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domingo, 17 de marzo de 2019

LOS JUTOS.


Origen de los Jutos.

Los jutos (también puede verse como Iuti o Iutae según la fuente) fueron un pueblo germánico que, según Beda, eran uno de los tres pueblos germánicos más poderosos de la época.1​ Se cree originario de la zona meridional de Jutlandia (Iutia en latín) en la actual Dinamarca, Schleswig meridional (Jutlandia meridional) y parte de la costa frisia oriental.

Beda ubica la tierra natal de los jutos en el otro lado de los anglos en relación con los sajones, lo que significaría la parte septentrional de la península de Jutlandia. Tácito retrata a un pueblo llamado los Eudoses que vivían en el norte de Jutlandia y estos pudieron haber sido los posteriores Iutae. Los jutos también han sido identificados con los Eotenas (ēotenas) implicados en el conflicto frisio con los daneses tal como lo describe el episodio Finnesburg en el poema Beowulf (versos 1068–1159). Otros han interpretado los ēotenas como jotuns (ettins en inglés), lo que quiere decir gigantes, o como un kenning para «enemigos».

En desacuerdo con Beda, algunos historiadores identifican a los jutos con el pueblo llamado los Eucii (o Saxones Eucii) quienes estaban evidentemente relacionados con los sajones y dependían de los francos en el año 536. Los Eucii podían haber sido los mismos que una oscura tribu llamada los Euthiones y probablemente asociada con los sajones. Los euthiones están mencionados en un poema de Venancio Fortunato (583) como un pueblo bajo la soberanía de Chilperico I de los francos. Esta identificación concordaría bien con la posterior localización de los jutos en Kent, puesto que la región justo al otro lado de Kent en el continente europeo (actual Flandes) era parte de Francia. Incluso si los jutos estaban presentes al sur de los sajones en Renania o cerca de los frisios, esto no contradice la posibilidad de que fueran emigrantes desde Jutlandia.

Antes de producirse las grandes migraciones ocurridas entre los siglos III y VIII, pues, lo más probable es que los jutos limitasen al norte con los danios (es decir los directos ancestros de los actuales daneses), al sur con los sajones, al sureste con los anglos y al oeste (en las islas) con los frisios.

Tras desplazarse, en una migración en la que participó la mayoría del pueblo juto, hacia las bocas del Rin, participaron junto a anglos, sajones y frisios en las invasiones germánicas a Inglaterra que se produjeron a partir del año 430. De acuerdo a Beda, se establecieron en Hampshire, Kent y en la isla de Wight (reino de Kent). Así lo atestiguan numerosos topónimos de esta zona.

Aunque es fácil detectar sus influencias en Kent (por ejemplo en la división de las herencias), su impacto en Hampshire y la isla de Wight es mucho más reducido. Robin Bush, un estudioso moderno, cree que se debe a la asimilación y la limpieza étnica sajona, a pesar de la oposición de otros académicos.

Se cree que aquellos jutos que no migraron, son los antepasados de los actuales habitantes de Jutlandia.[cita requerida]


Además algunos estudiosos los identifican con los göter (léase ioeter) o godos y los gautas, procedentes del sur de lo que hoy es Suecia y llamados en latín Eotas o Iótas (no confundir con los getas tracios).[cita requerida] Sin embargo, en obras literarias clásicas como Beowulf, ambas tribus aparecen diferenciadas, nombrándose a los goter (de la isla de Gotland en el suroeste del mar Báltico), siendo posible que el parecido en el nombre sea una simple confusión.

















sábado, 16 de marzo de 2019

LOS LOMBARDOS.


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Los lombardos (en latín, langobardi, de donde procede el nombre alternativo de longobardos) fueron un pueblo germánico originario del norte de Europa que se asentó en el valle del Danubio y desde allí invadieron la Italia bizantina en 568 d.C bajo el liderazgo de Alboino. Establecieron el Reino lombardo de Italia, que duró hasta el año 774 d.C, cuando fue conquistado por los francos.

El Origo narra la historia de una pequeña tribu llamada los Winnili1​ habitaban en el sur de Escandinavia (Scadanan) (El Codex Gothanus escribe que los Winnili primero habitaron cerca de un río llamado Vindilicus en uu frontera extrema de la Galia.) Los Winnili se dividieron en tres grupos y una parte dejó la tierra natal para buscar campos extranjeros. La razón del éxodo fue probablemente la superpoblación.​ La gente que se marchó estaba guiada por los hermanos Ybor y Aio y su madre Gambara​ y llegaron a las tierras de Scoringa, quizás la costa báltica6​ o el Bardengau en las orillas del Elba.​ Scoringa estuvo gobernada por los vándalos, y sus jefes, los hermanos Ambri y Assi, quienes concedieron a los Winnili elegir entre el tributo o la guerra.

Los winnili eran jóvenes y valientes y rechazaron pagar tributo, diciendo «Es mejor conservar la libertad por las armas que mancharla con el pago del tributo». Los vándalos prepararon la guerra y consultaron a Godan (el dios Odín), quien contestó que concedería la victoria a aquellos a quienes él viera en primer lugar al amanecer.​ Los winnili eran menos numerosos​ y Gambara buscó la ayuda de Frea​), quien le aconsejó que todas las mujeres winnili debían atar sus cabellos debajo de sus caras como si fueran barbas y marchar junto con sus esposos. Al amanecer, Frea giró la cama de su marido hacia el oriente y le despertó. Así que Godan vio a los winnili primero, y preguntó, «¿Quiénes son estos que llevan largas barbas?» y Frea contestó, «Señor, tú les has dado el nombre, ahora concédeles también la victoria».​ Desde entonces, los winnili fueron conocidos como los langobardos (latinizado e italianizado como lombardos).

Cuando Pablo el Diácono escribió la Historia entre 787 y 796 era un monje católico y devoto cristiano. Por ello, pensaba que las historia paganas de su gente eran «tontas» y «ridículas».​ Pablo explicó que el nombre «langobardo» venía de la longitud de sus barbas, por las palabras germánicas lang ‘largo’ y bard ‘barba’.​ Una teoría moderna sugiere que el nombre «langobardo» viene de Langbarðr, un apodo de Odín. Priester afirma que cuando los winnili cambiaron su nombre al de «lombardos», también cambiaron su antiguo culto a la fertilidad agrícola al culto de Odín, creando así una tradición tribal consciente.​ Fröhlich invierte el orden de los acontecimientos en Priester y afirma que con el culto a Odín, los lombardos hicieron crecer sus barbas para parecerse al Odín de la tradición y su nuevo nombre reflejaba esto.​ Bruckner remarca que el nombre de los lombardos se encuentra en una relación cercana a la veneración de Odín, cuyos muchos nombres incluyen «el de la larga barba» o «el de la barba gris», y que el nombre lombardo Ansegranus ('el que tiene la barba de los dioses') muestra que los lombardos tenían esta idea de su deidad jefe.


