lunes, 20 de marzo de 2017
CONQUISTADORES DEL PARAGUAY. DESCENCENCIA DE UNA RAMA.
Don Francisco de la Sierra y Ron era un hijodalgo notorio quien se desempeño como Capitán, Maestre de Campo, Conquistador de Santa Fé en 1556 y Teniente de Gobernador.
Cuando el ya entonces Teniente Gobernador Felipe de Cáceres dispone que un barco parta con destino a España portando una solicitud para que se autorice a poblar el Fuerte de Gaboto, volvemos a encontrar el nombre de Antonio Thomás. Este buque, construido en 1562, pertenece por mitades a Francisco de Sierra y a Antonio Thomás. En su construcción participaron, dirigiéndola y trabajándola ambos propietarios.
Con el objeto de establecer esta nueva fundación, el 23 de noviembre de 1572 se pregona en la plaza mayor de Asunción la población a efectuarse en San Salvador, San Gabriel, o San Juan con hasta 80 personas, españolas e hijos de la tierra, a cargo de Juan de Garay como capitán y justicia.
En definitiva, los que acompañan a Garay en su expedición fundacional son 80 mancebos, hijos de la tierra y 9 españoles. En el Alarde que se levanta en Asunción aparece en primer término el nombre de Juan de Garay, seguido por el de Francisco de Sierra, y en tercer lugar, su socio en el navío, Antonio Thomás, quien registra la edad de 53 años.
La expedición sale dividida en dos grupos. Uno lo hace siguiendo la margen izquierda del Paraguay y del Paraná. Lleva los implementos caseros, los animales, los objetos más grandes, cuyo traslado se hace dificultoso en los pequeños bergantines, y, lo que es muy importante, las familias de los expedicionarios. La otra lo hace por agua. Allí va Juan de Garay, a quien se le encomienda otra misión más: la de escoltar el navío San Cristóbal de la Buenaventura, donde va preso Felipe de Cáceres. Lo hace hasta la altura donde hoy es Feliciano, en la costa entrerriana. Allí se unen los dos grupos expedicionarios, cruzan el Paraná a la costa derecha y remontan un riacho hasta encontrar un lugar que parece conveniente. Es donde hoy está Cayastá. En esta expedición viene Antonio Thomás, "con su persona, armas y caballos, a su costa y minsión. Asiste al acto fundacional del 15 de noviembre de 1571 Gran distinción merece a Juan de Garay este antiguo conquistador, a quien, conjuntamente con Francisco de Sierra designa por testigo de uno de los actos más importantes que le toca efectuar. Así es como se encuentra su firma refrendando el acta fundacional, la constitución del primer cabildo y el enarbolamiento del rollo de la justicia.
Antonio Thomás aprende, en la primera Buenos Aires la construcción de muros y tapiales, ese conocimiento vuelca en Santa Fe, a la que, según José Torre Revelo da "trasa para hazer el fuerte donde los españoles se guaresen y no fuesen asaltados. "Antonio Thomás sería, pues, el primer alarife de Santa Fe".
La nueva población afronta grandes y graves trabajos para dejar cubiertas las más elementales necesidades. En febrero, por intermedio de un cacique, Juan de Garay recibe una carta del Adelantado Juan Ortiz de Zárate. En ella le informa de su llegada al Río de la Plata, y de la situación apurada en que se encuentra, rodeado de tribus belicosas. De inmediato dispone partir en su ayuda. Parte acompañado de un contingente constituido, en su mayoría por mancebos de la tierra. Como es de imaginar. Antonio Thomás forma fila junto a ellos.
La expedición de socorro pasa a la isla Martín García. Antonio Thomás, con sus buenas trasas da con el Adelantado y su gente y los conduce al puerto de San Salvador, en la costa del Uruguay, hasta donde consigue introducir la zafra, por el río.
En este lugar se levanta una ciudad, con su fuerte, cuya construcción, según algunos testimonios, es dirigido por Antonio Thomás. Tiene a su mando la dirección de un navío, que se traslada apresuradamente a la Asunción, de donde retorna con "un buen socorro para el dicho adelantado, de mucho vastimento y moniciones por donde se rredimió el dicho adelantado y su gente de que no peresiesen" (18). Debe tenerse en cuenta, también, que le sirve de piloto a Ortiz de Zárate en su continuación del viaje hacia Asunción.
El 24 de enero de 1590 las autoridades capitulares consideran diversos problemas de la Ciudad. Entre ellos se resuelve el traslado del cabildo y su cárcel anexa. Según los lugares establecidos por Juan de Garay, corresponde al Cabildo un lote situado al lado de la Iglesia Mayor. El tiempo pasa y la Ciudad progresa y su población también. Considera, ahora que, dada las circunstancias es más conveniente ubicar la Casa Capitular y sobre todo su cárcel, más lejos de la Iglesia. La trasladan al frente del sitio original, plaza por medio, a un sitio que perteneciera al Teniente de Gobernador Francisco de Sierra. En esta sesión las actas nos dice que presidía las deliberaciones el Teniente Gobernador Antonio Thomás. Cuándo y cómo se le designa para este cargo, nada dice la documentación. La desaparición de muchas actas durante estos años hace que no se tenga precisión respecto a muchos acontecimientos de la época. Todas las existentes de 1590 le tienen suscribiéndolas como Teniente Gobernador. La última es del II de octubre. Por ésta se acepta a Gabriel Sánchez como escribano del cabildo. La siguiente es del 21 de enero de 1592. Aquí el Teniente Gobernador es Felipe de Cáceres. No se ha podido determinar cuando cesa uno y asume el otro.
Casa con Doña María Prieto, mestiza, hija de una indígena y de Don Francisco Prieto, conquistador coetáneo del también conquistador Don Felipe Cáceres.
Tienen una hija que se llama como la madre, Doña María Sierra Prieto. Esta señorita de finales del 1500 se casa con un español, extremeño el cual era militar, de hecho llegó a ser Teniente General del Gobernador (1592-1595), también fue Procurador de Asunción, en Paraguay, Don Juan Caballero de Bazán.
Formaba parte de las tropas de Alonso Sotomayor. Huye de ellas y deserta yendo hacia Santa Fé donde es protegido por su suegro quien es Gobernador de dicha ciudad. Se avecindó en Asunción. Fallece en 1604.
Tuvieron un hijo, entre otros, que se llamó Don Juan Caballero de Bazán y Sierra (1586-1628). Este fue Capitán. Tuvo un muy buen matrimonio pues se casó con la joven Doña Beatriz de Añazco y Ocampos, hija de Don Antonio de Añazco, hijodalgo sevillano, nacido en 1546 y Conquistador del Guayra, Teniente General de Gobernador del Rio de la Plata. Viene en la expedición de Ortíz de Zárate con 14 años. Su madre fue la señora Doña Ana de Ocampo y Saavedra.
Nieta paterna de Don Antonio Añazco (1556-1617) y de Doña Juana Ortíz Melgarejo, descendiente ésta de Alfonso VII, rey de Castilla.
Nieta materna de Don Martín Suárez de Toledo y Saavedra (1520-1584) y de Doña María de Sanabria y Calderón.
Su abuelo materno Don Martín, fue 11 Gobernador del Río de La Plata y del Paraguay. (14 julio 1572-29 noviembre 1574). 6 Teniente de Gobernador de Asunción. (1569-1572) 8 Teniente de Gobernador General de Asunción. (1574-1575).
Su abuela materna, Doña María era hija de Don Juan de Sanabria, pariente de Hernán Cortés y de Doña Mencia de Sanabria y Calderón, Mencía Calderón o bien Mencía Calderón la Adelantada o menos conocida como Mencia Calderón Ocampo fue una noble emprendedora y exploradora española, que estaba casada con el nominal adelantado Juan de Sanabria el cual fallecería en la península poco antes de embarcar, por lo que consiguió que su hijastro Diego de Sanabria heredase el título por dos vidas para poder continuar con la empresa que llevaría a Sudamérica a las primeras cincuenta mujeres hidalgas del Nuevo Mundo, para iniciar así una aristocracia colonial de índole europea. Producido el apresamiento, la expulsión y la remisión a España del segundo adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca, el gobierno quedó nuevamente en manos de Domingo Martínez de Irala. Fallecido éste y ante la acefalia administrativa de la Provincia del Paraguay, el monarca dispuso nombrar un nuevo adelantado.
En Monzón (Huesca), el 22 de junio de 1549, el Consejo de Indias acordó la capitulación por la que se nombraba tercer adelantado del Río de la Plata a un rico caballero español, natural de Medellín, de nombre Juan de Sanabria. Sanabria asumía el compromiso de llevar en su expedición a cien parejas con hijos y doscientos cincuenta solteros para establecerlos en dos asentamientos que debían fundarse en las costas de la isla de Santa Catalina y en el Río de la Plata con el fin de consolidar las propiedades reales en la costa atlántica, continuamente asediadas por los portugueses.
La fatalidad hizo que falleciera el adelantado antes de su partida. Su hijo Diego, de apenas 18 años de edad, heredó los folios reales en los que constaban los derechos y obligaciones impartidos por Carlos V.
Las capitulaciones le fueron confirmadas en la corte instalada en Valladolid en el año 1549. Diego de Sanabria, el nuevo adelantado, tenía la consigna de «suspender la conquista sino poblar». La armada de Sanabria partió de Sanlúcar de Barrameda el 10 de enero de 1550 y estaba compuesta por tres naves. Hacía parte del pasaje el fundador de la casa fuerte de Asunción, Juan de Salazar de Espinosa, quien fuera comandante general de la flota. Salazar se hallaba en España luego de haber conducido preso a Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
La tripulación estuvo compuesta por una trescientas personas, de las cuales eran cincuenta mujeres, doncellas para poblar, algunas casadas y otras solteras que embarcaron por orden real para «el mejoramiento de la sangre» de la población, altamente mestiza.
La hueste femenina era dirigida por Mencía de Calderón y Sanabria, viuda de Juan; con ella viajaban sus hijas María , Mencia y Francisca.
Otros capitanes eran Cristóbal de Saavedra, Hernando de Salazar y Francisco Becerra. El cronista de la expedición Hans Staden, aventurero teutón, escribió las memorias del viaje. La flota maltrecha llegó a la isla de Santa Catalina en diciembre, después de sufrir muchas graves penurias, soportar terribles tempestades, ataques de corsarios franceses, naufragios y demás males. Salazar perdió la nave que comandaba. Dice la historia que a pesar de las peripecias salvóse la vida de todos y el honor de las damas. Don Diego, por su parte, desviado por los vientos, fue a dar al mar Caribe, donde encalló su barco. Siguió viaje por la vía del Perú y terminó afincándose en Potosí sin llegar a su destino final. Los integrantes de la expedición no se hallaban en condiciones de establecer los poblados que la Corona ordenaba erigir, pensando solamente llegar a Asunción para planear desde allí el establecimiento de los pueblos de la ribera atlántica (como el de San Francisco de Mbiazá). Desde la isla de Santa Catalina, luego de reponer fuerzas, se desplazaron hasta el Mbiazá (en guaraní: 'la salida', también llamada Ybiazá o La Vera; se trataba de la salida por vía terrestre directa que el gobierno de Asunción poseía en el océano Atlántico y que correspondía a las costas marítimas de los actuales estados —hoy brasileños— de Paraná y Santa Catarina), en las costas de tierra firme y ubicada veinte leguas al sur. En ese punto hubo necesidad de esperar un año para construir un bergantín con los restos de la nave San Miguel.
Las desavenencias entre Salazar y Saavedra empeoraron la situación; si no fuera por la predisposición de doña Mencía, tutora de la expedición, todo habría fracasado.
Las mujeres tuvieron un papel preponderante en la supervivencia del numeroso grupo. Cosían velas, cocinaban, juntaban madera y participaban en todas las actividades. Mencia cuidaba celosamente su plantel de mozas casaderas, pero, en tan demorada escala no pudo evitar que ocurrieran algunos acontecimientos dignos de mención. Los oficiales y funcionarios reales, que acompañaron a la armada, se adelantaron en escoger esposas entre las de mejores predicamentos, disminuyendo de esa manera el número de las candidatas que venían a encontrar maridos entre los españoles de Asunción. Salazar dispuso dividir el contingente. Una parte de la gente y el equipaje embarcó en el bergantín con intención de llegar por agua a Asunción y el resto partió a pie por el Peabirú partiendo por el río Itapocu, senda indígena de más trescientas leguas transitada con anterioridad por Alejo García y Alvar Núñez Cabeza de Vaca. La expedición estaba compuesta por indios porteadores y guías, algunas vacas llevadas por portugueses, curas, oficiales, soldados y la dotación de mujeres que viajaban amparada por Mencia. Es de suponer el sacrificio que significó para la estoica partida sortear mil obstáculos, cruzar enormes ríos, selvas y cordilleras. Salazar y su grupo llegaron a la ciudad de Asunción en octubre de 1555 en medio del júbilo y la algarabía de los antiguos conquistadores, y la sorpresa de algunas mujeres casadas que reencontraron a sus esposos rodeados de vástagos mestizos, algunos de ellos ya adolescentes. Al año siguiente llegaría a destino Mencia Calderón Ocampo, en abril de 1556, con sus hijas, yernos y demás acompañantes. La villa de San Francisco de Mbiazá quedaría abandonada.
Fallecido Fernando de Trejo, María de Sanabria contrajo nuevamente matrimonio con Martín Suárez de Toledo, con quien tuvo ocho hijos. Uno de ellos, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) fue el primer gobernador nacido en el Paraguay. En consideración al tiempo gastado en tan largo periplo terrestre era de esperar que los viajeros que remontaban el río ya estuvieran en Asunción. En realidad, los navegantes subían las corrientes con excesiva lentitud. Fue necesario enviar otra embarcación para prestarles auxilio y acelerar su llegada a destino.
Continuamos con el matrimonio de Don Juan Caballero de Bazán y Sierra y Doña Beatriz de Añazco y Ocampos. Tuvieron entre otros a un hijo que se llamó Don Francisco Caballero Bazán de Añazco, nacido en 1618. Fue Administrador de Rentas. Comisario de la Real Audiencia.
Se casó con su sobrina segunda, Doña Mariana de Vera y Aragón de Irarrázabal y Andía. Ella, era hija de Don Gabriel de Vera y Aragón, primo hermano de Don Francisco Caballero de Bazán y Añazco (sus dos madres eran hermanas, Doña Beatriz y Doña Leonor de Añazco y Ocampos) y Doña Gabriela de Irrazábal y Andía Rojas de Aranda.
Árbol genealógico de Doña Gabriela de Irrázabal y Andía Rojas de Aranda.
Don Juan Rojas de Aranda y Alarcón, llegado al Paraguay con el Adelantado Ortíz de Zárate. Expedicionario con Ortiz de Zárate. Nacido en 1560 en Toledo, parroquia de Magdalena. Hijo legítimo de Juan de Roxas Aranda y de Dª María Gabriela de Alarcón. Hidalgo. Vecino encomendero de Asunción con obligación de sustentar armas y caballo. 1592. Tesorero de la Real Hacienda. 1593.Testigo en la información de Insaurralde. Casó primero con Dª Úrsula Jaques y tuvieron al P. Simón de Roxas, Juan de Aranda, Alonso de Roxas y Alarcón, Dª Ana de Roxas y Dª Francisca de Roxas. En segundas nupcias casó con Dª Francisca González de Santa Cruz y tuvieron al Cap. Alonso de Roxas Aranda, al Licenciado Francisco de Roxas Aranda, Dª Francisca de Roxas, Dª Beatriz de Roxas, Roque González de Santa Cruz, Dª Mariana de Aranda, Dª María de Roxas y Alarcón, Rodrigo de Roxas, Dª Jerónima de Alarcón y Juan de León. Testó en Asunción el 9 de septiembre de 1636. Escribía. Vecino feudetario de Asunción, donde ocupo los cargos de regidor, tesorero de la Real Hacienda y otros.
