóndores", al pie de un cerro [se trata del cerro San Agustín de Huantajaya, descrito por O´Brien y después por Bollaert]. Bollaert lo pone en su dibujo de Huantajaya, hecho por Joseph Smith, su acompañante. Llegamos al fin de la huella. Era evidente que ésta no era la ruta a Caleta Buena [nuestra eventual meta]."
"De pronto, al bajarnos, varios cráneos atraen nustra atención. Cuerpos desenterrados, en desorden, aqui y allá. Obviamente, estabamos en un cementerio destruido por maquinas. ¿Quien las destruyo?. ¿De que epoca era?. ¿Por que dejaron insepultos los cadaveres, todos ellos momificados?. Marta y yo estabamos horrorizados. Eran cuerpos antiguos. Lo delataba su vestimenta, calzado. No habia ataudes [en realidad, no los vi en esa visita; despues halle algunos, muy primitivos]. Solo cuerpos extraidos en desorden. Varios niños pequeños. Casi todos momificados o semi momificados. Mujeres con su antiguo ropaje largo. Zapatos artesanales en cuero. Todos los cuerpos extendidos. Era un cementerio cristiano. Claro, si era Huantajaya, yo sabía que este Mineral había iniciado su explotacion hacia 1550 por los españoles."
"Observé varios cuerpos metidos en fardos de telas indígenas, multicolores (¿ponchos?). Sabemos que en este Mineral trabajaron, desde el inicio, indígenas aymaras. Algunos de los cuerpos deben ser los suyos. No vimos objetos religiosos [como cruces, u otros]. ¿O los robaron?. Pero todos los cadáveres tenían las manos piadosamente juntas, ante el pecho. ¿Época?. Difícil decirlo; tal vez fines de la Colonia. Hay mucho uso de cuero en lazos, bolsas grandes de cuero, cantimploras u odres de cuero de lobo marino (vejigas). De éstas había varias. Todas iguales. (Después las encontraria yo en la guanera de Palo Buque, en un basural arqueológico, de tiempos prehispánicos). Había grandes petacas de cuero, destruidas. ¿Qué hacían en un cementerio los objetos de cuero? Por ejemplo, ¿las petacas?. ¿Serían también un basural antiguo, a la par que cementerio?.
"Lo que por David Lazo y sobre todo por [Ruperto] Berríos supimos [después] era que la Compañía explotadora reciente tuvo autorización para explotar los antiguos ripios. Pero nadie contó con que en esos mismos ripios había un enorme cementerio. Se ve acumulamientos, como cerrillos, de antiguas escorias, todas entremezcladas con huesos humanos y sus vestimentas [deshechas]. ¡Horrible!. Alguna mano piadosa había depositado toscas cruces de madera en la cima de todos esos monticulos. Vimos un botadero enorme, donde alguien,. tal vez antes de llevar [el material extraído] a la molienda, iba apartando huesos, vestidos y objetos de uso humano".
" ¡Cómo no se suspendió la obra al ver que la maquinaria arrasaba un enorme cementerio?. Vimos restos de no menos de 40 cuerpos, desparramados. Se ve [todavía] que en todas partes del piso que dejan [a la vista] las máquinas, hay todavía , debajo, más entierros. Fue realmente macabro, y nos costo mucho recuperarnos. Regresamos a la carretera antigua, y de nuevo, tomamos una huella hacia el Norte, muy recorrida. Aquí está la ruta a Caleta Buena".....
"Quedamos de hablar con el obispo Enrique Troncoso sobre los cuerpos insepultos de Huantajaya."
Efectivamente fuimos con posteerioridad a hablar con el señor Obispo y éste quiso venir personalmente a ver lo descubierto por nosotros, lo que hizo haciéndose acompañar de un funcionario del Servicio de Salud de Iquique (Foto Nº 20 de este segmento).
Meses más tarde, se procedió a abrir una zanja y se recogió los huesos humanos dispersos por doquier, para ser dignamente re-sepultados.
(tomado de nuestro Diario de Campo, Vol. 49, págs. 27 - 29)
Copiado íntegramente de: http://eco-antropologia.blogspot.com/search/label/Momias
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