Arqueología y migraciones.

Del testimonio combinado de Estrabón (año 20) y Tácito (año 117), los lombardos habitaban cerca de la desembocadura del río Elba poco después del comienzo de la era cristiana, cerca de los Chauci.​ Estrabón afirma que los lombardos vivieron en ambas orillas del Elba. El arqueólogo alemán Willi Wegewitz definió varios lugares de enterramiento de la Edad del Hierro en el Elba inferior como langobárdico.​ Los lugares de enterramiento son crematorios y usualmente se datan desde el siglo VI a. C. hasta el III d. C., de manera que parece improbable una ruptura del asentamiento.​Las tierras del Elba inferior caen en una zona de la cultura de Jastorf y se convirtieron en germánicos del Elba, difiriendo de las tierras entre el Rin, el Weser y el Mar del Norte.​ Los hallazgos arqueológicos muestran que los lombardos eran un pueblo agrícola.

La primera mención de los lombardos acontece entre el año 9 d. C. y el año 16, por el historiador de corte romano Veleyo Patérculo, quien acompañó a una expedición romana como prefecto de la caballería. Patérculo describió a los lombardos como «más fieros que los salvajes germanos normales».​ Tácito contaba a los lombardos entre las tribus suevas,​ y súbditos de Marobod el Rey de los marcomanos.​ Marobod había hecho la paz con los romanos, y por ello los lombardos no formaron parte de la confederación de germanos a las órdenes de Arminio en la batalla del bosque de Teutoburgo en el año 9. En el año 17, estalló la guerra entre Arminio y Marobod. Tácito dice:

No sólo los queruscos y sus confederados... cogieron las armas, sino los senones y los longobardos, ambos naciones suevas, se rebelaron contra él de la soberanía de Marobod... Los ejércitos... fueron estimulados por sus propias razones, los queruscos y los lombardos lucharon por su antiguo honor o su recién adquirida independencia...

En 47, estalló una lucha entre los queruscos y expulsaron a su nuevo caudillo, el sobrino de Arminio, de su país. Los lombardos aparecen en la escena con suficiente poder, al parecer, para controlar el destino de la tribu que, treinta y ocho años antes, había encabezado la lucha por la independencia, pues restauraron al depuesto jefe.​ A mediados del siglo II, los lombardos también aparecen en Renania. Según Ptolomeo, los lombardos suevos se asentaron en al sur de los sicambrios,​ pero también permanecieron en el Elba, entre los chauci y los suevos, que indican una expansión lombarda. El Codex Gothanus también menciona Patespruna (Paderborn) en relación con los lombardos.​ Dión Casio nos informa de que justo antes de las guerras marcomanas, seis mil lombardos y los ubios cruzaron el Danubio e invadieron Panonia.​ Las dos tribus fueron derrotadas, de ahí que desistieran de su invasión y enviaran a Ballomar, rey de los marcomanos, como embajador ante Elio Basao, quien estaba entonces administrando Panonia. Se hizo la paz y las dos tribus volvieron a su hogar, que en el caso de los lombardos estaba en las tierras del Elba inferior. Por esta época, Tácito, en su obra Germania (98 d. C.), describe a los lombardos de la siguiente manera:

A los langobardos, por el contrario, su escaso número los distingue. Aunque rodeados por una hueste de tribus más poderosas, están seguros, no sometiéndose, sino desafiando los peligros de la guerra.

Del siglo II en adelante, muchas de las tribus germánicas de la época del emperador Tiberio comenzaron a unirse en grandes uniones tribales, dando como resultado a los francos, alamanes, bávaros y sajones.​ La razón por la que los lombardos desaparecen como tales de la historia romana en el período 166–489 podría ser que habitaban tan profundamente en la Germania interior que sólo se les detectó cuando reaparecieron en las orillas del Danubio, o bien que los lombardos también se vieron sometidos a una tribu más grande, probablemente los sajones. Es, sin embargo, bastante probable que cuando el grueso de los lombardos emigraron, una parte considerable permaneció detrás y más adelante fueron absorbidos por las tribus sajonas en la región, mientras que sólo los emigrantes conservaron el nombre de lombardos.​ Sin embargo, el Codex Gothanus escribe que los lombardos fueron sometidos por los sajones alrededor del año 300, pero se alzaron de nuevo contra los sajones con su rey Agelmundo.​ En la segunda mitad del siglo IV, los lombardos dejaron su hogar, probablemente debido a cosechas difíciles, y se embarcaron en su migración.

La ruta de migración de los lombardos, desde su tierra natal a Rugiland en 489, abarcaba diversos lugares: Scoringa (que se cree que es su tierra en las orillas del Elba), Mauringa, Golanda, Anthaib, Banthaib, y Vurgundaib (Burgundaib).​ Según el Anónimo de Rávena, Mauringa era la tierra al este del Elba.

El cruce a Mauringa era muy difícil, los assipitti (usipetes) les denegaron el paso a través de sus tierras; se arregló una lucha entre el hombre más fuerte de cada tribu, el lombardo resultó victorioso, les permitieron el paso y los lombardos alcanzaron Mauringa.​ El primer rey lombardo, Agelmundo, de la raza de Guginger, gobernó durante treinta años.


Territorio lombardo en 526. Por entonces, los lombardos ocupaban aproximadamente las tierras de la moderna Eslovaquia (el mapa muestra en trazo oscuro las fronteras en el siglo XXI).


Los lombardos se fueron de Mauringa y alcanzaron Golanda. El erudito Ludwig Schmidt cree que esto era más al este, quizás en la orilla derecha del Oder. Schmidt considera que el nombre es el equivalente de Gotland y significa simplemente 'buena tierra'. Esta teoría es muy plausible, Pablo el Diácono menciona un episodio de los lombardos cruzando un río, y los lombardos podrían haber alcanzado Rugiland desde el Oder superior a través de la Puerta Morava.