Don Francisco García de Acuña, bisabuelo de Doña Gabriela de Irrázabal y Andía Rojas de Aranda. Vino a la Asunción, junto al Adelantado Don Juan Ortíz de Zárate.
Quien asistió a la fundación de la ciudad de San Juan de Vera en el año 1588 y fue alcalde de su primer cabildo por nombramiento del adelantado el Licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón. Padres de: 1. JUAN GARCÍA DE ACUÑA 2. FRANCISCO DE ACUÑA 3. PABLO DE ACUÑA, escribano público de San Juan de Vera en el año 1622. Casó con N.N., padres de por lo menos: a) Francisco, nació en el año 1621 y fue confirmado el 23 de septiembre de 1621 4. BALTASAR DE ACUÑA 5. FRANCISCA GARCÍA DE ACUÑA49, contrajo matrimonio en la ciudad de Asunción en el año 1596 con el capitán Juan de Rojas Aranda50, -viudo en 1º nupcias de Ursula Jaques-, natural de Toledo, parroquia de Magdalena, hijo legítimo de Juan de Rojas Aranda y de doña María Gabriela de Alarcón. Padres de 11 hijos.
Erigióse Cabildo en sujetos españoles hijosdalgo, cuyos primeros vocales de justicia y regimiento fueron Francisco García de Acuña, Diego Ponce de León, Juan de Rosas, Martin Alonso de Velazco, Héctor Rodríguez, Alonso González.
García Romero, Francisco (de Extremadura). Nació en 1559 y en Asunción casó con Doña Mariana de Santa Cruz, que aportaron 12.736 pesos de dote. Ambos se avecindaron en Concepción del Bermejo, donde fue Teniente de Gobernador y justicia mayor. A causa de las incursiones de los indios Chacos, se trasladaron a Buenos Aires, donde se ve citado en 1607. En 1610, 1612,1614 y 1617 fue regidor y alcalde en 1615, en 1619 y en 1627 procurador General; alférez en 1615 y 1618. Tuvo larga e ilustre descendencia.
Alcalde de Asunción y alcalde mayor en 1597, luego de haber asistido a la fundación de Corrientes.
Su esposa, Doña María González de Santacruz, bisabuela de Doña Gabriela de Irrázabal y Andía Rojas de Aranda, fue hija del Conquistador Don Bartolomé González de Villaverde nacido en León, España en 1512, y era capitán y escribano real.
Consta que embarcó en una de las once naves de la expedición del adelantado don Pedro Mendoza, que puso rumbo al Río de la Plata el 24 de agosto de 1534. Soltero y joven, se desempeñó como uno de los capitanes de la gran armada conquistadora.
Entre las mil y una desventuras de esta accidentada expedición, Bartolomé González pasó a ejercer la profesión de escribano, dejando a un lado la de soldado, y para obtener las debidas licencias, embarcó a España en abril de 1539, en una expedición enviada en busca de apoyo por Domingo Martínez de Irala, que asumiera el mando de los pocos españoles sobrevivientes en Asunción. Partió de regreso con 25 años, el 2 de noviembre de 1540, con su título de escribano real y público, oficio que ejerció hasta el fin de su vida.
Como señala Carbonell: “Al destacar aquellas características fundamentales del escribano, comprenderemos sus requisitos y ponderaremos el ambiente en el ejercicio de su profesión. Asimismo, el influjo de su carácter y su modo de expresarse en sus propios hijos: desde la alternancia de la vida militar y la de escribano, hasta el castellano, gramaticalmente correcto con la palabra precisa, peculiar de los escritos del P. Roque González de Santa Cruz, o la capacidad para adecuarse a personas de muy diversa condición”.
La madre mestiza.
En contraste a los sólidos datos sobre Bartolomé González antes de su casamiento, en España y América, sobre María de Santa Cruz apenas se tienen datos que no sean los relacionados a su matrimonio y a los procesos posteriores relacionados a los diez hijos de la familia González de Santa Cruz.
Carbonell ha encontrado vínculos documentales en procesos en los que el escribano Bartolomé González actúa de oficio a favor de Pedro de Santa Cruz, ambos miembros del primer grupo de expedicionarios que vinieron con Mendoza.
Esta estrecha relación está corroborada por un documento recientemente descubierto por el investigador correntino Gustavo Sorg: “En la ciudad de Asunción, cabeza de estas provincias y gobernación del Río de la Plata, en 18 de enero 1602, el capitán Francisco González de Santa Cruz solicitó hacer una probanza de los muchos y calificados servicios que Bartolomé González mi legítimo padre hizo en estas provincias y gobernación del Río de la Plata a la majestad del Rey nuestro señor como uno de los primeros conquistadores y descubridores de estas dichas provincias, y por el consiguiente de los que hizo Pedro de Santa Cruz mi abuelo que también fue uno de los primeros conquistadores que vinieron de los reinos de Castilla con el Adelantado y gobernados don Pedro de Mendoza los cuales vinieron de estos dichos reinos a su costa misión”. (Documento N° 12 en el Archivo General de Indias, Charcas 81).
El hermano mayor de Roque declara a Bartolomé González, su padre, y a Pedro González de Santa Cruz, su abuelo, compañeros de la primera expedición de don Pedro de Mendoza. Es sabido, por un lado, que a los españoles solteros de dicha expedición que aparecieron por primera vez en Asunción, los caciques les ofrecieron sus hijas, con lo que la conquista se impuso más por vía del cuñadazgo que de las armas. Por otro lado, dadas las características riesgosas de estos viajes, de hecho, la mayor parte de los expedicionarios eran solteros.
Según las investigaciones de Carbonell, del mismo Bartolomé González consta descendencia fuera de su posterior matrimonio y es altamente probable que Pedro de Santa Cruz haya tenido asimismo su propia descendencia en Asunción. Teniendo en cuenta el viaje de Bartolomé González a España, sumado al hecho de que se casó con cuarenta años, según Carbonell hubo suficiente tiempo para que una hija de Pedro de Santa Cruz, nacida en Asunción, tuviera la edad suficiente para ser desposada por su compañero de viaje, el ya escribano Bartolomé González. El hecho de que éste se haya casado más bien tarde, no era una práctica rara, ya que los varones solían establecer unas bases económicas sólidas antes de hacerlo; de hecho, el hijo mayor de la familia, Francisco González de Santa Cruz, siguió la costumbre de su padre al casarse después de los cuarenta años. El promedio de edad de las mujeres para el matrimonio, sin embargo, estaba entre los 17 y 18 años.
Supuestos estos datos, se nos impone de manera más que probable que María de Santa Cruz haya sido engendrada por Pedro de Santa Cruz y la hija de un cacique guaraní, rango que se podía equiparar a la nobleza, con lo que Roque González tendría raíz bien plantada en la cultura guaraní, por la sangre de su madre y de su abuela.
La familia
Los hijos del matrimonio González de Santa Cruz eran diez hermanos, siete varones y tres mujeres: María, Francisco, Diego, Mateo, Bartolomé, Mariana, Pedro, Roque, una mujer sin nombre conocido y Gabriel. Entre los varones, tres fueron capitanes (Francisco, Diego y Bartolomé) y cuatro sacerdotes (Mateo, Pedro, Roque y Gabriel). La familia usufructuaba el beneficio de la concesión de tierras, con el servicio personal de indígenas asignados por encomienda.
Como nos dice Carbonell: “El modo de tratar a los indios del servicio dependía de cada familia. En el hogar de los González de Santa Cruz, familia numerosa, con la chacra y el viñedo en Tacumbú, cerca de Asunción, la convivencia con los guaraníes era cotidiana. Por la conducta de los diez hijos, el conocimiento de la lengua guaraní, la capacidad y el hábito de trabajo personal, la colaboración entre ellos y el respeto a la vocación y responsabilidad específica de cada uno, no dudamos en admirar a los padres, y más, en particular, a María de Santa Cruz, la madre entregada en el anonimato de la vida hogareña cotidiana y, como muy probable indicamos, con sangre guaraní en sus venas”.
La sangre no es agua
Son conocidos el gran amor y el compromiso irrenunciable a favor de los guaraníes que Roque González manifestó desde temprana edad. Su primera misión apostólica como sacerdote diocesano fue entre los guaraníes de la región del Mbaracayú, de la que volvió para ser párroco de la catedral de Asunción. Sin duda, uno de los motivos que llevaron a Roque a dejar de lado un brillante futuro eclesiástico y unirse a los jesuitas para iniciar la experiencia de las reducciones en el Paraguay fue una opción muy definida por la causa de la evangelización de los indígenas.
Su gran dominio y elocuencia en el uso del guaraní, junto con la fuerza de su determinación por catequizar, organizar y defender a los guaraníes de la voracidad colonial, por un lado, y de la rapacidad esclavista de los bandeirantes, por otro lado, no hacen sino reforzar la idea de que en su corazón corría sangre guaraní.
Alberto Luna S.J.
La esposa de este conquistador Don Bartolomé González de Villaverde, fue la mestiza Doña María de Santacruz, quien nació sobre 1538. Al parecer tenía 15 años cuando se casó. Era hija del también Conquistador Capitán Don Pedro de Santacruz, toledano, nacido en 1510. Vino con el Adelantado Don Pedro de Mendoza. La madre de Doña María fue Francisca, una india guaraní, hija de un cacique.
Don Antonio de Irrazábal y Acuña, padre de Doña Gabriela de Irrazábal y Andía Rojas Aranda, descendiente de los anteriormente citados, era también capitán y al parecer de Chile quien sobre principios de 1600 llega al Paraguay y se casa con Doña Francisca Rojas de Aranda, hija del ya citado Don Juan Rojas de Aranda y Alarcón.
Retomamos con Don Francisco Caballero Bazán de Añazco y su esposa Doña Mariana de Vera y Aragón de Irrazábal y Andía. Estamos ya a principios del 1600 y en Paraguay.
En 1657 tienen a Don Antonio Caballero de Añazco e Irrazábal, quien desde 1685, con 28 años hasta 1706 es Regidor del Cabildo de Asunción. Tenía el grado de capitán. En 1699 y en 1706 es además de Regidor, Alcalde Ordinario de Primer Voto. Obviamente como descendiente de conquistadores españoles le correspondía ese papel. Se casó con Doña María Dominga Villagra Osorio. Sobre 1677 tienen entre otros hijos a Doña María Bartolina Caballero de Añazco. Muere en el año 1706.
Su hija Doña María Bartolina se casa con Don José de la Peña Rojas Aranda. Hasta ahora se ignoran los antepasados de este Don José, pero evidentemente por linea materna pertenece a la opulenta casa de los Rojas de Aranda, ya establecidos desde hace décadas en la región y como hemos visto descendientes de los primeros conquistadores. Sí se sabe que fue regidor.
Tienen como hijo a Don José de la Peña Caballero de Añazco. Era capitán. Se casa con Doña Petrona Fernández de Valenzuela. Era hija del capitán Don Salvador Fernández de Valenzuela (1668-1753), de Tenerife, en España y de Doña Clara de Avenaño y Guzmán.
Don Salvador, se estableció en Paraguay antes de 1700. Se dedicaba al comercio de la yerba-mate. Vivió en un principio en Asunción, pero luego se trasladó a las nuevas tierras del sur de Caañabé. Murió en 1753 en su quinta del valle de Mburicaó.
Contrajo matrimonio con Clara de Abendaño y Guzmán (o Guzmán y Abendaño), hija del capitán Francisco de Abendaño, natural de Buenos Aires, y de la paraguaya doña Mariana de Rojas y Guzmán.
Sargento Mayor. Tuvieron diez hijos, de los cuales llegaron a la edad adulta cinco hermanos varones y tres mujeres. Las hijas fueron María Ángela, Petrona (casada con José de la Peña y madre de María del Carmen Peña) y Rosa Fernández de Valenzuela Avendaño. Rosa casó con José del Casal Sanabria. Fue madre de José y Ana del Casal Fernández de Valenzuela, casados respectivamente con Rosa Agustina Gamarra Caballero de Añasco y con el Comandante de Caballería Ligera Fernando Antº de la Mora.
Un hijo de Salvador fue el maestro Antonio Fernández de Valenzuela, ordenado posiblemente en 1744 y fundador de la localidad de Valenzuela, en la Cordillera paraguaya.
Otro hijo, el que perpetuó el apellido, fue el capitán José Fernández de Valenzuela. Fue Alcalde Ordinario (¿de Asunción?) en 1763 y padre de Domingo Valenzuela, que simplifica el apellido y fue uno de los mayores propietarios urbanos de Asunción, dejando una larga descendencia.
sábado, 4 de marzo de 2017
UNA SAGA EN EL COMIENZO DE VASCONIA.
La familia de mi esposa de apellido Isasi, son oriundos de Elorrio en Vizcaya.
El tatarabuelo.
Su tatarabuelo materno, uno de ellos, fue el General don Juan Bautista de Egusquiza Isasi, paraguayo y que llegó a obtener la presidencia de ésta República desde 1894 hasta 1898.Antepasados de estos Isasi.
La madre de don Juan Bautista fue Doña Juana Isabel Isasi Rodas, nacida en 1824 y muerta en 1912.Ésta fue hija de Don Carlos José Isasi Peña, nacido el 4 de noviembre de 1778 en Paraguay.
Es mediante éste hombre que llegamos a Vizcaya, puesto que su padre fue el que emigró desde Elorrio, en Vizcaya hasta Indias. Su padre se llamaba Agustín Julián Isasi Barriozábal, nacido en 1738 y ya para 1768 estaba en América dedicándose primero a los negocios y después a la ganadería y a la Hacienda.
Pero como se trata de ir yendo hacia atrás, y después de remarcar que él sería el vizcaíno de la familia, creciendo en la casa solar de su apellido en Elorrio.
Sus padres fueron Don Juan Pérez de Isasi Barrutieta, (1694-1776), hidalgo, de oficio, escribano de número y real, además de secretario del ayuntamiento, y su esposa, Doña Josefa Barriozábal, nacida en 1711. Aparece así su apellido pero su grafía correcta sería Berriozabalbeitia.
Villa vizcaína de Elorrio.
Es de ella, que continúa nuestro enlace. Sus padres son de la casa de Berriozabalbeitia y Aguirre. La familia Berriozabalbeitia aparecen como Hijosdalgos, cristianos viejos, vizcaínos de origen y descendientes de la casa o casería solar original, infanzonada y de las armerías de esos apellidos, situada en la cofradía de San Bartolomé de Miota. El padre fue Don Manuel de Berriozabalbeitia y Cearsolo, por otra parte, bisabuelo de Manuel Plácido de Berriozalbeitia y Berrio, Conde de Valle Hermoso. Caballero de la Orden de Carlos III. Catedrático de Granada y Oidor de Perú.
La esposa de este Don Manuel de Berriozabalbeitia fue, Doña Ysabel de Azkarretazabal y Aguirre, nacida alrededor de 1680. Pasemos a este linaje.
Ejemplo de indumentaria vasca.
Los Aguirre o Azkarretazábal.
Olvidando el caserío de los Berriozalbeitia, hablamos de Aguirre o Azkarretazábal y pasamos de Elorrio a Arkarazo-ARETXABALETA, en Guipúzcoa.
De Elorrio pasamos hacia el sur, en Aretxabaleta.
Eskoriatza.
Los padres de Ysabel fueron Juan Aguirre, nacido en 1649 y Doña Sebastiana de Garagarza. Continuando con Aguirre llegamos a sus padres, que fueron, llegando ya al 1617, otro Juan Aguirre y Galarza, y su esposa, Doña María Aguirre Areano.
Continuando con el Juan Aguirre, llegamos a sus padres: Don Pedro Ochoa Askarretazabal Ocaranza, nacido en 1587, y Doña Ana Galarza.
Los Ocaranza.
Escudo de los Ocaranza.
Significado: El apellido Ocarança u Ocaranza (Okarantza) significa "abundancia de ciruelas" (okaran = ciruela; za = sufijo abundancial).