Marchándose de Golanda, los lombardos pasaron a través de Anthaib y Banthaib hasta que alcanzaron Vurgundaib. Vurgundaib se cree que eran las tierras antiguas de los burgundios.44​45​ En Vurgundaib, los lombardos fueron derrotados en el campo por los «búlgaros» (probablemente hunos);​ el rey Agelmundo fue asesinado. Laimicho fue ascendido al reinado más tarde; estaba en su juventud y deseaba vengar la muerte de Agelmundo.​ Los lombardos mismos eran probablemente súbditos de los hunos tras la derrota, pero los lombardos se alzaron de nuevo contra ellos y los derrotaron con gran matanza.​ La victoria dio a los lombardos un gran botín y confianza pues ellos «...se hicieron más atrevidos a la hora de enfrentarse en la guerra».​

En los años 540, Alduino (que gobernó entre 546 y 565) guió a los lombardos al otro lado del Danubio de nuevo hacia Panonia Se establecieron allí gracias a un foedus de 540, ​pues Justiniano los animó a luchar contra los gépidos para tenerlos por aliados y servir de barrera a Italia contra las invasiones de otros pueblos bárbaros. Dado que Justiniano les había ayudado en una guerra contra los gépidos, lucharon a cambio contra los ostrogodos.

El reino de los lombardos en Italia.

En 560 surgió un nuevo y enérgico rey: Alboíno, que derrotó a sus vecinos gépidos, les hizo sus súbditos y en 566, se casó con la hija de su rey Cunimundo, Rosamunda. En la primavera del año 568, Alboíno invadió Italia al forzar el limes del Friuli junto a un ejército en el que había lombardos y otras tribus germánicas como bávaros, gépidos, sajones51​ y búlgaros. Entre cuatrocientos y quinientos mil lombardos cruzaron los Alpes Julianos e invadieron el norte de Italia (la población romana en el norte de Italia era aproximadamente de dos millones de personas) debido a la presión de los ávaros.​ En aquel momento Longino, que había sucedido a Narsés en el gobierno de Italia con el título de exarca, no esperaba esta invasión. En el verano de 569, los lombardos conquistaron el centro romano del Norte de Italia, Milán. La zona estaba entonces recuperándose de las terribles guerras góticas, y el pequeño ejército bizantino dejado para su defensa no pudo hacer nada.

Posteriormente cayó Pavía, tras un asedio de tres años, en 572, convirtiéndose en la primera capital del nuevo reino lombardo de Italia. Al año siguiente, los lombardos penetraron más al sur, conquistando la región de Toscana. Posteriormente, las tribus lombardas también se instalaron en el centro y el sur de Italia estableciendo los ducados de Spoleto y Benevento, que pronto se hicieron semi-independientes. Los bizantinos consiguieron conservar el control de la región de Rávena y Roma, unidos por un estrecho corredor que discurría a través de Perugia.

Cuando entraron en Italia, algunos lombardos conservaron su forma nativa de paganismo, mientras que algunos eran cristianos arrianos. De ahí que no tuvieran buenas relaciones con la Iglesia católica, a la que persiguieron con el celo de neófitos. Gradualmente, adoptaron títulos romanos, nombres y tradiciones, y en parte se convirtieron a la ortodoxia (siglo VII), no sin una larga serie de conflictos religiosos y étnicos.

A consecuencia de estos sucesos, se formaron en el territorio conquistado por los lombardos treinta y seis ducados independientes, pero esta desmembración fue perjudicial para ellos y funesta para Italia. Sus dirigentes se asentaron en las ciudades principales. El rey gobernaba sobre ellos y administraba la tierra a través de emisarios llamados gastaldi. Esta subdivisión, sin embargo, junto con la independiente falta de docilidad de los ducados, privó al reino de su unidad, debilitándolo incluso en comparación con los bizantinos, especialmente después de que empezaron a recuperarse de la invasión inicial. Esta debilidad se hizo todavía más evidente cuando los lombardos tuvieron que enfrentarse con el creciente poder de los francos. En respuesta a este problema, los reyes intentaron centralizar el poder a lo largo del tiempo; pero perdieron el control sobre Spoleto y Benevento definitivamente en el intento.


La invasión lombarda, por otro lado, destruyó el limes de Friuli y las plazas fuertes del Véneto. En consecuencia, esta zona quedó abierta a que otros bárbaros cruzaran los Alpes y la invadieran. Así lo hicieron los ávaros y los eslavos, que atacaron las llanuras llegando en ocasiones hasta el mar Adriático.

Estructura social.

Idioma

El idioma lombardo está extinto. El idioma germánico declinó a partir del siglo VII, pero pudo seguir conservando un uso disperso hasta alrededor del año 1000. El idioma sólo se conserva fragmentariamente, siendo la principal evidencia palabras individuales citadas en textos latinos. En ausencia de textos lombardos, no es posible llegar a ninguna conclusión sobre la sintaxis y morfología del idioma. La clasificación genética del lenguaje está basada necesariamente de forma total sobre la fonología. Puesto que hay evidencia de que el lombartico participó en él, y de hecho muestra algo de la evidencia más antigua para, el cambio consonante alto-alemán, está clasificado como un germánico del Elba o dialecto alemán superior.

Fragmentos longobárdicos están conservados en inscripciones rúnicas. Entre los textos de fuentes primarias se encuentran breves inscripciones en futhark antiguo, entre ellos la «cápsula de bronce de Schretzheim» (h. 600). Hay un número de textos latinos que incluyen nombres lombárdicos, y textos legales lombardos contienen términos tomados del vocabulario legal vernáculo. En 2005, hubo algunas pretensiones de que la inscripción de la espada Pernik pueda ser lombarda.

Sociedad del período de la migración.

Los reyes lombardos pueden remontarse hasta alrededor del año 380 y por lo tanto a comienzos de la Gran Migración. El reinado se desarrolló entre los pueblos germánicos con la unidad de un solo mando militar se consideró necesario. Schmidt creía que las tribus germánicas se dividieron por cantones y que el gobierno más antiguo fue una asamblea general que seleccionaba los jefes de los cantones y los caudillos guerreros de los cantones (en tiempos de guerra). Tales figuras probablemente estaban seleccionados entre una casta de nobles. Como resultado de las guerras de su vagabundeos, el poder real se convirtió en tal manera que el rey se convirtió en representante del pueblo; pero la influencia del pueblo sobre el gobierno no desapareció completamente.​ Pablo el Diácono da un relato de la estructura tribal lombarda durante la migración:

...para poder incrementar el número de sus guerreros, conferir libertad a muchos de aquellos a los que liberan del yugo de la esclavitud, y que la libertad de estos puede considerarse establecida, ellos confirmaron en su forma acostumbrada por una flecha, pronunciando ciertas palabras de su país en confirmación del hecho.


La completa emancipación parece haberse garantizado sólo entre los francos y los lombardos.












LOS HUNOS.

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Los hunos (latín vulgar: huni; también como chuni; griego medieval: Oúnnoi / Οὕννοι), constituyeron una confederación de pueblos nómadas y seminómadas, a partir de varias ramas étnicas procedentes del área esteparia, junto con grupos conquistados o asimilados en el área balcánica. La importancia de los hunos estriba en la creación tardía de un auténtico aparato de poder, capaz de rivalizar, en atribuciones e influencias, con las dos mitades escindidas del Imperio Romano, amenazando al mismo tiempo tanto a Constantinopla como a Roma.
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El Imperio huno fue fundado por los hunos, un pueblo asiático que tuvo gran relevancia en el siglo IV. Realizaron profundas incursiones en Europa (hasta Francia) y en Asia (hasta India).

El origen de los hunos se encuentra en Asia Central. Esta era por entonces una "confederación" de pueblos nómadas que basaban su vida en el cuidado del ganado. De entre esos pueblos, aparecen dos ramas: los hunos blancos (conocidos también por el nombre de heftalíes) y otra rama que, a finales del siglo IV, descendieron por los valles del Volga (actual Rusia), mientras la primera descendía por los valles del río Oxus (nombre en griego del río Amu Daria que atraviesa gran parte de los países de Asia Central).

El movimiento de los hunos por Asia Central comenzó por el actual Turkmenistán hacia India. Ocuparon las zonas de Sogdiana y Bactriana, después penetraron por Irán y por India por el Noroeste, llegando a India Central, aprovechando la gran desestabilización del imperio de los Gupta a finales del siglo V.

El movimiento de los hunos hacia Europa se produjo hacia el año 370. Produjo una gran desestabilización de los pueblos bárbaros asentados en Europa Central y Oriental. Los hunos consiguieron asentarse en las orillas del Danubio, donde entablaron conversaciones amistosas con el Imperio romano, a quien ayudó en sus guerras con los germanos.

La llegada al poder de Atila produjo la unión en un estado, un gran imperio huno. Atila saqueó las tierras del Imperio romano hasta su muerte en el año 453, que a su vez significó el desmoronamiento de su imperio.

El origen de los hunos que se asentaron en Europa durante el siglo IV es todavía incierto. Sin embargo, los principales historiadores los consideran como un grupo de tribus nómadas de Asia Central con orígenes mezclados. Los hunos probablemente fueron étnicamente diversos, debido a un proceso etnogenético de asimilación cultural. Parece que usaron el idioma gótico como lingua franca.


Representación de los hunos luchando contra los alanos.

Con su hermano fallecido y como único rey de los hunos, mantuvo el poder de manera indiscutible sobre sus súbditos. En el 447, Atila volvió a los hunos de nuevo contra el Imperio romano de Oriente. Su invasión de los Balcanes y Tracia fue devastadora según un registro, arrasó más de setenta ciudades. El Imperio romano ya se tenía bastantes problemas internos, como hambruna o plagas, así como disturbios y varias series de terremotos en Constantinopla. Solo la rápida reconstrucción de sus murallas permitió a la capital evitar la conquista. La victoria de los hunos sobre los romanos los había dejado virtualmente sin desafíos en la tierra de los romanos y solo las enfermedades los obligaron a retirarse, cuando habían llevado a las hordas hasta las Termópilas.

La guerra contra el Imperio romano de Oriente terminó al fin en el 449 con la firma de la Tercera paz de Anatolio.

A pesar de sus incursiones en el Imperio romano de Oriente, los hunos siguieron manteniendo buenas relaciones con el de Occidente; esto era en gran parte gracias al poderoso general romano Flavio Aecio (señor de hecho del imperio occidental), de cuya amistad gozaban debido a la estancia que el romano había pasado con ellos. Todo esto cambió en el año 450, cuando Honoria, hermana del emperador Valentiniano III, envió a Atila un anillo y le pidió ayuda para escapar de su compromiso matrimonial con un senador. Aunque realmente no se sabe si Honoria lo hizo porque pretendía proponer matrimonio a Atila, este se lo tomó como tal. El monarca huno reclamó la mitad del Imperio romano de Occidente como dote. A las fallidas relaciones, se añadió una disputa que surgió entre Atila y Aecio referente al heredero legítimo del trono de los francos salios. Asimismo, las repetidas incursiones en el Imperio de Oriente habían dejado poco que saquear en el este.

En 451, las fuerzas de Atila entraron en la Galia y reclutaron guerreros de las tribus francas, godas y burgundias según avanzaban. Una vez en la Galia, los hunos atacaron Metz y continuaron hacia el oeste, pasando tanto Lutecia como Troyes para asediar Orléans.

El emperador Valentiniano III encomendó a Aecio el socorro de Orléans. Reforzados por las tropas francas y visigodas bajo el mando del rey Teodorico, las fuerzas romanas se encontraron con los hunos en la que sería conocida como la batalla de Châlons. Pese a acabar con una derrota táctica de Atila que frustró sus planes respecto a la Galia y lo obligó a retirarse del imperio, las trascendencia macrohistórica de la victoria de los romanos y sus aliados es un asunto controvertido.


Los movimientos de Atila durante la campaña de la Galia.

Campañas de Atila

Jinetes hunos atacando al ejército romano siglo V. Autor Christian Jégou.
Jinetes hunos atacando al ejército romano siglo V. Autor Christian Jégou.

Ataque de Atila a Constantinopla en el 447. Después de una serie de terremotos que destruyeron las murallas de la ciudad, Atila atacó la ciudad que fue defendida por el prefecto Flavio Constantino que rechazó el ataque.
Ataque de Atila a Constantinopla en el 447. Después de una serie de terremotos que destruyeron las murallas de la ciudad, Atila atacó la ciudad que fue defendida por el prefecto Flavio Constantino que rechazó el ataque.

Campaña de Atila en la Galia en 451

Batalla de los Campos Catalaúnicos o de Chalons 451: Despliegue inicial
Batalla de los Campos Catalaúnicos o de Chalons 451: Despliegue inicial.


Al año siguiente, Atila renovó sus exigencias sobre Honoria y los territorios del Imperio romano de Occidente. Dirigiendo sus hordas a través de los Alpes entró en la península itálica, saqueando y arrasando Aquilea, Vicetia, Verona, Brixia y Milán. Al final, retiró sus tropas tras haber llegado a las puertas de Roma, tras ver al papa León I. Atila marchó sin Honoria y sin su dote.

Desde la cuenca cárpata, se preparó para atacar Constantinopla. Antes de emprender sus planes, se casó con una mujer germana llamada Ildico. En el año 453, murió de una hemorragia nasal en su noche de bodas.
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Después de Atila.