2) Casa solar: En la anteiglesia de San Miguel Arcángel de Apotzaga, municipio de Eskoriatza, en el Valle de Lenitz, Gipuzkoa. Los Ocaranza era una de las familias principales de Apotzaga. En el último tercio del siglo XV vivía en Apotzaga Lope Fernández de Ocaranza, Señor de la Casa Solar Armera de Ocaranza.
3)
Armas: De plata, con tres lobos de sable, lampasados de gules y puestos
en palo (uno sobre otro). Bordura de gules con ocho veneras de oro.
Dejamos de nuevo a los Aguirre o Askarretazábal y nos concentramos en los Ocaranza. Don Pedro Ochoa Askarretazábal Ocaranza es hijo de Don Pedro Ochoa Askarretazábal y de Doña María de Ocaranza, nacida en 1551.
Doncella vasca.
Como obsevamos en el recuadro siguiendo con María Ocaranza llegamos por parte paterna a los Señores de la Casa Armera de Ocaranza y por parte materna a la de Arcáraso de Mondragón sin muchos detalles de esta familia.
Por la parte de los Ocaranza se puede decir que este linaje es guipuzcoano, y tuvo casa solar en la anteiglesia de Apózaga, jurisdicción de Escoriaza .En el último tercio del siglo XV vivía Lope Fernández de O., nacido sobre 1460, Señor de la casa solar armera de Ocaranza en la mencionada anteiglesia, que fué comprendido en la Real carta de amparo y defensa expedida en Valladolid el 7 de Noviembre de 1497 a favor de los vecinos del valle de Léniz designados en la misma, contra las exacciones del Duque de Nájera y sus criados. Contrajo matrimonio con doña Estibaliz de Arcaraso, y ambos cónyuges testaron en su casa solar el 19 de Enero de 1509 ante Juan Martínez de Echave, declarando que, a la vez que ellos, se casaron en trueque sus respectivos hermanos Pedro de Arcaros, Señor del palacio de Arcaraso, y doña Marina Fernández de O., por lo cual pertenecía a doña Estibaliz la legítima de esta última, e instituyeron herederos a sus hijos, confirmando al primogéntido la mejora de tercio y quinto que le fué hecha por contrato de capitulaciones matrimoniales. Esos hijos se llamaron: Juan Fernández de O. y Arcaraso, que sigue, Pedro Fernández de O. y Arcaraso, y María López de O. Juan Fernández de O. y Arcaraso fué Señor de la casa solar de Ocaranza y casó con doña Catalina de Eraña y Otálora (hija de Juan Ruiz de Eraña y de doña María López de Otálora y Galarza, Señores de Rañogoiti), naciendo de esa unión, entre otros: Juan Fernández de Ocaranza y Eraña, segundo del nombre, y Blas Fernández de O. y Eraña, esposo de doña María Ruiz de Zabala.
Continuando la rama por Doña Catalina de Eraña y Otalora , nacido sobre el 1500, podemos decir que el linaje Ocaranza emparentó con los de Eraña y Otalora y lo hizo mediante Don Juan Ruiz de Eraña, Señor de Erañagoiti. Esto se produjo mediante el enlace matrimonial con Doña María López de Otalora y Galarza.
EL LINAJE OTALORA.
Casa-torre de los Otalora.
Escudo de los Otalora.
Estamos a principios de 1500. El padre de Doña María López de Otalora, Don Martín Ruiz de Otalora, quien es heredero de la Casa de Otalora. Casa con Catalina de Galarza y Ayala. Posteriormente también hablaremos de estos antepasados.
Yendo hacia atrás tenemos a los padres de Don Martín, Don Juan Ruiz de Otalora y Doña María Martínez de San Pelayo.
Testó en 1479. Sr. de la Casa de Otalora ,vecino de Léniz en 1461. Fue Criado y Camarero del Rey Católico y de su Cámara Real. Recibió del Rey una espada usada por él, que quedó vinculada a la familia.
Llegamos a Don Pedro Ruiz de Otalora, nacido sobre el 1400, Señor de esta casa, en tiempos de D. Juan II de Castilla. Caballero Hijodalgo, descendiente de las Casas de Galarza y Ayala del Señorío de Vizcaya. Su esposa, Doña Antonia Pérez.
Antiguamente acostumbraban los Otalora a dar una fiesta el 12 de mayo, Santo Domingo de la Calzada.
A Continuación vamos a seguir la rama hacia atrás de Doña Catalina de Galarza quien dijimos que emparentó con los Otalora.
LOS GALARZA, LOS CORTÁZAR Y OTROS.
Era hija de Don Sancho López de Galarza y de Doña Teresa Díaz de Ayala, (ver apartado 3) .Don Sancho López de Galarza Gortázar, fue Señor de la Casa de Galarza y de su torre en Arechabaleta, en sucesión paterna y Patrono de Galarza y Mendiola.
Banderizo. Alcalde de la tierra de Léniz en 1440 y 1452.
Fundó tres mayorazgos (uno para cada hijo) el 26 de octubre de 1450 y testó el 6 de noviembre de 1477, con codicilo de 25 de septiembre de 1478. Casó con Teresa Díaz de Ayala, nieta del Canciller de Castilla Pedro López de Ayala.
La imponente casa-torre de Galartza, en el barrio atxabaltarra del mismo nombre, data del siglo XIV. Es una edificación de gran renombre en la historia del valle, tanto por su linaje como por la historia de su señor Gonzalo López de Galarza (S. XIV) que perdió a sus tres hijos en las luchas que sostuvo contra Don Pedro de Garay, Conde de Oñati, señor del valle de Leniz y enemigo de los Galarza. El escudo de los Galarza data de 1556, fecha en que se liberó el Valle: un árbol seco en plata entre las letras G y A en oro y un oso empinado al árbol. Esta torre tiene un gran valor histórico-artístico. Pertenece a una tipología edificatoria que tuvo una gran repercusión en nuestro territorio durante la Baja Edad Media e inicios de la Edad Moderna.
Casa-torre de los Galarza en Aretxabaleta.
Fotografía antigua de la casa torre de los Galarza.
Otra vista de la casa torre.
Escudo en piedra de los Galarza.
Escudo de los Galarza.
Don Lope García de Cortázar fue el que emparentó con los Galarza.
Él ya era descendiente de la casa de Cortázar o Gortázar.
El padre de Don Lope, fue Don Rui García de Cortázar, Señor y Pariente Mayor de la Casa de Gortázar en el Valle de Arratia, (ver apartado 2). Casó con Luisa de Abendaño y Urquizu, hija del Señor de Urquizu. Probablemente este Señor de Urquizu fue Juan de Abendaño, III Señor de Villarreal de Alava y de Urquizu, Ballestero Mayor, que casó con Teresa Manrique de Lara y que falleció en 1436: no parece que sea así, pues no se corresponden las fechas]. El de Abendaño es uno de los linajes vascos más antiguos, con noticias suyas desde el año 1090. Su origen es alavés. Al oeste de Vitoria estaba la aldea de San Martín de Abendaño, con su iglesia, de donde toma el nombre este linaje. En el siglo XIII los Abendaño arraigaron en Vizcaya , en el Valle de Arratia, para volver a asentarse en Alava en el último tercio del siglo XIV, concretamente en Villarreal de Alava. Su influencia fue poderosa en todo el País Vasco hasta finales del siglo XVI y luego declinó rápidamente.
Nació hacia 1380. Llamado “el Caballero”. Señor y Pariente Mayor de
la Casa de Gortázar en el Valle de Arratia y Preboste de Villaro. En
esta época los Gortázar estaban ya establecidos en Villaro. Enajenó el
Palacio de Gortázar al Señor de Villarreal, su cuñado. Casó con LUISA DE
ABENDAÑO Y URQUIZU. Según otros autores casó con Berenguela Hurtado de
Mendoza, probablemente en un segundo matrimonio.
La rama de los Abendaño Urquizu.
Don Juan de San Juan Abendaño: Don Tello, hermanastro de Pedro I de Castilla, fue el nuevo señor de Vizcaya, tras esposarse con Juana Núñez de Lara y Díaz de Haro. En un primer momento se mantuvieron los lazos de amistad con el Pariente Mayor de la Casa de Urquizu, Juan de Avendaño, que en 1353, al unísono con su hermano Juan de San Juan de Avendaño, acordó con el concejo de Bilbao una tregua perpetua de no agresión entre ambas partes sobre razón de muertes é quemas é fuerças é robos é otros maleficios que han acaecido de la una parte con la otra sobre que se habían dado querellas de ambas las dichas partes é por se quitar de enemistades peleas maldades é otras ocasiones é daños que sobre ellos solia recrecer e a mi venia deservicio que eran avenidos de poner entre si paz e seguranza e tregua e fin. En 1355 los partidarios del infante don Juan de Aragón reclamaron el señorío de Vizcaya, pero fueron derrotados en las Encartaciones y en Ochandiano, donde se hallaban dirigiendo la resistencia Juan Hurtado de Mendoza y Juan de Avendaño. El 21 de junio de 1356 Juan Pérez de Avendaño es mencionado el primero de los caballeros, escuderos, fijosdalgo de Vizcaya que se compromete a aceptar como señor de Vizcaya al rey don Pedro I de Castilla, en el caso de que don Tello rompiera sus lealtades hacia el monarca castellano. Por entonces la tensión política existente en Castilla era enorme. La nobleza estaba dividida debido a las decisiones políticas y personales adoptadas por Pedro I.La rama de los Abendaño Urquizu.
LOS ABENDAÑO.
Don Martín Roiz de Abendaño: Padre del anterior. Heredero de Urquizu. Un cambio bastante radical respecto a la situación precedente debió producirse en la primera mitad del siglo XIV. El matrimonio de Martín Ruiz de Avendaño y Mencía de Guevara es la punta del iceberg del reconocimiento del ascenso social del linaje. Sobre el particular resulta llamativo que don Fernán Pérez de Ayala no hiciera mención a Martín Ruiz de Avendaño en la redacción de su genealogía. Máxime si se tiene en cuenta que ambos tuvieron a los Guevara entre sus antepasados comunes y que el padre del Canciller Ayala era pariente de los Gamboa, debido a que su solar originario procedía de la unión matrimonial de Ruy Pérez de Ayala —tío abuelo de don Fernán— y doña María Pérez de Avendaño. Fernán Pérez de Ayala no debió simpatizar demasiado con los señores solariegos de la Casa solariega de Urquizu y sus primos de Aramayona, que apoyaron a Sancho García de Murga en sus pretensiones de heredar la Casa solariega de Quejana en Ayala. En cualquier caso, el enlace conyugal contraído entre don Martín Ruiz de Avendaño y doña Mencía de Guevara fue ventajoso para ambos.
Miembro del linaje de la Casa de Guevara, señores de Guevara y de Oñate, como era facilitó la promoción de la Casa de Urquizu entre el resto de las principales familias nobiliarias del reino de Castilla. A su vez su buena sintonía con el señor de Vizcaya, don Juan Núñez de Lara y su mujer doña María Díaz de Haro, pues doña Mencía de Guevara fue aya de su hijo don Nuño en 1351, convirtieron a Martín Ruiz de Avendaño en uno de sus más fieles servidores en el Señorío.
El propio Martín Ruiz de Avendaño procedía asimismo de una lejana unión matrimonial entre Pedro Ladrón de Guevara, señor de Oñate y doña María Sánchez de Salcedo. Ahora de nuevo se producía una intersección conyugal de carácter endogámico.Elorrio obtuvo su carta fundacional como villa municipal en 1356, por el infante don Tello, señor de Vizcaya. Aquellos fueros tenían un doble objetivo, por una lado defender el señorío de los continuos ataques los banderizos guipuzcoanos. El otro era el establecimiento de un poder municipal que hiciese frente al poder de los señores rurales.
Un
siglo más tarde tuvo lugar la batalla de Elorrio, en 1468, englobada en el marco
de las Guerras de Banderizos vascongados.
La
Batalla de Elorrio enfrentó a las casas de Ibarra, del bando oñacino, y de
Marzana, del bando gamboino. Junto a los Ibarra lucharon las casas de Muxica,
Butrón, Arteaga, Salazar y Zarate, mientras que en el bando liderado por los
Marzana estaban las casas de Avendaño y sus aliados Sancho y Luis de Velasco,
los condes de Saliñas y Haro, Juan de Briviesca y el refuerzo de 300
mercenarios castellanos contratados al marqués de Santillana.Boda entre bandos oñacinos.
Don Pedro Ortíz de Abendaño:
Padre del anterior.
Nacido en Arratia sobre el 1250. Pobló en Urquiçu [Elorrio, Bizkaia], por quanto las comunidades de Aratia enbiaron por él porque los agraviavan los de Cumelçu e otros escuderos comarcanos. E señoreó Arratia toda e eredóse en ella. E eredó Aramayona por don Pero Ortiz, su tío, hermano de su madre, que morió sin fijos legítimos, que era fijo de don Pero Ortiz el Viejo. Este Pero Ortiz de Avendaño casó con fija de don Martín Roiz de Gautiques.
Don Juan Pérez de Abendaño: III Señor de Aramayona, Urkizu y Arrieta. Padre del anterior. Nacido sobre 1220.
Don Pedro Martínez de Abendaño: Arcipreste de Álava. Padre del anterior. Nacido sobre 1190 en Abendaño, Álava. Según cuenta la leyenda, a los dos años de edad un ama lo salvó de la matanza general de todos los de su linaje y lo llevó a Arratia (Vizcaya), donde lo crió don Sancho de Galdaçano. Recibió las órdenes sagradas y llegó a ser arcipreste de Álava. "E tomó por mançeva una fija de don Sancho Garçía de Çurbano, nieto del Señor y Conde de Vizcaya, Don Sancho.
El historiador muñatón Lope García de Salazar escribió así este otro relato en su segundo libro y nos da más información sobre Sancho de Torrezabal y Galdakano II, primer propietario conocido de Tosebando: “En el año que la villa de Vitoria (fundada en 1181) era del reino de Nabarra (antes del año 1200), havia una linaje de caballeros en una aldea cerca de ellas que llamaban e llaman agora San Martín de Avendaño, que eran poderosos en la comarca, e fasian continuamente muchos enojos a los pobladores de Vitoria, de lo cual todo el dicho concejo se enviaron querellar al rey de Nabarra, su señor, e fallaronlo en una huerta mirando con algunos caballeros que estaban con él, como le dieron su querella, tomo él una espada al mensajero dellos e corto con ella unas dies cabezas de verzas e dixoles “los de vitoria sodes para poco que a los que asi vos fatigan debriades les facer como yo fise estas berzas”. Con esto se fueron a la dicha villa e acordaron en aquello, todo el pueblo levantaronse una noche e fueron sobre aquellos caballeros de Abendaño que allí fasian su vivienda, e sus palacios e heredamientos que estaban descuidados, e quemaronlos e mataronlos a todos con fijos e mujeres con toda su generación, sino un mozo, hijo mayor dellos, lo saco de noche envueltos en sus vestiduras, e fuese con él a Arratia, e criollo allí Don Sancho de Galdacano, hijo del caballero de Galdacano Galdacano, e seyendo ya ome, ovo convención con la dicha villa que tomase orden de la iglesia, que no curase de fecho de caballería e que entrase en la tierra, e fisieronlo arcipreste de Alva, e salió omo para mucho, e tomo por manceba un fija de Don Sancho García de Zurbano…e fizo en ella a Juan Pérez de Abendaño”. La torre de los Abendaño fue bombardeada en la guerra española de 1936, se conserva en Meatzeta su escudo en el caserío adyacente junto al reformado puente de Puentelatorre.
Don Martín Pérez de Abendaño: Padre del anterior. Nacido sobre 1160. Además el relato de don Fernán tiene otras novedades que conviene destacar. En primer lugar, el fundamento de la casa de Urquizu tendría su origen en Pedro Pérez de Avendaño y Juana Sánchez de Zurbano, frente a Lope García de Salazar que los identifica como Pedro Ortiz de Avendaño y Pascuala Sánchez de Zurbano. En segundo lugar, presenta a don Martín Pérez de Avendaño, el abuelo de Pedro Pérez, como dueño de San Martín de Avendaño, cuya iglesia monasterial y los derechos a ella anejos le habrían sido donados por su padre don Pedro Ladrón de Guevara, señor de Oñate.