A Atila le sucedió su hijo mayor, Elak. Sin embargo, los otros hijos de Atila, Dengizik y Ernak, disputaron el trono a Elak. Aprovechando la situación, las tribus subyugadas se alzaron en rebelión. Un año después de la muerte de Atila, los hunos fueron derrotados en la batalla de Nedao. En el año 469, Dengizich, el último rey huno y sucesor de Elak, murió. Esta fecha marca el fin del imperio huno.






















LOS ALANOS.

Los alanos (llamados también alauni o halani) eran un grupo étnico de origen germánico o iranio relacionado con los sármatas, pastores nómadas muy belicosos de diferentes procedencias, que hablaban la lengua irania y compartían con ellos la misma cultura en muchos aspectos.

 el ri chino del período Han difiere de las unidades básicas de distancia del SI, ya que un ri equivalía a 415,8 metros. El «Gran Pantano» puede ser o bien un cabo del mar de Aral, que está situado no muy lejos de Kangju (entre Taskent y Aralsk hay alrededor de 866 km); o bien las tierras húmedas del delta del Danubio, un obstáculo enorme que entorpecía a los pueblos nómadas que querían internarse al oeste; o bien los aún más impresionantes pantanos del Pripet, en las actuales Bielorrusia y Ucrania. De ese modo, a principios del siglo I, los alanos habían ocupado las tierras al noreste del mar de Azov a lo largo del río Don. Las fuentes escritas sugieren que entre la segunda mitad del siglo I hasta el siglo IV, los alanos tenían la supremacía de las tribus y habrían creado una poderosa confederación de tribus sármatas. Los alanos supusieron un problema para el Imperio romano, ya que efectuaban incursiones tanto en el Danubio como en las provincias del Cáucaso durante los siglos  II y III.

El historiador romano Amiano Marcelino sostenía que: «Casi todos los alanos son altos y bien parecidos. Su pelo es normalmente rubio y sus ojos terriblemente fieros». Asimismo, consideraba que los alanos eran los antiguos masagetos: «Iuxtaque Massagetae Halani et Sargetae», «Per Albanos et Massagetas, quos Alanos nunc appellamus», «Halanos pervenit, veteres Massagetas».

Los hallazgos arqueológicos apoyan las fuentes escritas. P.D. Rau ha identificado restos de los últimos sármatas con los alanos históricos. Basándose en el material arqueológico, fueron una de las tribus nómadas de lengua irania que comenzaron a entrar en el área dominada por los sármatas en los siglos I y II.

Los alanos aparecen por primera vez en los escritos romanos en el siglo I y fueron descritos más tarde como gente belicosa especializada en la cría de caballos. Atacaban con frecuencia el Imperio Parto y las provincias romanas del Cáucaso. En una inscripción del rey parto Vologeses I se puede leer que luchó contra Kuluk, rey de los alanos, en el 11º año de su reinado.

Esta inscripción está respaldada por el historiador judío contemporáneo, Flavio Josefo (37-94), que escribe en su Guerra de los judíos (libro VII, capítulo 8.4) cómo los alanos (a quienes llama tribu escita) que vivían cerca del mar de Azov, cruzaron las Puertas de Hierro en busca de pillaje y que derrotaron a los ejércitos de Pacoros, rey de Media, y Tiridates, rey de Armenia, hermanos los dos de Vologeses I (cuya inscripción vimos más arriba):

"Había una nación llamada de los alanos, que anteriormente habíamos llamado de los escitas, y que habitaban en el Lago Meotis. En estos tiempos esta nación tenía a bien atacar Media y áreas ulteriores con el objetivo de realizar pillaje. Con esa intención hicieron un tratado con el rey de Hircania, ya que él era el amo del paso que el gran Alejandro Magno había cerrado con puertas de hierro. Este rey les dio permiso para atravesarlo y así lo hicieron en grandes multitudes y cayeron sobre los medas sin previo aviso y rapiñaron su país, que encontraron muy habitado, y lo repoblaron de gran abundancia de ganado y nadie se atrevió a oponerles resistencia, ya que Parocos, el rey del país, había huido por miedo hacia lugares de difícil acceso y había cedido todo lo que tenía, conservando solamente a su esposa y a sus concubinas, no sin dificultad, porque tras hacerlas cautivas tuvo que darles cien talentos por su rescate. Estos alanos, por lo tanto, rapiñaron el país sin encontrar oposición y con gran facilidad. Procedían de la lejana Armenia y en su paso habían arrasado con todo. Era Tiridates rey de ese país y se enfrentó y luchó con ellos y por poco cayó prisionero en la batalla, ya que cierto hombre le tiró una red desde gran distancia y lo hubiera agarrado si no llega a ser porque el rey inmediatamente cortó las cuerdas con su espada y huyó. De modo que los alanos, aún más enfadados al ver tal hecho, arrasaron el país y se llevaron consigo a muchísimos hombres y una gran cantidad de lo apresado en ambos reinos, y luego se retiraron a su propio país."


Flavio Arriano marchó contra los alanos en el siglo I y dejó un detallado informe (Ektaxis kata Alanoon o La guerra contra los alanos), que es una de las mayores fuentes para estudiar las tácticas militares imperiales, aunque no revela mucho de su enemigo.

LOS ALANOS OCCIDENTALES Y LOS VÁNDALOS.

Alrededor del año 370, los alanos fueron barridos por los hunos y se dividieron en varios grupos, algunos de los cuales huyeron al oeste. Una parte de esos alanos occidentales se unieron a las tribus germánicas de los vándalos y suevos cuando invadieron la Galia romana. Gregorio de Tours destaca en su Liber historiae Francorum (Libro sobre la historia de los francos) que el rey alano Respendial salvó la batalla para los vándalos en un choque con los francos cerca del Rin el 31 de diciembre de 406. Según este historiador, otro grupo de alanos dirigido por Goar cruzaron este río por esas fechas, pero al punto se unieron a los romanos y se asentaron en la Galia.

Emigraciones de los alanos durante los siglos IV y V
Emigraciones de los alanos durante los siglos IV y V. En naranja los movimientos y en amarillo las zonas de asentamiento.


Si seguimos el derrotero de vándalos y suevos en la Península Ibérica (la entonces Hispania) en 409, los alanos se asentaron en las provincias de Lusitania y Cartaginense: «Alani Lusitaniam et Carthaginiensem provincias, et Wandali cognomine Silingi Baeticam sortiuntur» (Hidacio). Los vándalos silingos se asentaron en la Bética, los suevos en la Galicia costera y los vándalos asdingos en el resto de Galicia.

En 412, el rey alano Ataces conquistó la ciudad de Emérita Augusta (Mérida) y estableció en ella su corte durante seis años, hasta que en 418 murió en una batalla contra los visigodos, y esta rama de los alanos, por consiguiente, apeló al rey vándalo asdingo Gunderico para que aceptara la corona alana. Aunque algunos de estos alanos permanecieron en Iberia, la mayoría se dirigió al norte de África con los vándalos en 429. Los posteriores reyes vándalos de esta zona se hacían llamar Rex Wandalorum et Alanorum (Rey de los vándalos y de los alanos).

En la Galia, los alanos en un principio conducidos por Goar se asentaron en diversas áreas, sobre todo cerca de Orleans y Valence. Bajo este rey se aliaron con los burgundios de Gundahario (Gunther), con quienes entronizaron al emperador usurpador Jovino. Con el sucesor de Goar, Sangiban, los alanos de Orleans desempeñaron un papel crucial al repeler la invasión de Atila en la Batalla de los Campos Cataláunicos. Tras el siglo V, sin embargo, los alanos de la Galia se sumieron en las luchas territoriales de los francos y los visigodos y dejaron de tener la independencia de antes. Flavio Aecio congregó a numerosos alanos en la región de Armórica para reprimir los levantamientos. El nombre bretón de Alan (antes que el francés Alain) y muchas poblaciones con nombres relacionados a «alano», como Alanville, son considerados popularmente como evidencias de que un contingente de este pueblo se asentó en la Bretaña.

En la Península Ibérica se centraron en las provincias romanas de Lusitania y Cartaginense. Llegaron a ser conocidos más tarde por sus cacerías masivas y sus perros de pelea, que aparentemente introdujeron en Europa. Una raza de esos canes, que sobrevive en ciertas zonas de Castilla y León, Asturias y el País Vasco, aún lleva el nombre de «alana». Normalmente los utilizaban en las cacerías de osos y para guardar el ganado. Pero no solo eso. Una parte del grupo de alanos germánicos junto con visigodos se establecen en la parte noreste de la península y según la Encyclopædia Iranica dan su nombre a Cataluña, cuyos pobladores se llaman los Got-Alanien.


Actualmente la ciencia genética ha descubierto una distribución geográfica de los marcadores genéticos que han convencido a algunos investigadores de que existe una conexión entre la antiquísima y profunda herencia sármato-alana y el grupo G de línea paterna del ADN, especialmente el G2 (enlace en inglés).

Alanos y eslavos.

Las tribus alanas que moraban al norte del mar Negro pudieron haberse trasladado hacia el noroeste, hacia la actual Polonia, mezclándose con los pueblos eslavos para convertirse en los ancestros de las naciones eslavas históricas (especialmente serbios y croatas). Inscripciones del siglo III encontradas en Tanais, un pueblo situado a orillas del río Don (Rusia), menciona una tribu alana de la zona llamada horoatos o horuatos (croatas). El historiador Ptolomeo identifica a los serboi como una tribu sármata que vivía al norte del Cáucaso y otras fuentes señalan que eran una tribu alana de la estepa del Don-Volga del siglo III.


Existen documentos donde aparecen de nuevo estos nombres en el siglo V, en los que los serboi o serbios se establecieron al este del río Elba, en la actual Polonia occidental, y los croatas en la Galitzia polaca. Las tribus alanas probablemente migraron hacia el noreste y se asentaron entre las tribus eslavas, dominándolas, movilizándolas y finalmente asimilando su cultura. En 620 el Emperador bizantino Heraclio invitó a croatas y serbios a que expulsaran a los ávaros túrquicos, asentándose entre grupos eslavos anteriores y convirtiéndose con el tiempo en los antepasados de los modernos serbios y croatas. Algunos permanecieron en la región del Elba y sus descendientes son los modernos sorbios. Las crónicas bizantinas y árabes del siglo X describen a un pueblo llamado Belochrobati (Croatas Blancos) que vivían en el alto Vístula, un área conocida más tarde como Hrobatia.

Los alanos «orientales» y los hunos.


Otros alanos permanecieron bajo el dominio de los hunos. Estas tribus orientales, aunque dispersas a lo largo de las estepas hasta la Edad Media, fueron obligadas a dirigirse al Cáucaso cuando entraron los mongoles, donde se convirtieron en los modernos osetos. Su adalid más famoso fue Aspar, el magister militum del Imperio bizantino durante la década de 460. Asimismo, conformaron una red de alianzas tribales entre los siglos IX y XII.

La Alania medieval.

En el siglo VIII surgió un reino alano consolidado, llamado en las crónicas de la época Alania, en las montañas del Cáucaso septentrional, aproximadamente en lo que hoy en día es Circasia y Osetia del Norte-Alania. Su capital era Maghas y desde ahí controlaban la importantísima ruta comercial del Paso de Daryal. En la época tenía una salida al mar, hacia la antigua ciudad portuaria de Phasis (Poti), en la Cólquide (Georgia occidental).

En los primeros años del siglo IX, el reino alano del Cáucaso cayó bajo el Janato jázaro. Eran fieles aliados de los jázaros y les apoyaron contra la coalición conducida por Bizancio durante el reinado del rey jázaro Benjamín. Según el autor anónimo del Documento de Cambridge o Carta de Schechter, muchos alanos se habían convertido al judaísmo en esta época. Sin embargo, a principios del siglo X, cayeron bajo la influencia del Imperio bizantino, seguramente debido a la conversión de su líder al cristianismo. Los bizantinos, que habían adoptado una política exterior antijázara, involucraron a los alanos en una guerra contra el Janato durante el reinado de Aarón II, aproximadamente por el año 920. Los alanos fueron derrotados y su rey capturado. Según las fuentes musulmanas, como la crónica de al-Mas'udi, los alanos abandonaron el cristianismo y expulsaron a los misioneros y al clero bizantinos precisamente en estos años y a causa de estos hechos. El hijo de Aarón se casó con la hija del rey alano y así Alania se alió de nuevo con los jázaros hasta el colapso de éstos en 960.


A partir de ahí, los reyes alanos se aliaron con frecuencia con los bizantinos y con varios gobernantes georgianos en busca de protección contra las incursiones de los pueblos de la estepa, como los pechenegos y los cumanos (polovtsianos). Su alianza con Georgia culminó en 1187, cuando el príncipe alano David Soslan se casó con la reina Tamara. Las princesas alanas medievales también se desposaron con los gobernantes rusos descendientes de Riúrik más de una vez. Por ejemplo, santa María Oseta, que fundó el Convento de las Princesas en Vladímir, era la esposa de Vsevolod III y abuela de Alejandro Nevski.