Don Pedro Ladrón de Guevara: Padre del anterior. Nacido sobre 1130. Conde de Oñate. Esposo de Doña María Sánchez de Salcedo, hija de Don Sancho García de Salcedo, 5 Señor de Ayala.
Don Vela Ladrón: Padre del anterior. Nacido sobre 1110-1174. Conde de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Fue un noble del Reino de Navarra en la época de Sancho VI el Sabio. Solía firmar sus documentos como conde Vela de Navarra.
Durante la ofensiva de 1173 de Castilla, Alfonso VIII de Castilla sustituyó a Vela Ladrón y devolvió el señorío de Vizcaya a Diego López II de Haro, perteneciente a la familia noble que se habían demostrado reiteradamente procastellana.
Don Ladrón Iñíguez: Padre del anterior. Señor de Guevara. Fallecido en 1155.
Denominado «Ladrón de Navarra» y en sus escritos como princeps navarrorum (príncipe de los navarros), fue un noble del Reino de Navarra en la época de los reyes Alfonso I de Aragón (1104-1134), García Ramírez (1134-1150) y Sancho VI el Sabio (1150-1194). También se le conoce históricamente como Ladrón Iñiguez de Guevara, por ser señor de Guevara en Álava.
Perteneciente a la familia de los Vela, era hijo de Íñigo Vela (Enneco Begila) y de Áurea Jiménez. El conde Ladrón gobernó el condado de Álava en tenencia desde 1125 o 1130, y en ocasiones también el señorío de Vizcaya y Guipúzcoa. Fue, además, tenente de Aibar, Leguín y Ugar.
En 1124 se rebeló contra Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, pero tras ser derrotado, se reconcilió con él y aparece a partir de 1125 como tenente de Álava y Estíbaliz, y poco después disfruta de la honor de las fortalezas de Salinas de Añana, Falces y Haro. En 1130, recuperó la confianza del rey hasta convertirse en la principal figura de los territorios que habían detentado Diego López I de Haro y su familia. Como vasallo de Alfonso I acudió a la movilización de la hueste del rey convocada para asediar Bayona (1130-1131) junto a sus hermanos Lope Íñiguez y Fortún Íñiguez. En 1136, Alfonso VII de Castilla invadió las tierras navarras de Álava y llegó hasta la comarca de Estella, donde era tenente el conde Ladrón, quien cayó prisionero y se vio obligado a prestar juramento a Alfonso VII. En septiembre del mismo año, el rey Alfonso le concedió la tenencia de Viguera en la Rioja. Sin embargo, el rey García Ramírez no rompió con la familia del conde, pues los hijos de Ladrón pasaron a gobernar las mismas tenencias que su padre. En la corte castellana se consideró siempre como caballero navarro, de ahí que se refiera a él mismo como Ladrón de Navarra y, años después, que su hijo sea mencionada también como Vela de Navarra. De este modo se explica que Ladrón regresase al reino pamplonés y fuera asignado en sus tenencias (1140), habiendo un año antes ostentando las tenencias de Aibar y Leguín. También había ostentado la tenencia de Inzura (Amescoa Baja). En 1150 figura como señor de Álava y bajo el reinado de Sancho VI se lo vuelve a mencionar como teniente de Aibar. Sus hijos Vela Ladrón y Lope son mencionados en 1135 como testigos, después de su padre y los reyes García Ramírez de Pamplona y Margarita de L'Aigle.
Denominado «Ladrón de Navarra» y en sus escritos como princeps navarrorum (príncipe de los navarros), fue un noble del Reino de Navarra en la época de los reyes Alfonso I de Aragón (1104-1134), García Ramírez (1134-1150) y Sancho VI el Sabio (1150-1194). También se le conoce históricamente como Ladrón Iñiguez de Guevara, por ser señor de Guevara en Álava.
Perteneciente a la familia de los Vela, era hijo de Íñigo Vela (Enneco Begila) y de Áurea Jiménez. El conde Ladrón gobernó el condado de Álava en tenencia desde 1125 o 1130, y en ocasiones también el señorío de Vizcaya y Guipúzcoa. Fue, además, tenente de Aibar, Leguín y Ugar.
En 1124 se rebeló contra Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, pero tras ser derrotado, se reconcilió con él y aparece a partir de 1125 como tenente de Álava y Estíbaliz, y poco después disfruta de la honor de las fortalezas de Salinas de Añana, Falces y Haro. En 1130, recuperó la confianza del rey hasta convertirse en la principal figura de los territorios que habían detentado Diego López I de Haro y su familia. Como vasallo de Alfonso I acudió a la movilización de la hueste del rey convocada para asediar Bayona (1130-1131) junto a sus hermanos Lope Íñiguez y Fortún Íñiguez. En 1136, Alfonso VII de Castilla invadió las tierras navarras de Álava y llegó hasta la comarca de Estella, donde era tenente el conde Ladrón, quien cayó prisionero y se vio obligado a prestar juramento a Alfonso VII. En septiembre del mismo año, el rey Alfonso le concedió la tenencia de Viguera en la Rioja. Sin embargo, el rey García Ramírez no rompió con la familia del conde, pues los hijos de Ladrón pasaron a gobernar las mismas tenencias que su padre. En la corte castellana se consideró siempre como caballero navarro, de ahí que se refiera a él mismo como Ladrón de Navarra y, años después, que su hijo sea mencionada también como Vela de Navarra. De este modo se explica que Ladrón regresase al reino pamplonés y fuera asignado en sus tenencias (1140), habiendo un año antes ostentando las tenencias de Aibar y Leguín. También había ostentado la tenencia de Inzura (Amescoa Baja). En 1150 figura como señor de Álava y bajo el reinado de Sancho VI se lo vuelve a mencionar como teniente de Aibar. Sus hijos Vela Ladrón y Lope son mencionados en 1135 como testigos, después de su padre y los reyes García Ramírez de Pamplona y Margarita de L'Aigle.
Don Iñigo Vélez: Padre del anterior. Casado con Doña Áurea Jiménez.
La Familia Vela o familia de los Velas fue un poderoso linaje feudal de origen visigodo. Establecido en Álava bajo la supervisión del Imperio Carolingio, tenía su origen en el conde Vela Jiménez, enemigo del señor de Castilla Fernán González, por haber desterrado a los miembros de su linaje de sus tierras en Álava. Por esta causa sus descendientes buscarán la venganza para recobrar sus dominios, y dos siglos después asesinarán en León a García Sánchez, último descendiente de Fernán González. La casa nobiliaria estaba ligada a la dinastía Jimena. Desterrados de Álava, tuvieron gran protagonismo e influencia en el Reino de Navarra y León. Mantuvieron por mandato de los reyes de Pamplona y Navarra a lo largo de tres generaciones, las tenencias en Álava y Guipúzcoa. En 1200, cuando Alfonso VIII de Castilla conquistó y ocupó Álava y Guipúzcoa, fueron substituidos los Vela por los descendientes del antiguo conde navarro de Vizcaya, Lope Íñiguez. Mantendrían a lo largo de los siglos el señorío de Guevara y el condado de Oñate, que constituirían sus principales señas de identidad, encabezando el partido gamboíno durante las Guerras de bandos. Respecto a León, recibieron del rey Alfonso V muchas tierras en las Somozas de Oviedo, alcanzando al poco tiempo una gran influencia en la corte, donde ostentaron cargos de gran relevancia política.
Los Vela y Vélaz, de origen germánico, habían llegado a Álava para combatir a los sarracenos en las expediciones de Carlomagno. Tenían su patrimonio más importante en Valdegovia. Según el estudio más amplio sobre el entronque familiar de los Velas, se acepta la tradición del origen vinculado a la aristocracia goda y no nativos de la zona, pues habían llegado a territorios vascos con las expediciones del Imperio Carolingio. Eran descendientes de un personaje llamado Vela Jiménez que en los años 882 y 883, había defendido los pasos de Haro y participado en la batalla de Cellorigo, frente a los musulmanes. El historiador Balparda, pensaba que podría ser un hermano de Íñigo y García Jiménez, caudillos del territorio navarro y descendientes quizá del conde García el Malo de Aragón. Su hijo, Momo Vela, ocupó Pancorbo y Haro venciendo a los musulmanes, titulándose conde de Álava en el año 915. En tiempos de Fernán González que reunió en su persona los condados de Álava y Castilla, se sabe que era jefe de la familia el conde Vela Núñez.
La política unificadora del castellano Fernán González en el año 940, pero más aún, su alianza con la nueva dinastía real navarra por su matrimonio con la infanta Sancha Sánchez, viuda reciente de Álvaro Herraméliz,conde de Lantarón y de Álava, condujo a serle ofrecida la titularidad oficial del condado alavés también a éste y a la expulsión de los poderosos Vela emparentados con la dinastía reinante, para menoscabar sus bases de presión sobre la política de la reina viuda Toda durante la crisis que supuso en esa década la regencia sobre su hijo, forzándolos a buscar refugio en la corte del califa cordobés Abderramán III, emparentado con Toda, que era su tía.
Para ello tenían que idear un plan, según la crónica castellana: ..salieron los fijos del conde don Vela del palacio, é fuéronse para la posada de Íñigo Vela, é hobieron ende su consejo malo é falso, de cómo matasen al infante don García. E dijo Íñigo Vela: "Yo sé bien en qué guísa le matarémos, é qué razón é achaque podemos levantar para ello. Alcemos un tablado en medio de la rua, é los caballeros castellanos, como son homes que se pagan desto, querrán ende venir á solazarse, é nos volvéremos con ellos pelea sobre el lanzar, é matarlo-hemos ende", é así fue fecho. E los traidores, luego que lo movieron, mandaron cerrar las puertas de la villa, porque non podiesen entrar nin salir ningunos. Los caballeros castellanos y leoneses se encontraban celebrando torneos, y cuando se supo la noticia los asesinos ya habían huido sin que ninguna mano se levantase ya para castigarlos, representando el soporte para la expansión territorial del Navarro por Castilla, con el propósito de crear un gran Estado Vasco-Castellano, en el que los Velas recobraran la posición privilegiada que ocuparon primitivamente. El motivo del asesinato de los Velas al infante García se debió por ser esta familia el brazo armado de Sancho el Mayor, que representaba el soporte para la expansión territorial del Navarro por Castilla, con el propósito de crear un gran Estado Vasco-Castellano, en el que los Velas recobraran la posición privilegiada que ocuparon primitivamente en Álava.
Dispuestos al combate y cambiando de lealtades con la esperanza de recobrar sus tierras alavesas, los miembros de esta familia se mezclaron en la política de Castilla, Navarra, León y Córdoba, siendo uno de los clanes más poderosos de la edad feudal. Su mayor núcleo lo formaron en León, desde donde pasarían posteriormente al reino de Navarra.
«Pues las historias, que de las cosas del Conde don Sancho tratan, dizen que tres cavalleros vassallos suyos, hijos de don Vela de Nagera, que se dezian, don Rodrigo Bela, que fue padre de pila del Infante don García, hijo del Conde, y sus hermanos don Diego Bela, y don Yñigo Bela no queriendo reconocer vassallaje al Conde don Sancho su señor, les fue forçado, desnaturarse de Castilla, y passar a tierras de Moros. Donde tampoco no queriendo, o no pudiendo estar, acudieron al Reyno de León, y el Rey don Alonso los acogio bien, dandoles tierras en las Somacas, en que pudiessen vivir.».
Álava: A lo largo del siglo XI, se documenta a ciertos miembros que se quedaron en sus tierras natales. Algunos son Gonzalvo Vela de Petriquiz (Gonzalvo Veila de Veitriquez), Jimeno Vela de Alaiza (Eximino Veila de Alaiza), Vela García de Sallurtegui (Beila Garceiz de Salurtegui), García Vélaz de Arana (Garsia Beilaz de Arana), Vela de Cembrana (de Zambrana), Domenico Vélaz de Vascunnuellas (de Basquiñuelas), García Beilaz de Apodaca o Gonzalo Veilaz de Lacorzana. En el año 1115, la Señora Reyna Doña Urraca celebró un Concilio Provincial en Oviedo, al que asistieron muchos nobles, entre los que firman el Conde Rodrigo Vélaz (Vélaz es patronímico de Vela), Beremundo Vélaz, Vela de Pelayo, Sancho Vela, Beremundo Vela y Martín Vela, todos de la misma familia alavesa.
Castilla:
Portugal: Después de su destierro, los Velas fueron en número importante a Portugal, Valle del Mondengo.
Navarra:
León y Córdoba: Este Froila consiguió en 958 que el nombre Vela adquiriera siniestra reputación en aquellos años, por luchar miembros de esta familia contra los castellanos de fe cristiana, recrecida cuando volvió el año siguiente con los cordobeses que atacaron León. Froila Vela, el mismo que al mando de un ejército musulmán había luchado contra Castilla, pasó a León y llegó a ser mayordomo real del rey Leonés. Con él aparecería un Veila Oveconi en el año 944, un Veila Enneconi en 999, mientras comenzaba otro enfrentamiento del conde de Castilla, Sancho García, y el Rey de León Alfonso V. Este enfrentamiento, renovación de otros, propició una nueva ola de emigración de algunos Vela de Castilla a León. Del conde Vermudo Vélaz, descendió tras tres generaciones Vela Gutiérrez, mayordomo mayor de León, y padre de Ponce Vela de Cabrera cuyo hijo, Pedro Ponce de Cabrera, es el origen del apellido Ponce de León, del que descendió el conquistador Juan Ponce de León, quien dio su nombre a 'la Florida'.
Alfonso V de León tuvo que padecer siendo niño la muerte de su padre, Vermudo II, en 999. Su madre y regente, Elvira, lo declaró, bajo en 1007 mayor bajo la presión de los Velas, clan más poderoso del reino leonés desde que Froila Vela fuese mayordomo. Visto que sus posibilidades de recuperar sus tierras alavesas se iban desvaneciendo, planearon asesinar al último descendiente de Fernán González, el conde García. «Salieron los fijos del conde Vela del palacio, é fuéronse para la posada de Íñigo Vela, é hobieron ende su consejo malo é falso de cómo matasen al infante don García. E dijo Íñigo Vela: Yo sé bien en qué guisa lo matarémos, é qué razón é achaque podemos levantar para ello. Alcemos un tablado en medio de la rua, é los caballeros castellanos, como son homes que se pagan desto, querrán venir a solazarse, é nos volverémos con ellos pelea sobre el lanzar, é matarlo-hemos ende, é así fue fecho. E los traidores, luego que lo movieron, mandaron cerrar las puertas de la villa, porque non podiesen entrar nin salir ningunos...». Los poetas narraron con literaria exageración la venganza de la novia, haciendo que el rey navarro quemase en Monzón a los autores del crimen. Así y según la tradición, los Vela fueron quemados por el rey de Navarra en Monzón, algo que no tiene fundamento histórico. Si bien a partir del crimen no vuelven a aparecer en documento alguno Leonés, hay datos para pensar que Rodrigo Vela pasó a Galicia, donde un conde Rodericus Velaci aparecía comprometido en 1118 en unas revueltas en Santiago de Compostela. Y por el nombre y fechas bien pudiera ser nieto del Vela del crimen de León. Tampoco fue quemado Íñigo, pues en 1032 vendía una viña en Grañón, y su hijo Ladrón Vélaz aparece en la corte de Alfonso VII. Si con el crimen de León los Vela pedieron en aquella corte su extraordinaria influencia, aún seguían figurando en las crónicas; como Rodrigo Vermudez, hijo de Vermudo Vela y Anaia Velidiz, y Juan Vela, que escaparon de León por su intromisión en las guerras civiles de la época. A finales del siglo X, ya no eran los Velas de mucha relevancia política en Castilla. Según el cartulario de San Millán, el año 927 se encuentra a Jimeno Vélaz (Vélaz, forma ésta con la terminación Ez o Iz que se atribuye a la deformación castellana, indicando "hijo de"), armiger del rey García de Navarra, o Gonzalo Veila, simple sayón de Salinas de Añana en Álava. Más tarde a un Munio Veilaz (Nuño Vélaz) en 991 y otro Fernado Veilaz en 1003, en carta de Sancho García. Sancho el Mayor de Navarra, el gran beneficiado del crimen de León, reconstruyó el condado de Álava, dando título de este a Munio González, hijo de un Gonzalo Muñoz de la familia Vela, como lo probarían los nombres de sus descendientes conocidos: Vela Muñoz, Tello Muñoz, Vela Tellez, Vela González. A partir del siglo XI, los Velas volverían a aparecer cerca del condado alavés, muy involucrados en la política navarra. Vela Aznar, señor de Guipúzcoa 1054-1080, tuvo por hijo a Íñigo Bela (Eneco Beguila) o Belaz (Begilaz), que en 1105 aparece “Senior Eneco Beguila dominante in Essauri et Baztan et Borunda”. Poco después aparece como “Senior dominante in Essauri et Baztan et Burunda et in Ernani”.
El nombre y apellido Vela deriva directamente del visigodo Vigila o Vegila (Wigila/Wegila, en alemán moderno Weigel). De Vigila aparece Veila y luego Vela, por pérdida de la "g" fricativa y unión de las dos "i" en una "i" larga, que los godos pronuncian "ei" y "e". Un conde con ese nombre aparece el año 510 en la corte del rey godo Alarico, de cuya muerte se tienen noticias en Barcelona. Los historiadores han afirmado con razón que el conde Vela o Vigila Ximenez, era descendiente del señor de los vascones Veila, llamado también Belasco por los nativos vascos (documentado por los sarracenos como 'Aben Belascot'), pues para los hombres que escribieron los cartularios de la época, era lo mismo decir Bela que Belasco. Así por ejemplo, si tomamos el ejemplo de la familia alavesa, el Cartulario de Santillana nombra Tello Vélaz en 987 y el de Cardeña Tello Belascoz en 972, hablando de la misma persona. A Munio Vélaz, hijo de Vigila Jiménez y segundo conde de Álava que aparece en el Cartulario de Valpuesta, aparece también en el mismo cartulario como Munio Belascoz. De la misma familia condal alavesa, al hermano de Froila Vélaz y de Sancho Belascoz, se le llama Enneco Vélaz en León y Enneco Velascoz en Navarra. Aquellos quizá añadieran la terminación "Co" o Coz" para distinguirse de las terminaciones latinas "Ez" "Az", debido a la influencia castellano-leonesa. Hijos de Vela de Ayala fue entre otros Vellasco Vellacoz (Velascoz, que tuvo por hijo a Galín Velázquez), quién dio fueros a los infanzones de Ayala. La propia crónica de los Ayala, refiere al origen godo de los Vela: Est Vela nomen Gothicum, nunc generosae familiae Ayalae gentile. «Todo ello nos lleva a concluir, como ya anticipó Menéndez Pidal, que existe un solo nombre, de origen visigótico, que evoluciona gráficamente a través de nuestra documentación, desde Vigila a Vela, que no parece tener nada que ver con el vasco vela 'cuervo', y que tiene una vida paralela a la de Velasco (<vasc. Berasco), con el que acabará confluyendo. Los cronistas latinos del siglo XIII, Rodrigo Jiménez de Rada y Lucas de Tuy, y un cantar juglaresco hoy perdido, el Romanz del Infant García, son las principales fuentes que hablan de esta familia alavesa. Los Velas, distribuidos por Navarra, Galicia, León y Extremadura se convirtieron en pobladores de las tierras reconquistadas a los árabes, especialmente de Aragón y Andalucía. De poca influencia política o social, pero de capacidad económica que ha dejado rastros de Segovia a Soria, donde fue parte de la Diputación de Caballeros Hijosdalgo de los Doce Linajes, de Almazán a Guadalajara, con asentamientos y escudos, casas solares y laudas funerarias en Caracena, Tarancueña, Retortillo, Miedes, Ujados, Albendiego, Hijes y Atienza. Todavía en 1391 aparecía un Velasco Vela, procurador de la villa de Cuéllar en las cortes de Madrid. En 1579 fue arzobispo de Burgos Cristóbal Vela, hijo del virrey del Perú Blasco Nuñez de Vela, quien se emocionó mucho cuando alguien le recordó la participación de sus antepasados en el crimen de León, negando que hubieran sido traidores. El tronco frondoso de los Vela estaba destinado a perdurar durante siglos, evolucionando, desplazándose y reverdeciendo. En el año 1805, el abogado de los Reales Consejos Juan García Navarro, en su "Discurso Apologético por la nobilísima y antiquísima familia de los Velas, tronco y origen de la casa de Guevara, denigrada calumniosamente por algunos escritores" (año 1805) explicaba que: «Ilustres descendientes del Conde de Álaba D. Vela, y de sus dos hijos D. Rodrigo y D. Íñigo Vela, Protoparentes de dos numerosas y gloriosas descendencias, cuya heróyca sangre se conserva en todos aquellos que logran decorarse con los apellidos de Vela, Ladrón de Guevara, y otros muchos» (Vélaz, Vélez de Guevara...)
Vitoria, capital de la comunidad autónoma del País Vasco, dedicó una calle al Conde Vela, nieto de Sancho Garcés III de Pamplona o a Vela Ximenez, señor de Álava (en euskera Don Bela Kondearen kalean). Ricardo Becerro de Bengoa, en su Romancero alavés les dedicó algunas páginas. También aparecen las tramas de los tres hermanos Bela en la novela Las Torres de Sancho, escrita por Toti Martínez de Lezea.
La Familia Vela o familia de los Velas fue un poderoso linaje feudal de origen visigodo. Establecido en Álava bajo la supervisión del Imperio Carolingio, tenía su origen en el conde Vela Jiménez, enemigo del señor de Castilla Fernán González, por haber desterrado a los miembros de su linaje de sus tierras en Álava. Por esta causa sus descendientes buscarán la venganza para recobrar sus dominios, y dos siglos después asesinarán en León a García Sánchez, último descendiente de Fernán González. La casa nobiliaria estaba ligada a la dinastía Jimena. Desterrados de Álava, tuvieron gran protagonismo e influencia en el Reino de Navarra y León. Mantuvieron por mandato de los reyes de Pamplona y Navarra a lo largo de tres generaciones, las tenencias en Álava y Guipúzcoa. En 1200, cuando Alfonso VIII de Castilla conquistó y ocupó Álava y Guipúzcoa, fueron substituidos los Vela por los descendientes del antiguo conde navarro de Vizcaya, Lope Íñiguez. Mantendrían a lo largo de los siglos el señorío de Guevara y el condado de Oñate, que constituirían sus principales señas de identidad, encabezando el partido gamboíno durante las Guerras de bandos. Respecto a León, recibieron del rey Alfonso V muchas tierras en las Somozas de Oviedo, alcanzando al poco tiempo una gran influencia en la corte, donde ostentaron cargos de gran relevancia política.
Los Vela y Vélaz, de origen germánico, habían llegado a Álava para combatir a los sarracenos en las expediciones de Carlomagno. Tenían su patrimonio más importante en Valdegovia. Según el estudio más amplio sobre el entronque familiar de los Velas, se acepta la tradición del origen vinculado a la aristocracia goda y no nativos de la zona, pues habían llegado a territorios vascos con las expediciones del Imperio Carolingio. Eran descendientes de un personaje llamado Vela Jiménez que en los años 882 y 883, había defendido los pasos de Haro y participado en la batalla de Cellorigo, frente a los musulmanes. El historiador Balparda, pensaba que podría ser un hermano de Íñigo y García Jiménez, caudillos del territorio navarro y descendientes quizá del conde García el Malo de Aragón. Su hijo, Momo Vela, ocupó Pancorbo y Haro venciendo a los musulmanes, titulándose conde de Álava en el año 915. En tiempos de Fernán González que reunió en su persona los condados de Álava y Castilla, se sabe que era jefe de la familia el conde Vela Núñez.
La política unificadora del castellano Fernán González en el año 940, pero más aún, su alianza con la nueva dinastía real navarra por su matrimonio con la infanta Sancha Sánchez, viuda reciente de Álvaro Herraméliz,conde de Lantarón y de Álava, condujo a serle ofrecida la titularidad oficial del condado alavés también a éste y a la expulsión de los poderosos Vela emparentados con la dinastía reinante, para menoscabar sus bases de presión sobre la política de la reina viuda Toda durante la crisis que supuso en esa década la regencia sobre su hijo, forzándolos a buscar refugio en la corte del califa cordobés Abderramán III, emparentado con Toda, que era su tía.
Para ello tenían que idear un plan, según la crónica castellana: ..salieron los fijos del conde don Vela del palacio, é fuéronse para la posada de Íñigo Vela, é hobieron ende su consejo malo é falso, de cómo matasen al infante don García. E dijo Íñigo Vela: "Yo sé bien en qué guísa le matarémos, é qué razón é achaque podemos levantar para ello. Alcemos un tablado en medio de la rua, é los caballeros castellanos, como son homes que se pagan desto, querrán ende venir á solazarse, é nos volvéremos con ellos pelea sobre el lanzar, é matarlo-hemos ende", é así fue fecho. E los traidores, luego que lo movieron, mandaron cerrar las puertas de la villa, porque non podiesen entrar nin salir ningunos. Los caballeros castellanos y leoneses se encontraban celebrando torneos, y cuando se supo la noticia los asesinos ya habían huido sin que ninguna mano se levantase ya para castigarlos, representando el soporte para la expansión territorial del Navarro por Castilla, con el propósito de crear un gran Estado Vasco-Castellano, en el que los Velas recobraran la posición privilegiada que ocuparon primitivamente. El motivo del asesinato de los Velas al infante García se debió por ser esta familia el brazo armado de Sancho el Mayor, que representaba el soporte para la expansión territorial del Navarro por Castilla, con el propósito de crear un gran Estado Vasco-Castellano, en el que los Velas recobraran la posición privilegiada que ocuparon primitivamente en Álava.
Dispuestos al combate y cambiando de lealtades con la esperanza de recobrar sus tierras alavesas, los miembros de esta familia se mezclaron en la política de Castilla, Navarra, León y Córdoba, siendo uno de los clanes más poderosos de la edad feudal. Su mayor núcleo lo formaron en León, desde donde pasarían posteriormente al reino de Navarra.
«Pues las historias, que de las cosas del Conde don Sancho tratan, dizen que tres cavalleros vassallos suyos, hijos de don Vela de Nagera, que se dezian, don Rodrigo Bela, que fue padre de pila del Infante don García, hijo del Conde, y sus hermanos don Diego Bela, y don Yñigo Bela no queriendo reconocer vassallaje al Conde don Sancho su señor, les fue forçado, desnaturarse de Castilla, y passar a tierras de Moros. Donde tampoco no queriendo, o no pudiendo estar, acudieron al Reyno de León, y el Rey don Alonso los acogio bien, dandoles tierras en las Somacas, en que pudiessen vivir.».
Álava: A lo largo del siglo XI, se documenta a ciertos miembros que se quedaron en sus tierras natales. Algunos son Gonzalvo Vela de Petriquiz (Gonzalvo Veila de Veitriquez), Jimeno Vela de Alaiza (Eximino Veila de Alaiza), Vela García de Sallurtegui (Beila Garceiz de Salurtegui), García Vélaz de Arana (Garsia Beilaz de Arana), Vela de Cembrana (de Zambrana), Domenico Vélaz de Vascunnuellas (de Basquiñuelas), García Beilaz de Apodaca o Gonzalo Veilaz de Lacorzana. En el año 1115, la Señora Reyna Doña Urraca celebró un Concilio Provincial en Oviedo, al que asistieron muchos nobles, entre los que firman el Conde Rodrigo Vélaz (Vélaz es patronímico de Vela), Beremundo Vélaz, Vela de Pelayo, Sancho Vela, Beremundo Vela y Martín Vela, todos de la misma familia alavesa.
Castilla:
Portugal: Después de su destierro, los Velas fueron en número importante a Portugal, Valle del Mondengo.
Navarra:
León y Córdoba: Este Froila consiguió en 958 que el nombre Vela adquiriera siniestra reputación en aquellos años, por luchar miembros de esta familia contra los castellanos de fe cristiana, recrecida cuando volvió el año siguiente con los cordobeses que atacaron León. Froila Vela, el mismo que al mando de un ejército musulmán había luchado contra Castilla, pasó a León y llegó a ser mayordomo real del rey Leonés. Con él aparecería un Veila Oveconi en el año 944, un Veila Enneconi en 999, mientras comenzaba otro enfrentamiento del conde de Castilla, Sancho García, y el Rey de León Alfonso V. Este enfrentamiento, renovación de otros, propició una nueva ola de emigración de algunos Vela de Castilla a León. Del conde Vermudo Vélaz, descendió tras tres generaciones Vela Gutiérrez, mayordomo mayor de León, y padre de Ponce Vela de Cabrera cuyo hijo, Pedro Ponce de Cabrera, es el origen del apellido Ponce de León, del que descendió el conquistador Juan Ponce de León, quien dio su nombre a 'la Florida'.
Alfonso V de León tuvo que padecer siendo niño la muerte de su padre, Vermudo II, en 999. Su madre y regente, Elvira, lo declaró, bajo en 1007 mayor bajo la presión de los Velas, clan más poderoso del reino leonés desde que Froila Vela fuese mayordomo. Visto que sus posibilidades de recuperar sus tierras alavesas se iban desvaneciendo, planearon asesinar al último descendiente de Fernán González, el conde García. «Salieron los fijos del conde Vela del palacio, é fuéronse para la posada de Íñigo Vela, é hobieron ende su consejo malo é falso de cómo matasen al infante don García. E dijo Íñigo Vela: Yo sé bien en qué guisa lo matarémos, é qué razón é achaque podemos levantar para ello. Alcemos un tablado en medio de la rua, é los caballeros castellanos, como son homes que se pagan desto, querrán venir a solazarse, é nos volverémos con ellos pelea sobre el lanzar, é matarlo-hemos ende, é así fue fecho. E los traidores, luego que lo movieron, mandaron cerrar las puertas de la villa, porque non podiesen entrar nin salir ningunos...». Los poetas narraron con literaria exageración la venganza de la novia, haciendo que el rey navarro quemase en Monzón a los autores del crimen. Así y según la tradición, los Vela fueron quemados por el rey de Navarra en Monzón, algo que no tiene fundamento histórico. Si bien a partir del crimen no vuelven a aparecer en documento alguno Leonés, hay datos para pensar que Rodrigo Vela pasó a Galicia, donde un conde Rodericus Velaci aparecía comprometido en 1118 en unas revueltas en Santiago de Compostela. Y por el nombre y fechas bien pudiera ser nieto del Vela del crimen de León. Tampoco fue quemado Íñigo, pues en 1032 vendía una viña en Grañón, y su hijo Ladrón Vélaz aparece en la corte de Alfonso VII. Si con el crimen de León los Vela pedieron en aquella corte su extraordinaria influencia, aún seguían figurando en las crónicas; como Rodrigo Vermudez, hijo de Vermudo Vela y Anaia Velidiz, y Juan Vela, que escaparon de León por su intromisión en las guerras civiles de la época. A finales del siglo X, ya no eran los Velas de mucha relevancia política en Castilla. Según el cartulario de San Millán, el año 927 se encuentra a Jimeno Vélaz (Vélaz, forma ésta con la terminación Ez o Iz que se atribuye a la deformación castellana, indicando "hijo de"), armiger del rey García de Navarra, o Gonzalo Veila, simple sayón de Salinas de Añana en Álava. Más tarde a un Munio Veilaz (Nuño Vélaz) en 991 y otro Fernado Veilaz en 1003, en carta de Sancho García. Sancho el Mayor de Navarra, el gran beneficiado del crimen de León, reconstruyó el condado de Álava, dando título de este a Munio González, hijo de un Gonzalo Muñoz de la familia Vela, como lo probarían los nombres de sus descendientes conocidos: Vela Muñoz, Tello Muñoz, Vela Tellez, Vela González. A partir del siglo XI, los Velas volverían a aparecer cerca del condado alavés, muy involucrados en la política navarra. Vela Aznar, señor de Guipúzcoa 1054-1080, tuvo por hijo a Íñigo Bela (Eneco Beguila) o Belaz (Begilaz), que en 1105 aparece “Senior Eneco Beguila dominante in Essauri et Baztan et Borunda”. Poco después aparece como “Senior dominante in Essauri et Baztan et Burunda et in Ernani”.