ORIGEN DE LOS ALANOS.

Eran un pueblo un indoeuropeo pero de familia irania. Por tanto, de lengua distinta a la de suevos y vándalos, y emparentado con los escitas. Eran pueblos de la estepa, al norte del mar Negro. Como todos los habitantes de la zona, se movían a caballo y su economía se basaba en la cría de ganado.

En el siglo I constituían una de las ramas principales de la confederación sármata. Se cree que los alanos estaban emparentados con los sármatas y los hunos. Su origen no está claro. Unos apuntan a las estepas de Centro-Asia, mientras otros los hacen proceder del Norte del Irán. Se trataba de un pueblo nómada en el más amplio sentido de la palabra, y además sometidos a la presión de otros pueblos.

Su ejército era muy similar al de los sármatas, se basaba principalmente en la caballería, eran unos excelentes jinetes, empleaban el arco tipo escita y la lanza de acometida, y como protección usaban cota de escamas. Su principal desventaja frente a los hunos es que su arco era menos potente. También usaron infantería que eran arqueros a pie e infantería ligera, que se usaban en apoyo a la caballería.

La entrada de los germanos empujó a masas de población hacia el Norte y el Oeste desde las comarcas mencionadas en primer lugar. Entre ellos a los vascones que hasta entonces habían vivido al Sur del Ebro. Esta masa de gente se volcó sobre unas tierras ya de por sí pobres y azotadas además por revueltas desde finales del siglo III. Con lo cual se creó una situación explosiva. Los habitantes de estas tierras no tenían muchas más alternativas que dedicarse al pillaje y al saqueo. Se formaron bandas de “bagaudas”, gente pobre que no tenía nada que perder y que sólo subsistía de lo que saqueaba. Por contagio se alzaron bandas de cántabros y astures que estaban poco romanizados y que se unieron a la revuelta “bagauda”. Los bagaudas pronto fueron un problema serio para el orden público en las mitades Norte de las provincias Tarraconense y Cartaginense. Sin fuerzas militares para contrarrestar la amenaza, el Imperio vio como en las comarcas indicadas la autoridad imperial o simplemente provincial se esfumaba.

El Imperio ofreció a los bárbaros en 411 el pacto por el que los alanos se quedaron con la Lusitania y Cartaginense en calidad de foedus. Llegaron a ser conocidos más tarde por sus cacerías masivas y sus perros de pelea, que introdujeron en Europa. Una raza de esos canes, aún lleva el nombre de “alana”. Al parecer también empleaban estos perros para la guerra.

Los alanos que llegaron a Hispania no eran un grupo muy numeroso, se estima solo en 30.000, pero a pesar de su escaso número, ejercían la supremacía entre vandalos y suevos, quizás debido a la superioridad en caballería.

En 412, el rey alano Atax o Attaces conquistó la ciudad de Emérita Augusta (Mérida) y estableció en ella su corte durante seis años.

En el 417 tras un acuerdo entre el Imperio Romano de Occidente y el rey visigodo Valia, se decidió la expulsión de los bárbaros de Hispania que habían cortado el suministro de grano procedente del norte de África y de la Bética. Valia con su pueblo se dirigió a Hispania y dejó a los no combatientes en Barcelona. Primero se dirigió contra los vándalos silingos que ocupaban la Bética a los que derrotó en una sangrienta batalla, su rey Fredbal fue hecho prisionero y enviado Roma.


Después se dirigieron contra los alanos a los que derrotó en una batalla en el 418, en la que pereció el propio rey Ataces. Los supervivientes no eligieron otro rey, sino que se acogieron al rey vándalo asdingo Gunderico para que aceptara la corona alana. Aunque algunos de estos alanos permanecieron en Hispania, la mayoría se dirigió al norte de África con los vándalos en 429. Los posteriores reyes vándalos de esta zona se hacían llamar Rex Wandalorum et Alanorum (Rey de los vándalos y de los alanos).

Fuentes:

  • https://arrecaballo.es/edad-antigua/suevos-vandalos-y-alanos/origen-de-los-alanos/
  • Wikipedia.




















miércoles, 13 de marzo de 2019

LOS VÁNDALOS.

Durante la Edad de Hierro (800 AC) los pueblos germanos que habitaban el sur de Escandinavia y Jutlandia, efectuaron una expansión hacia el sur en tres grupos diferenciados: los del sur se Escandinavia o germanos del este se asentaron en las costas del mar Báltico, los de las islas danesas al continente, asentándose a ambos lados del río Elba, y los Jutlandia ocuparon el norte de Alemania, esta emigración debió finalizar hacia el 600 AC, dando lugar a tras dialectos diferenciados de la lengua germana.

Los pueblos germánicos en el 200 AC empezaron a emigrar hacia el sur en tres direcciones:


  • Los pueblos germanos del este, como los godos, burgundios y bastarnos, comenzaron a migrar desde Escandinavia hacia la parte oriental de la Europa continental, terminándose asentados en las estepas rusas y el mar Negro.
  • Los germanos del centro, llamados hermiones o irminones como los suevos, marcomanos, hermanduros, lugiones y turingios se dirigieron hacia el sur a la zona de entre el Rin y el Danubio.
  • Los germanos del oeste migraron hacia el sur siguiendo dos direcciones: un grupo llamado los ingaevones o ingaeuones siguieron la costa hacia el oeste y los llamados istaevones o istriones se dirigió hacia el sur.

Los lugiones o lugios que significa “mentirosos” y “confederados” formaba parte del grupo de germanos del centro llamados hermiones o irminones, e incluían a los omanos, buros, varinos, didunos, helvecones, arios o charinos, manimios, elisios.

Durante el siglo I, los lugiones o lugios estuvieron en guerra frecuente con los suevos y los cuados, contando ocasionalmente con la alianza de otras tribus, especialmente los hermunduros. A mediados de siglo derrocaron a un rey de los suevos, y en el 84 sometieron temporalmente a los cuados.

Durante parte de este siglo y en el siguiente, se fusionaron las diversas tribus de lugiones, dando lugar a un grupo denominado los los vandulios o vandalios que significa los “los que cambian” y “los hábiles”.