El nombre y apellido Vela deriva directamente del visigodo Vigila o Vegila (Wigila/Wegila, en alemán moderno Weigel). De Vigila aparece Veila y luego Vela, por pérdida de la "g" fricativa y unión de las dos "i" en una "i" larga, que los godos pronuncian "ei" y "e". Un conde con ese nombre aparece el año 510 en la corte del rey godo Alarico, de cuya muerte se tienen noticias en Barcelona. Los historiadores han afirmado con razón que el conde Vela o Vigila Ximenez, era descendiente del señor de los vascones Veila, llamado también Belasco por los nativos vascos (documentado por los sarracenos como 'Aben Belascot'), pues para los hombres que escribieron los cartularios de la época, era lo mismo decir Bela que Belasco. Así por ejemplo, si tomamos el ejemplo de la familia alavesa, el Cartulario de Santillana nombra Tello Vélaz en 987 y el de Cardeña Tello Belascoz en 972, hablando de la misma persona. A Munio Vélaz, hijo de Vigila Jiménez y segundo conde de Álava que aparece en el Cartulario de Valpuesta, aparece también en el mismo cartulario como Munio Belascoz. De la misma familia condal alavesa, al hermano de Froila Vélaz y de Sancho Belascoz, se le llama Enneco Vélaz en León y Enneco Velascoz en Navarra. Aquellos quizá añadieran la terminación "Co" o Coz" para distinguirse de las terminaciones latinas "Ez" "Az", debido a la influencia castellano-leonesa. Hijos de Vela de Ayala fue entre otros Vellasco Vellacoz (Velascoz, que tuvo por hijo a Galín Velázquez), quién dio fueros a los infanzones de Ayala. La propia crónica de los Ayala, refiere al origen godo de los Vela: Est Vela nomen Gothicum, nunc generosae familiae Ayalae gentile. «Todo ello nos lleva a concluir, como ya anticipó Menéndez Pidal, que existe un solo nombre, de origen visigótico, que evoluciona gráficamente a través de nuestra documentación, desde Vigila a Vela, que no parece tener nada que ver con el vasco vela 'cuervo', y que tiene una vida paralela a la de Velasco (<vasc. Berasco), con el que acabará confluyendo. Los cronistas latinos del siglo XIII, Rodrigo Jiménez de Rada y Lucas de Tuy, y un cantar juglaresco hoy perdido, el Romanz del Infant García, son las principales fuentes que hablan de esta familia alavesa. Los Velas, distribuidos por Navarra, Galicia, León y Extremadura se convirtieron en pobladores de las tierras reconquistadas a los árabes, especialmente de Aragón y Andalucía. De poca influencia política o social, pero de capacidad económica que ha dejado rastros de Segovia a Soria, donde fue parte de la Diputación de Caballeros Hijosdalgo de los Doce Linajes, de Almazán a Guadalajara, con asentamientos y escudos, casas solares y laudas funerarias en Caracena, Tarancueña, Retortillo, Miedes, Ujados, Albendiego, Hijes y Atienza. Todavía en 1391 aparecía un Velasco Vela, procurador de la villa de Cuéllar en las cortes de Madrid. En 1579 fue arzobispo de Burgos Cristóbal Vela, hijo del virrey del Perú Blasco Nuñez de Vela, quien se emocionó mucho cuando alguien le recordó la participación de sus antepasados en el crimen de León, negando que hubieran sido traidores. El tronco frondoso de los Vela estaba destinado a perdurar durante siglos, evolucionando, desplazándose y reverdeciendo. En el año 1805, el abogado de los Reales Consejos Juan García Navarro, en su "Discurso Apologético por la nobilísima y antiquísima familia de los Velas, tronco y origen de la casa de Guevara, denigrada calumniosamente por algunos escritores" (año 1805) explicaba que: «Ilustres descendientes del Conde de Álaba D. Vela, y de sus dos hijos D. Rodrigo y D. Íñigo Vela, Protoparentes de dos numerosas y gloriosas descendencias, cuya heróyca sangre se conserva en todos aquellos que logran decorarse con los apellidos de Vela, Ladrón de Guevara, y otros muchos» (Vélaz, Vélez de Guevara...)
Vitoria, capital de la comunidad autónoma del País Vasco, dedicó una calle al Conde Vela, nieto de Sancho Garcés III de Pamplona o a Vela Ximenez, señor de Álava (en euskera Don Bela Kondearen kalean). Ricardo Becerro de Bengoa, en su Romancero alavés les dedicó algunas páginas. También aparecen las tramas de los tres hermanos Bela en la novela Las Torres de Sancho, escrita por Toti Martínez de Lezea.
Árbol genealógico de Doña Elvira de Monzón, esposa de Don Ladrón Iñíguez.
Don Ramiro Sánchez de Navarra: Señor de Monzón. Tenente Urroz, de Monzón entre 1104 y 1116, quizá en 1117 en Tudela y entre 1122 y 1129 en Erro. Padre del anterior.
Cuando fue asesinado el hijo y heredero de García III, Sancho IV el de Peñalén el 4 de junio de 1076 por su propio hermano Ramón, el reino se dividió, siendo ocupado el trono de Pamplona por Sancho Ramírez, que incorporó la corona de Navarra a la de Aragón, mientras Alfonso VI de León incorporaba La Rioja a su reino. Sancho Garcés, padre de Ramiro Sánchez, que era señor de Uncastillo y Sangüesa, gravitó hacia el reino de Aragón.
Aunque antiguos autores afirmaban que Ramiro estuvo en la Primera Cruzada, dicha participación es altamente improbable. Supuestamente había partido junto con otros nobles el 15 de marzo de 1095, pero eso es imposible ya que aún no se había llamado la cruzada en el concilio de Clermont y esto no ocurrió hasta unos meses después. Por otro lado, según Antonio Ubieto Arteta, era de suponer que de haber acudido a Tierra Santa, «habría permanecido en el ejército cristiano hasta la conquista de Jerusalén; sin embargo, lo encontramos en Valencia hacia 1098 contrayendo matrimonio con una hija del Cid y en julio 1099 acompañando el cuerpo del Cid a Cardeña».
Aunque antiguos autores afirmaban que Ramiro estuvo en la Primera Cruzada, dicha participación es altamente improbable. Supuestamente había partido junto con otros nobles el 15 de marzo de 1095, pero eso es imposible ya que aún no se había llamado la cruzada en el concilio de Clermont y esto no ocurrió hasta unos meses después. Por otro lado, según Antonio Ubieto Arteta, era de suponer que de haber acudido a Tierra Santa, «habría permanecido en el ejército cristiano hasta la conquista de Jerusalén; sin embargo, lo encontramos en Valencia hacia 1098 contrayendo matrimonio con una hija del Cid y en julio 1099 acompañando el cuerpo del Cid a Cardeña».
Como se ha dicho su esposa fue Cristina Rodríguez Díaz de Vivar, hija del Cid Campeador o Don Rodrigo Díaz de Vivar y de Doña Jimena Díaz de Asturias y León y como vamos a notar abajo descendiente de los reyes de Asturias y León.
Apartado 2: Retrocediendo otra vez a la línea de los Abendaño, notamos que el esposo de Doña Luisa de Abendaño y Urquizu era Don Ruy García de Cortázar, Señor y Pariente Mayor de la Casa de Cortázar en el valle de Arratia. Hijo de Don Juan Ruiz de Cortázar y Gamboa y de Doña María de Villela. Preboste de Villaro. En esta época los Gortázar estaban ya establecidos en Villaro. Enajenó el Palacio de Gortázar al Señor de Villarreal, su cuñado.
Don Juan Ruiz de Cortázar y Gamboa: Pariente Mayor de Vizcaya y cospuru o cabeza de linaje, Señor de la Casa de Gortázar y de su antiguo solar en el lugar de Santa Lucía, también llamado de Alzusta, en la anteiglesia de Ceánuri, en el Valle de Arratia del Señorío de Vizcaya. Fue Patrono de la iglesia de Santa María de Ceánuri. A principios del siglo XV los parientes del de Ochandiano fueron a la casa de Gortázar y llegando a la una de la noche con todo silencio dieron fuego a la dicha casa de Gortázar por ocho partes, de tal suerte que sin poderse ninguno escapar de Padre, Madre, hixos e hixas, criados y criadas se quemaron todos vivos con toda la casa, lastimosamente, por cuya desgracia sucedió en dicha Casa de Gortázar Juan Ruiz de Gortázar, hermano segundo de Pedro Ruiz de Gortázar. Juan Ruiz de Gortázar casó con María de Villela, de la Casa de los Señores de la Torre de Villela en Munguía, Vizcaya.
Torre de Villela en Munguía, posesión de los Villela. La torres laterales no son originarias de la Torre primitiva.
Aspecto de la torre de Villela, en Munguía (Bizkaia), antes de ser reformada. Detalle de un grabado de 1846.
Yendo hacia atrás con la rama de los Cortázar, se ignoran dos generaciones. En la tercera ya tenemos a Don Sancho López de Cortázar nacido sobre 1235, Señor de la Torre y solar de Cortázar y Patrono de Santa María de Ceánuri. Pariente Mayor de Vizcaya. Casó en la Casa vizcaína de Arriquibar, con la hija mayor de esta casa, de la que fue heredera. Los de la Casa de Arriquibar eran patronos diviseros, junto a los Ipiña, de la iglesia de Santiago Ipiña en Ceánuri.
Don Rui López de Cortázar, padre de Don Sancho. Fue Señor de la Torre y solar de Gortázar en el Valle de Arratia y Pariente Mayor de Vizcaya.
Don Juan López de Cortázar y Mendoza: Padre del anterior. Fue Señor de la Torre de Gortázar o Cortázar en Manurga y posteriormente Señor de Arratia por merced real. En Arratia (anteiglesia de Ceánuri), hacia 1210, construyó la Torre de Gortázar. Antes de esa fecha (hacia 1200) Juan López de Gortázar y Mendoza, con un lebrel que posteriormente regalaría al monarca, salvó la vida al Rey de Castilla Alfonso VIII frente a un toro muy bravo. Posteriormente Juan López de Gortázar acompañó al Rey en la batalla de las Navas de Tolosa el 16 de julio de 1212, junto a otros 2.500 vizcainos, siendo uno de los primeros caballeros en romper las cadenas de Miramamolín.
Apartado 3: Continuamos con el árbol genealógico con la poderosa familia AYALA. Doña Teresa Díaz de Ayala:
Doña Teresa Díaz de Ayala nació hacia el año de 1420. No sabemos con seguridad quiénes fueron sus padres. Hay tres opiniones al respecto:
1ª) que es hija legítima de Fernán Pérez de Ayala y doña María Sarmiento (Luis Alberto Ortíz de Pinedo, y Juan Carlos Guerra),
2ª) que es hija de Fernán Pérez de Ayala, pero ilegítima (Enciclopedia Auñamendi)
y 3ª) que es hija de Rui Díaz de Ayala (Esteban de Garibay menciona esta posibilidad; Ruy Díaz o Prundíaz era hijo natural del Canciller don Pedro López de Ayala).
Cuadro Boda en Begoña.
El cuadro retrata a cuarenta señoras de clase alta engalanadas para asistir a un enlace nupcial “Uno de los tocados que aparecen en el cuadro que está en Ibarraundi pertenece a una eskoriatzarra, doña Teresa Diaz de Ayala, esposa de don Sancho López de Galarza, herederos del palacio de Ibarraundi. Doña Teresa era nuera de Juana Fernández Aguirre, esposa de Lope García. Las peculiaridades del tocado de doña Teresa son tanto los pliegues centrales como los dos tonos de lino utilizados.
Vamos a quedarnos con la hipótesis de que Doña Teresa es la hija de Fernán Pérez de Ayala, (1370-1436). Éste fue segundo Señor de la Villa de Salvatierra de Álava y duodécimo de la Casa y Valle de Ayala, Alférez Mayor de la Orden de la Banda, Merino Mayor de Guipúzcoa y Embajador del Rey Don Juan II de Castilla cerca del Rey de Francia. Se desconoce su fecha de nacimiento. En 1395 Fernán Pérez de Ayala fue nombrado por el rey Enrique III de Castilla, mediante un albalá, merino mayor de Asturias y adelantado mayor de Murcia. Algunos autores señalan que cuando su padre, que nació en Vitoria en 1332, cumplió setenta años, dejó en sus manos los cargos de alférez mayor del pendón de la Orden de la Banda y el de merino mayor de Guipúzcoa en el año 1402, pero hay constancia de que en 1394 ya era merino mayor de Guipúzcoa y corregidor en ese territorio, como señaló José Luis Orella Unzué.
Y aunque Fernán Pérez de Ayala era merino mayor de Guipúzcoa en 1396, en ese mismo año actuaba como veedor y corregidor en ese territorio Gonzalo Moro, que según algunos autores también llegó a ser merino mayor, aunque otros afirman que no hay pruebas de ello. Y en 1398 y 1399 Fernán Pérez fue el merino mayor y el corregidor de Guipúzcoa, y hay constancia de que en 1398 García Martínez de Alduray actuaba como teniente de corregidor en nombre suyo. Y en un documento de 1399 el señor de Ayala aparece como merino mayor y corregidor y Gonzalo Moro como veedor y corregidor mayor, aunque en un privilegio emitido en Segovia por Enrique III de Castilla el 2 de agosto de 1401 Fernán Pérez de Ayala era mencionado únicamente con el título de merino mayor de Guipúzcoa.
Fortaleza de los Ayala.
Fue esposa de él, Doña María Sarmiento y Castilla, 2 Señora de Salinillas, Berberana y Mancilla.
Doña María Sarmiento y Castilla.
El padre de Fernán Pérez de Ayala fue Don Pedro López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla, 9 Señor de Ayala y 1 Señor de la Villa de Salvatierra.
El cuadro retrata a cuarenta señoras de clase alta engalanadas para asistir a un enlace nupcial “Uno de los tocados que aparecen en el cuadro que está en Ibarraundi pertenece a una eskoriatzarra, doña Teresa Diaz de Ayala, esposa de don Sancho López de Galarza, herederos del palacio de Ibarraundi. Doña Teresa era nuera de Juana Fernández Aguirre, esposa de Lope García. Las peculiaridades del tocado de doña Teresa son tanto los pliegues centrales como los dos tonos de lino utilizados.
Vamos a quedarnos con la hipótesis de que Doña Teresa es la hija de Fernán Pérez de Ayala, (1370-1436). Éste fue segundo Señor de la Villa de Salvatierra de Álava y duodécimo de la Casa y Valle de Ayala, Alférez Mayor de la Orden de la Banda, Merino Mayor de Guipúzcoa y Embajador del Rey Don Juan II de Castilla cerca del Rey de Francia. Se desconoce su fecha de nacimiento. En 1395 Fernán Pérez de Ayala fue nombrado por el rey Enrique III de Castilla, mediante un albalá, merino mayor de Asturias y adelantado mayor de Murcia. Algunos autores señalan que cuando su padre, que nació en Vitoria en 1332, cumplió setenta años, dejó en sus manos los cargos de alférez mayor del pendón de la Orden de la Banda y el de merino mayor de Guipúzcoa en el año 1402, pero hay constancia de que en 1394 ya era merino mayor de Guipúzcoa y corregidor en ese territorio, como señaló José Luis Orella Unzué.
Y aunque Fernán Pérez de Ayala era merino mayor de Guipúzcoa en 1396, en ese mismo año actuaba como veedor y corregidor en ese territorio Gonzalo Moro, que según algunos autores también llegó a ser merino mayor, aunque otros afirman que no hay pruebas de ello. Y en 1398 y 1399 Fernán Pérez fue el merino mayor y el corregidor de Guipúzcoa, y hay constancia de que en 1398 García Martínez de Alduray actuaba como teniente de corregidor en nombre suyo. Y en un documento de 1399 el señor de Ayala aparece como merino mayor y corregidor y Gonzalo Moro como veedor y corregidor mayor, aunque en un privilegio emitido en Segovia por Enrique III de Castilla el 2 de agosto de 1401 Fernán Pérez de Ayala era mencionado únicamente con el título de merino mayor de Guipúzcoa.
Fortaleza de los Ayala.
Fue esposa de él, Doña María Sarmiento y Castilla, 2 Señora de Salinillas, Berberana y Mancilla.
Doña María Sarmiento y Castilla.
Ejemplos de indumentaria de época.
El padre de Fernán Pérez de Ayala fue Don Pedro López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla, 9 Señor de Ayala y 1 Señor de la Villa de Salvatierra.
Fue un poeta, historiador, Ricohombre y Canciller mayor de Castilla, Alférez Mayor de la Orden de la Banda, Merino Mayor de Guipúzcoa y Camarero Mayor del Rey Don Juan I de Castilla.
Nació en Vitoria en una noble familia, hijo de Fernán Pérez de Ayala y de Elvira Álvarez de Cevallos. Su padre era sobrino del cardenal Pedro Gómez Barroso y había recibido instrucción clerical hasta que tuvo que asumir el mayorazgo de su casa; era hombre famoso por su elocuencia y dotes de negociador y de él debió de recibir su hijo la educación moral y religiosa que caracteriza su obra y la frecuentación de los Salmos y la Biblia; sin embargo, al igual que su amigo, el poeta judeoconverso Pero Ferrús, pasó su juventud en lecturas más profanas, en especial libros de caballerías:
Plogome otrosí oír muchas vegadas libros de devaneos, de mentiras probadas;
Amadís e Lançalote, e burlas escantadas, en que perdí mi tiempo a muy malas jornadas... (Rimado de Palacio, 163) Tras la temprana muerte de su hermano mayor, la familia decide cancelar los planes eclesiásticos para él dispuestos y regresa de la Corte de su tío para empezar a representar los intereses familiares como su toledano padre en la Corte Regia. Así, cuando contaba poco más de 20 años, entró al servicio de Pedro I de Castilla, llamado por el pueblo "el Justiciero" y por los nobles "el Cruel". En 1359 navegaba a lo largo del litoral valenciano y catalán en calidad de Capitán de su flota. En 1366 empezó en firme la rebelión de Enrique de Trastámara contra su medio hermano el Rey Pedro I. Pero López de Ayala y su padre se pasaron al bando del pretendiente bastardo al trono, el futuro Enrique II de Castilla: Por el rey matar omnes, non llaman justiçiero, ca sería nombre falso: más propio es carnicero.
Pedro I había ajusticiado a muchos nobles, a juicio de muchos, más por rencor que por otro motivo. El propio escritor afirmó que
Viendo que los fechos de don Pedro no iban de buena guisa, determinaron partirse dél. Los Ayala recibieron ventajas y mercedes por esa defección. Al futuro canciller se le otorgó el título de Alférez mayor del Pendón de la Banda (segundo teniente) de la Orden de la Banda, que ostentó cuando luchó a favor de Enrique en la batalla de Nájera (1367). La acción resultó un revés para las fuerzas insurgentes y el poeta fue capturado por el Príncipe Negro, lo que en el fondo fue una suerte, pues el Rey Pedro lo habría ejecutado sin más. El Príncipe Negro se hizo pagar un crecido rescate por su familia y lo dejó en libertad a los seis meses, llegando a tiempo a Burgos para ver entrar a Enrique victorioso en la ciudad. De éste recibió en pago por su lealtad mercedes como ser nombrado Alcalde mayor de Vitoria y de Toledo, amén de obtener los señoríos de Arceniega, Torre de Valle de Orozco y Valle de Llodio, ricos, fértiles y pintorescos lugares, así como la designación de miembro del Consejo Real. En 1378, viajó a Francia para negociar una alianza contra Inglaterra y Portugal. A fin de que cesasen estas continuas discordias entre parientes mayores, el merino mayor de San Sebastián, Pedro López de Ayala, y seis familias principales de las villas guipuzcoanas, se dirigieron al rey Juan I de Castilla, para que tome medidas al respecto. El rey confirmó las ordenanzas que los guipuzcoanos habían acordado en Junta General en San Sebastián y presidida por el merino mayor, en 1379, que dicen así:
“Quedó mandado que ningún vecino ni morador de las villas y lugares de Guipúzcoa tomase parte en los bandos de Oñaz y Gamboa, ni de otros cualquier escuderos de la tierra y si tal hiciese, pechara en pena al merino 600 maravedies... Que si los bandos de Oñaz y Gamboa o algunos otros escuderos de la dicha tierra de Guipúzcoa tuviesen asonadas entre sí o con otros, ninguno de los dichos bandos que morasen en las villas y lugares fúeran osados de ir a las asonadas, ni dar a los referidos escuderos favor ni ayuda con las armas ni de ninguna otra manera.”
Al morir Enrique II (1379), su hijo y sucesor Juan I de Castilla confirmó los privilegios otorgados y además los acrecentó, encargándole difíciles misiones diplomáticas, entre ellas su embajada a Carlos VI de Francia, a quien aconsejó tan acertadamente en la batalla de Roosebeke contra los anglo-flamencos (1382), que el monarca francés lo nombró su camarero y le otorgó una pensión vitalicia de mil monedas de oro a Ayala y a su hijo primogénito. La proclamación de Juan de Avís por los portugueses desvanecía los proyectos que Juan I albergaba de coronarse Rey de Portugal. López de Ayala, que no era partidario de una guerra de Castilla contra los portugueses, se esforzó por disuadir de ello al monarca, mal aconsejado por la joven generación de cortesanos, pero no rehuyó la lucha cuando se produjo, empuñando de nuevo el estandarte de la Orden de la Banda y tratando de neutralizar las imprudencias temerarias de los donceles cortesanos en el desastre de Aljubarrota (1385). Peleó con bravura y cayó preso cubierto de heridas y "quebrados dientes e muelas". Esta vez su cautivero fue mucho peor, pues estuvo prisionero durante un año en el Castillo de Leiria y después en el de Obidos. Mientras esperaba su rescate escribió su Libro de la caza de las aves y parte de su Rimado de Palacio. Fue devuelto a cambio de 30.000 doblas después de que muchos intercediesen en su favor, como su mujer, Leonor de Guzmán, el maestre de la Orden de Calatrava y los reyes de Castilla y de Francia.
Y conviene señalar que el rey Juan I de Castilla dispuso en su testamento, otorgado el 31 de julio de 1385, que Pero López de Ayala continuara siendo el alférez mayor del pendón de la Orden de la Banda cuando subiera al trono su hijo, el infante Enrique de Castilla, que llegaría a reinar como Enrique III en 1390, a la muerte de su padre. Tras su liberación en 1388 ó 1389, recibió nuevos honores, como ser nombrado camarero y copero mayor de la corte. Además prosiguió su actividad diplomática en Francia. Negoció acuerdos entre Inglaterra y Castilla que condujeron a la Paz de Troncoso (1388); también intervino en la boda entre el Príncipe heredero Enrique con Catalina de Lancáster, e instituyó el título de Príncipe de Asturias. Se opuso con prudencia a la división del reino que proponía Juan I en las Cortes de Guadalajara y, al fallecer este monarca en 1390, formó parte del Consejo de Regencia durante la minoría de edad del futuro Enrique III. En 1392 logró que se firmara la paz entre castellanos y portugueses, dando fin a una guerra prolongada y desastrosa para ambos reinos, y se retiró algún tiempo a sus posesiones, donde se dedicó al estudio y a las letras. Volvió a Castilla para ser nombrado canciller mayor del reino en 1398, y todavía proseguía sus actividades como representante exterior de Castilla cuando súbitamente murió en Calahorra a los 75 años de edad (1407). Se conserva su estatua yacente, junto con la de su mujer, en el Monasterio de Quejana (Álava), cuyos cuidados dependían de las monjas dominicas que habitaron el convento hasta el año 2008. Las dos estatuas yacentes, en alabastro, se encuentran al pie del retablo del monasterio, junto a otras estatuas yacentes de los padres del Canciller, Fernán y Elvira.
Don Pedro López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla.
Cuadro de él con Alfonso XI.
Nació en Vitoria en una noble familia, hijo de Fernán Pérez de Ayala y de Elvira Álvarez de Cevallos. Su padre era sobrino del cardenal Pedro Gómez Barroso y había recibido instrucción clerical hasta que tuvo que asumir el mayorazgo de su casa; era hombre famoso por su elocuencia y dotes de negociador y de él debió de recibir su hijo la educación moral y religiosa que caracteriza su obra y la frecuentación de los Salmos y la Biblia; sin embargo, al igual que su amigo, el poeta judeoconverso Pero Ferrús, pasó su juventud en lecturas más profanas, en especial libros de caballerías:
Plogome otrosí oír muchas vegadas libros de devaneos, de mentiras probadas;
Amadís e Lançalote, e burlas escantadas, en que perdí mi tiempo a muy malas jornadas... (Rimado de Palacio, 163) Tras la temprana muerte de su hermano mayor, la familia decide cancelar los planes eclesiásticos para él dispuestos y regresa de la Corte de su tío para empezar a representar los intereses familiares como su toledano padre en la Corte Regia. Así, cuando contaba poco más de 20 años, entró al servicio de Pedro I de Castilla, llamado por el pueblo "el Justiciero" y por los nobles "el Cruel". En 1359 navegaba a lo largo del litoral valenciano y catalán en calidad de Capitán de su flota. En 1366 empezó en firme la rebelión de Enrique de Trastámara contra su medio hermano el Rey Pedro I. Pero López de Ayala y su padre se pasaron al bando del pretendiente bastardo al trono, el futuro Enrique II de Castilla: Por el rey matar omnes, non llaman justiçiero, ca sería nombre falso: más propio es carnicero.
Pedro I había ajusticiado a muchos nobles, a juicio de muchos, más por rencor que por otro motivo. El propio escritor afirmó que
Viendo que los fechos de don Pedro no iban de buena guisa, determinaron partirse dél. Los Ayala recibieron ventajas y mercedes por esa defección. Al futuro canciller se le otorgó el título de Alférez mayor del Pendón de la Banda (segundo teniente) de la Orden de la Banda, que ostentó cuando luchó a favor de Enrique en la batalla de Nájera (1367). La acción resultó un revés para las fuerzas insurgentes y el poeta fue capturado por el Príncipe Negro, lo que en el fondo fue una suerte, pues el Rey Pedro lo habría ejecutado sin más. El Príncipe Negro se hizo pagar un crecido rescate por su familia y lo dejó en libertad a los seis meses, llegando a tiempo a Burgos para ver entrar a Enrique victorioso en la ciudad. De éste recibió en pago por su lealtad mercedes como ser nombrado Alcalde mayor de Vitoria y de Toledo, amén de obtener los señoríos de Arceniega, Torre de Valle de Orozco y Valle de Llodio, ricos, fértiles y pintorescos lugares, así como la designación de miembro del Consejo Real. En 1378, viajó a Francia para negociar una alianza contra Inglaterra y Portugal. A fin de que cesasen estas continuas discordias entre parientes mayores, el merino mayor de San Sebastián, Pedro López de Ayala, y seis familias principales de las villas guipuzcoanas, se dirigieron al rey Juan I de Castilla, para que tome medidas al respecto. El rey confirmó las ordenanzas que los guipuzcoanos habían acordado en Junta General en San Sebastián y presidida por el merino mayor, en 1379, que dicen así:
“Quedó mandado que ningún vecino ni morador de las villas y lugares de Guipúzcoa tomase parte en los bandos de Oñaz y Gamboa, ni de otros cualquier escuderos de la tierra y si tal hiciese, pechara en pena al merino 600 maravedies... Que si los bandos de Oñaz y Gamboa o algunos otros escuderos de la dicha tierra de Guipúzcoa tuviesen asonadas entre sí o con otros, ninguno de los dichos bandos que morasen en las villas y lugares fúeran osados de ir a las asonadas, ni dar a los referidos escuderos favor ni ayuda con las armas ni de ninguna otra manera.”
Al morir Enrique II (1379), su hijo y sucesor Juan I de Castilla confirmó los privilegios otorgados y además los acrecentó, encargándole difíciles misiones diplomáticas, entre ellas su embajada a Carlos VI de Francia, a quien aconsejó tan acertadamente en la batalla de Roosebeke contra los anglo-flamencos (1382), que el monarca francés lo nombró su camarero y le otorgó una pensión vitalicia de mil monedas de oro a Ayala y a su hijo primogénito. La proclamación de Juan de Avís por los portugueses desvanecía los proyectos que Juan I albergaba de coronarse Rey de Portugal. López de Ayala, que no era partidario de una guerra de Castilla contra los portugueses, se esforzó por disuadir de ello al monarca, mal aconsejado por la joven generación de cortesanos, pero no rehuyó la lucha cuando se produjo, empuñando de nuevo el estandarte de la Orden de la Banda y tratando de neutralizar las imprudencias temerarias de los donceles cortesanos en el desastre de Aljubarrota (1385). Peleó con bravura y cayó preso cubierto de heridas y "quebrados dientes e muelas". Esta vez su cautivero fue mucho peor, pues estuvo prisionero durante un año en el Castillo de Leiria y después en el de Obidos. Mientras esperaba su rescate escribió su Libro de la caza de las aves y parte de su Rimado de Palacio. Fue devuelto a cambio de 30.000 doblas después de que muchos intercediesen en su favor, como su mujer, Leonor de Guzmán, el maestre de la Orden de Calatrava y los reyes de Castilla y de Francia.
Y conviene señalar que el rey Juan I de Castilla dispuso en su testamento, otorgado el 31 de julio de 1385, que Pero López de Ayala continuara siendo el alférez mayor del pendón de la Orden de la Banda cuando subiera al trono su hijo, el infante Enrique de Castilla, que llegaría a reinar como Enrique III en 1390, a la muerte de su padre. Tras su liberación en 1388 ó 1389, recibió nuevos honores, como ser nombrado camarero y copero mayor de la corte. Además prosiguió su actividad diplomática en Francia. Negoció acuerdos entre Inglaterra y Castilla que condujeron a la Paz de Troncoso (1388); también intervino en la boda entre el Príncipe heredero Enrique con Catalina de Lancáster, e instituyó el título de Príncipe de Asturias. Se opuso con prudencia a la división del reino que proponía Juan I en las Cortes de Guadalajara y, al fallecer este monarca en 1390, formó parte del Consejo de Regencia durante la minoría de edad del futuro Enrique III. En 1392 logró que se firmara la paz entre castellanos y portugueses, dando fin a una guerra prolongada y desastrosa para ambos reinos, y se retiró algún tiempo a sus posesiones, donde se dedicó al estudio y a las letras. Volvió a Castilla para ser nombrado canciller mayor del reino en 1398, y todavía proseguía sus actividades como representante exterior de Castilla cuando súbitamente murió en Calahorra a los 75 años de edad (1407). Se conserva su estatua yacente, junto con la de su mujer, en el Monasterio de Quejana (Álava), cuyos cuidados dependían de las monjas dominicas que habitaron el convento hasta el año 2008. Las dos estatuas yacentes, en alabastro, se encuentran al pie del retablo del monasterio, junto a otras estatuas yacentes de los padres del Canciller, Fernán y Elvira.
Don Pedro López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla.
Visita al Papa.
Don Fernán Pérez de Ayala: Padre del anterior. Fue señor de Ayala, Llodio, Arrastaria, Urcabustaiz y Cuartango, merino mayor de Guipúzcoa en el reinado de Pedro I de Castilla, merino mayor de Castilla en el de Enrique II, y miembro de la Cofradía de Arriaga.
También fue señor de Torrejón de Velasco, adelantado mayor de Murcia y merino mayor de Asturias. Casó con Doña Elvira Álvarez de Ceballos, Señora de Escalante.
Don Pedro López de Ayala: Padre del anterior. Casó con Doña Sancha Fernández Barroso, hija de Don Fernán Pérez Barroso, 2 Señor de Parla y Calabazos y de Doña Mencia de Sotomayor.
Don Sancho Pérez de Ayala: Padre del anterior. Casado con Doña Aldonza Díaz de Velasco, hija de Don Diego Sánchez de Velasco, Señor de Haro, Fría y el valle de Ruesga.
Don Pedro López de Ayala: Padre del anterior. Casado con Doña Elvira Sáenz. Descendiente de Don Sancho García I de Salcedo, Señor de Ayala.
Don Lope Díaz de Haro: 1214-1236. Padre del anterior. VI Señor de Vizcaya.
Don Diego López de Haro: Padre del anterior. Apodado por unos el Bueno y por otros el Malo. Casó con Doña María Manrique.
Representación Diego López de Haro.
Fue un magnate de primera importancia en el Reino de Castilla durante el reinado de Alfonso VIII. Desempeñó un papel decisivo en el ascenso del linaje Haro así como en la construcción de la identidad nobiliaria de este grupo, que iba a desempeñar un papel de máxima relevancia en la sociedad política castellana, y después castellano-leonesa, durante todo el siglo XIII. Una lucha de propaganda alrededor de este personaje clave entre sus sucesores y la monarquía en un momento de graves disturbios políticos condujo, a finales del siglo XIII, a la elaboración de una imagen negra y de una leyenda dorada, que acabaron en la elaboración de sus apodos opuestos.
No siguió la corte real con asiduidad antes de 1178, quizás por la influencia que allí ejercía los ricoshombres de la familia Lara. Entre 1179 y 1183, se exilió por primera vez en Navarra. Volvió a la corte castellana en posición de fuerza, obteniendo el oficio de alférez, uno de los dos más prestigiosos con el de mayordomo mayor. El ascenso de sus parientes en el reino vecino de León le abrió nuevas oportunidades en 1187, cuando su hermana Urraca López de Haro casó con el rey Fernando II de León. Dejó entonces el reino de Castilla, pero la suerte de su familia en León acabó al año siguiente, con la muerte del rey. Pero había adquirido un crédito suficiente en Castilla para poder negociar su vuelta en condiciones favorables: el oficio de alférez y todos sus gobiernos le fueron devuelto.
Al mando de la retaguardia, participó en la Batalla de Alarcos contra los Almohades en 1195, y a la defensa del territorio después de la derrota castellana. Le apartó el soberano a partir de 1199, cuando le quitó el oficio de alférez para provecho del conde Álvaro Núñez de Lara. Diego López se exilió una tercera vez entre 1201 y 1206, pasando al servicio de Navarra, y después de León. Según la "Crónica de los veinte reyes", Diego López de Haro fue movido a desnaturarse porque el rey Alfonso VIII prestó ayuda al monarca leonés en el asedio de los castillos de Aguilar y Monteagudo, que eran de su hermana Urraca, exreina de León.
Ante esta situación Alfonso VIII invadió Navarra y puso bajo asedio a Estella, que era donde se encontraba Diego, pero tras un largo asedio no consiguió rendir la plaza. Se había vuelto sin embargo imprescindible para el soberano castellano. Este, en su primer testamento de 1204, reconoció que le había perjudicado e intentó enmendar estos actos por su desmesurada reacción ante don Diego. Cuando Diego López decidió volver en Castilla, en 1206, Alfonso VIII puso de nuevo su confianza en él como alférez, antes de pasar de nuevo el cargo a Álvaro Núñez en 1208. Aquel mismo año, el rey nombró a Diego López uno de sus cinco albaceas. En 1212, le puso al mando de uno de los tres ejércitos cristianos en la Batalla de Las Navas de Tolosa que permitió derrumbar la potencia almohade en Al-Andalus. El cronista Juan de Osma pretendió que el soberano veía en él un futuro regente del rey niño Enrique. Pero Diego López II murió algunas semanas antes de Alfonso VIII.
Su primer exilio en 1179-1183 le permitió obtener del rey los territorios que había gobernado su padre, La Rioja, Castilla la Vieja y Trasmiera. Obtuvo además la tenencias de Asturias de Santillana y de la Bureba. Después de su segundo exilio, extendió todavía más su zona de poder en el nordeste del reino de Castilla, llegando a gobernar «de Almazán hasta el mar» (1196). En 1204, para incitarle a volver en Castilla, Alfonso VIII le reconoció el gobierno de la totalidad de Vizcaya, un territorio vasco que sus antecesores habían gobernado en el siglo XI. Ese acto marcó quizás la conversión definitiva del territorio en un feudo inalienable que iba a constituir la base de poder de los Haro en el siglo XIII. Añadió Durango en 1212, poco después de la batalla de Las Navas de Tolosa. Dio un paso decisivo en la patrimonialización de estas tenencias cuando empezó a compartirlas con su hijo, Lope Díaz II de Haro. Este gobernó Castilla la Vieja a partir de 1210, Asturias de Santillana en 1211, y Álava en 1213. Reforzó el papel del jefe de familia entre sus parientes, acelerando el paso de una concepción «horizontal» del grupo familiar a una organización «vertical», constituyendo un linaje. Fue el primero de su familia que usó el apellido Haro, lo que consta en los documentos a partir de 1184. Fue también el inventor probable de su símbolo heráldico, el lobo con un carnero en la boca, que consta en su sello de 1198.
Diego López II de Haro murió el 16 de septiembre de 1214 tal y como se atestigua en los Anales toledanos primeros : «Murió Diago López, fillo del conde D. Lop, martes en XVI dias de septiembre, era MCCLII». El rey Alfonso VIII sintió enormemente esta muerte pues tenía pensado dejar la tutoría de su hijo Enrique I de Castilla y la regencia del reino a este amigo y fiel vasallo. Fue enterrado en el claustro del monasterio de Santa María la Real de Nájera en un elaborado sepulcro en el que se encuentra la estatua yacente del magnate castellano casi coetánea a Diego López de Haro, con bajos relieves con escenas del sepelio del señor de Vizcaya. La memoria de Diego López II de Haro padeció rápidamente de ataques. Ya en 1216, durante la influencia del clan Lara — y la regencia de Enrique I de Castilla llevada a cabo por Álvaro Núñez de Lara desde 1214 hasta 1217 — fue cuando Lope Díaz II que intentaba desempeñar un papel político, un documento de la cancillería real le calificó de «señor malo». La imagen de Diego López II construida hacia 1240-1241 por el cronista Rodrigo Jiménez de Rada, el arzobispo de Toledo que le había conocido, era ya muy ambivalente. Este criticaba sobre todo su estrategia del exilio que le conducía a enfrentarse con su soberano. Las sepulturas de Diego López y de su esposa, Toda Pérez de Azagra, en el claustro de los caballeros del monasterio de Santa María la Real de Nájera, fueron labradas en la segunda mitad del siglo XIII: atestiguan el interés particular de los Haro para este antecesor fundador del linaje.
Durante los años 1270-1280, cuando Lope Díaz III de Haro se enfrentó con el rey Alfonso X el Sabio en revueltas nobiliarias cada vez más abiertas, los intelectuales de la corte atacaron directamente la memoria de este Diego López «dicho el Bueno», a quien atribuyeron por primera vez una responsabilidad en la derrota de Alarcos. Fue quizás para contestar a este ataque que escritores favorables a los Haro imaginaron un mito simétrico para devolverle a la monarquía esta responsabilidad moral. Se inventó efectivamente a finales del siglo XIII la historia de la «Judía de Toledo», que imputaba la derrota de Alarcos al pecado de Alfonso VIII. Durante los años 1340, las obras del noble portugués Pedro Alfonso de Portugal, conde de Barcelos, la Crónica Geral de 1344 y los Livros de linhagens plagaron de mitos la biografía de Diego López II. Introdujeron temas literarios de la materia de Bretaña (el ciclo arturiano) o de la materia de Francia (la épica tradicional), para convertirle en una figura ambigua, en un intento pseudo-histórico de síntesis entre su imagen negra y su memoria dorada. A mediados del siglo XV, Lope García de Salazar, en su Crónica de Vizcaya, acabó señalando esta oposición, imaginando, frente al apodo «el Bueno» que existía desde finales del siglo XIII, un apodo opuesto, «el Malo». Su imagen conoció todavía más desvíos posteriores, para obedecer a los intereses de los genealogistas nobiliarios en el siglo XVI, y después, a partir del siglo XVII, a los historiadores vascos. Esto contribuyó al mito del «feudo independiente» de Vizcaya que alimentó las controversias entre los fueristas — y posteriormente los nacionalistas vascos — y sus opositores, hasta la primera mitad del siglo XX.
Recibe en 1200 el Señorío de Bizkaia de Alfonso VIII de Castilla, y en 1212, tras la batalla de las Navas de Tolosa, el condado de Durango.
IÑIGO ARISTA.
Representación de Iñigo Arista, I Rey de Pamplona y Conde de Bigorra.
Antepasado como podemos notar en el cuadro genealógico de Doña Ticlo Díaz.
Muerto su padre, su madre se casó en segundas nupcias con el Banu Qasi Musa ibn Fortún de Tudela, uno de los señores del valle del Ebro, con cuyo apoyo llegó al trono, y que fueron los padres de Mutarrif ibn Musa y Musa ibn Musa. Este matrimonio dejó bajo la influencia de Íñigo Arista unos territorios considerables: desde Pamplona hasta los altos valles pirenaicos de Irati (Navarra) y el valle de Hecho (Aragón). Los Banu Qasi controlaban las fértiles riberas del Ebro, desde Tafalla hasta las cercanías de Zaragoza.
El advenimiento del primer rey de Pamplona no se hizo sin dificultades. Entre los núcleos de población cristiana (minoritaria), algunos daban su apoyo al partido franco, sostenido primero por Carlomagno y más tarde por Luis el Piadoso. La rica familia cristiana de los Velasco estuvo a la cabeza de ese partido.
En 799, unos procarolingios asesinaron al gobernador de Pamplona, medio hermano de Íñigo Arista, Mutarrif ibn Musa, bisnieto del conde Casio. En 806, los francos controlaban Navarra a través de un Velasco como gobernador. En 812, Luis el Piadoso mandó una expedición contra Pamplona. El regreso no fue muy glorioso, pues tomaron de rehenes a niños y mujeres de la zona para protegerse durante el paso del puerto de Roncesvalles.
En 824 los condes Eblo y Aznar dirigieron otra expedición con el fin de restablecer la supremacia franca en Pamplona, pero fueron vencidos por Íñigo Arista con el apoyo de sus yernos Musa ibn Musa, su medio hermano, y García Galíndez el Malo de Jaca, conde de Aragón. Después de la derrota de los condes, Eblo fue hecho prisionero y enviado a Córdoba, mientras que Aznar, posiblemente cuñado de Íñigo Arista, fue puesto en libertad.
Íñigo Arista fue nombrado por trescientos caballeros rey, en la peña de Oroel, Jaca. Entonces apareció Íñigo Arista como princeps: "Christicolae princeps" (príncipe cristiano), según Eulogio de Córdoba.
Fruto de esta alianza fue la intervención en las luchas de los Banu Qasi con los Omeyas de Córdoba, lo que motivó las represalias de Abderramán II contra Pamplona.
En 841 fue víctima de una enfermedad que lo dejó paralítico. Su hijo García Íñiguez ejerció entonces una fuerte regencia, llevando la dirección de las campañas militares. Pero la política de alianzas continuó. Así, su hija Assona se casó con su tío Musa ibn Musa.
García Iñiguez de Pamplona.
García Iñiguez de Pamplona. Rey de Pamplona.
García fue educado en Córdoba. En mayo de 843 ayudó a su tío Musa ibn Musa en su insurrección contra el emir de Córdoba. El resultado fue el ataque de Abd al-Rahman II de Córdoba a las tierras de Pamplona, que terminó el mes siguiente con una rotunda victoria del emir sobre García Íñiguez y Musa.
En 859 fue apresado por una expedición vikinga que había subido por el río Ebro. Liberado tras pagar un rescate de 70 000 monedas de oro, abandonó las antiguas alianzas con los Banu Qasi y se acercó al reino de Asturias. García se alió con el rey asturiano Ordoño I y juntos obtuvieron un importante triunfo ante los musulmanes en la batalla de Albelda en 859-860, que también fue llamada la« batalla de Monte Laturce» o la «de Clavijo». Esta victoria cristiana motivó la quiebra del poder de los Banu Qasi y la consiguiente reacción cordobesa.
Su hijo Fortún Garcés fue hecho prisionero por los musulmanes en 860 y estuvo retenido en Córdoba, en un exilio dorado, más de veinte años. Después de la muerte de García Íñiguez, hasta el regreso de su hijo Fortún Garcés de su cautiverio en Córdoba en 882, parece que gobernó como regente en Pamplona García Jiménez, hijo de Jimeno García de la dinastía Jimena.
Durante su reinado se tomaron las primeras medidas para favorecer el paso de peregrinos que acudían a Compostela, poniendo las primeras piedras del futuro camino de Santiago.
Estuvo casado con Urraca de quien no existe ningún dato documental para conocer su linaje, aunque teniendo en cuenta que tuvo un hijo llamado Fortún, nombre que llevaron varios miembros de la dinastía muladí, podría ser hija de Fortún ibn Musa (muerto en 874), nieta paterna de Musa ibn Musa y Assona Íñiguez y prima hermana de Muhammad ibn Lubb, el abuelo de la Urraca reina asturiana.
De estos dos troncales de reyes y reinas y primeros reyes vascos desciende esta rama que llega hasta los mismo Isasi y después a sus descendientes aquí en Paraguay y muy probablemente en el mundo entero.
PEQUEÑO RESUMEN
Es hora de hacer un pequeño resumen de estos más de 1200 años:
Comenzando con un posible jefe vascón llegamos al primer rey de Pamplona, después Navarra, Jimena Garcés, su nieta; mediante su marido llegamos a los reyes de León. Después Don Ordoño Ordóñez, Infante de León, Don Alfonso Ordóñez, Don Rodrigo Alfónsez de Asturias, Don Diego Rodríguez, Conde de Noreña en Asturias, Don Rodrigo Díaz, Duque de Asturias, Señor de Nava, Don Diego Álvarez de Oca, importante magnate castellano, Doña Ticlo Díaz, y ya pasamos a los Señores de Vizcaya, con Don Lope Íñiguez, los Haro, los Ayala ya en el 1300, y llegando a una de las figuras centrales que aparecen como paradigma de la nobleza de la zona de vasconia, al servicio castellano.Continuando todavía con su nieta, Doña Teresa Díaz de Ayala ya a mediados del 1400, que se une con los linajes Galarza y Cortázar, en Léniz, y Eskoriatza, poderosos en esa zona de influencia del País Vasco. Después el linaje Galarza en esta rama se une con Otalora sobre el 1500, Eraña y Otalora se unen ahora con el linaje Ocaranza, poderoso también, uniéndose a los Aguirre o Askarretazábal a principios del 1600, llegando a Isasi y a Elorrio en Vizcaya, sobre el 1700, para llegar desde el siglo XVIII hasta la actualidad a Indias, Paraguay.
Fuentes:
- http://hedatuz.euskomedia.org/8334/1/03610374.pdf
- http://vascongados.blogspot.com/2015/07/batalla-de-elorrio.html
- https://pantxike.wordpress.com/2016/09/22/aozaratza/
- http://www.diariovasco.com/v/20130815/alto-deba/casa-torre-medieval-galartza-20130815.html
- https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/09/la-torre-nabarra-de-tosubando-en-bedia.html
- Wikipedia
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