En tiempos de las Guerras Marcomanas ya predomina la denominación de vándalos y aparecen divididos en varios grupos: los silingos, los lacringos y los victovales o victofalios, estos últimos gobernados por el linaje de los asdingos (astingos o hasdingos), y cuyo nombre evocaba su larga cabellera. Junto a los longobardos, los lacringos y los victovales o victofalios cruzaron el Danubio hacia el 167 y pidieron establecerse en Panonia. Los asdingos o victovales, dirigidos por Rao y Rapto , no fueron admitidos en Panonia (donde se habían establecido longobardos y lacringos), por lo que avanzaron hacia el año 171 en dirección a la parte media de los Cárpatos durante las Guerras Marcomanas, y de acuerdo con los romanos se instalaron en la frontera septentrional de Dacia. Más tarde se adueñaron de la Dacia Occidental.

Emigraciones de los vándalos
Migraciones de los vándalos.

Migraciones de los vándalos.

SIGLO III.

A mediados del siglo III presionados de forma indirecta por los movimientos de los godos y de los burgundios, fueron obligados a desplazarse hacia el sur. Los vándalos silingos y otros grupos lugios siguieron la suerte de los burgundios, uniéndose a ellos, y abandonando sus asentamientos. Se asentaron en la región media de río Main. Sus ataques a Retia (Austria y Babiera) fueron rechazados por el emperador Probo en 278 en la batalla del río Libus (actualmente Lech). En esta región del Main debieron permanecer hasta que se unieron a los vándalos asdingos.

Los vándalos asdingos, que después de las Guerras Marcomanas quedaron establecidos en la región superior del río Theiss, conservaron largo tiempo sus nuevos territorios. Intervienieron en la expedición goda del año 248 sobre la Mesia (actual Servia), y en la Sarmacia del 270 sobre Panonia (Hungría occidental).

SIGLO IV.

Los asdingos intentaron ensanchar sus territorios, y chocaron con los visigodos y con los sármatas; y estas luchas se prolongan hasta el siglo IV. El rey asdingo Visumaro (Wisumarh) combatió contra los godos de Geberico, que atacaron sus territorios. Visumaro murió en lucha contra los godos, y los integrantes de las tribus de asdingos que no quisieron someterse a los godos, hubieron de pasar a territorio imperial, instalándose en Panonia, donde también se asentaron los cuados. El emperador Aureliano, les empleó como tropas auxiliares de Roma, hecho testificado por la Notitia dignitatum, que habla del ala VIII Vandilorum.

Hacia el año 400 reaparecen los asdingos, y esta vez convertidos al arrianismo. Debe suponerse que en este tiempo había aumentado mucho el número de personas que lo formaban, y éste fue el motivo de que, al mando del rey Godigiselo, abandonase su residencia en la región del Theis. Tal vez en esta expedición debieron influir los alanos, que venían huyendo de los hunos.

Los vándalos asdingos junto con los alanos pusieron rumbo al sur en 401 e intentaron cruzar el Danubio para establecerse en las fértiles tierras del Imperio Romano de Oriente. Tras ser rechazados pusieron rumbo al oeste pasando aquel invierno en la provincia de Retia, en la actual Austria.

En torno suyo, se fueron agrupando otros elementos heterogéneos, como suevos, quados, gépidos, hérulos y sajones. A la espera de cruzar el río.

SIGLO V.

En el 405 un ejército bárbaro (godos, vándalos, suevos, burgundios y alanos) mandado por el ostrogodo Radagaiso, sus fuerzas se estiman en 20.000 efectivos de unas 100.000 personas incluyendo mujeres y niños, partió de algún punto en la llanura húngara y atravesó las limes en algún punto entre el este de Nórico y Panonia Superior, para después cruzar los Alpes , iba precedido de un gran número de refugiados que huian antes el avance de los bárbaros. Entraron en Italia por la ruta de Aquilea y llegaron al valle del río Po. Tras cruzar los Apeninos, se dirigieron a Florencia, ciudad que sitiaron.

El magister militum Flavio Estlicón (general romano de origen vándalo), reunió un ejército de unos 15.000 efectivos entre los que se encontraban godos y alanos mandados por un tal Saro, además de hunos de su aliado Uldino. En abril de 406, se concentraron en Ticinum (Pavía) y se dirigieron contra Radagaiso que se encontraba asediando Florencia. La batalla tuvo lugar en Fiesole, Radagaiso fue derrotado y se vio obligado a refugiarse con los restos de sus tropas en los montes cercanos, donde fueron cercados por las tropas del general Estilicón. Cuando el hambre y la sed comenzaron a diezmar a sus hombres, Radagaiso intentó abrirse paso entre el ejército enemigo. A pesar de que se defendió con valor, fue capturado, encarcelado y, finalmente, ahorcado. La mayoría de los supervivientes de su ejército fueron vendidos como esclavos, mientras que el resto se unió al ejército romano, se estima en 12.000.

LOS VÁNDALOS LLEGAN A HISPANIA.

En la nochevieja del 406, se congeló el río Rin, y el primer grupo en cruzarlo fueron los vándalos asdingos bajo el mando del su rey Godigiselo, cuando alcanzaban la ciudad de Tréveris fueron atacados por los los francos ripuarios federados de Roma, sufriendo 20.000 bajas, inmediatamente fue nombrado rey su hijo Gunderico, que con la ayuda de los jinetes alanos de Respendial atacaron a los francos en Tréveris, derrotándolos causándoles 3.000 bajas, dejando el camino libre para invadir la Galia.

Ubicación de
En septiembre del 409 cruzaron los Pirineos y entraron en Hispania. Los grupos germánicos no eran ejércitos, sino pueblos en marcha en busca de tierras donde asentarse. En el 411 hubo un reparto de tierras: Los vándalos asdingos con su rey Gunderico ocuparon la Gallaecia Asturiacensis, los suevos Lugo y Braga, los alanos, las provincias de Lusitania y Cartaginense, y los vándalos silingos con su rey Fredebal o Fredevaldo ocuparon la Bética. Este reparto no fue concertado, sino impuesto a Roma; y, finalmente, se llegó al pacto de federación con Roma y su emperador Honorio que se quedó con la provincia Tarraconense casi entera.

En el año 416 los visigodos ese dirigieron a Hispania al frente de su rey Walia para destruir a los bárbaros. Los primeros en ser atacados fueron los alanos, que dominaban a vándalos asdingos y suevos, fueron destrozados de tal suerte, que muerto su rey Adax, y destruido el reino, los pocos que quedaron se acogieron al patrocinio del rey de los vándalos asdingos, Gunderico que estaba en Gallaecia.

Al año siguiente 418, Walia atacó a los vándalos silingos en la Bética, a los que derrotó y aniquiló, llevando prisionero a Roma a su rey Fredebaldo. Los supervivientes se acogieron a Gunderico.

En el 419, después de que Walia abandonase Hispania, entraron en conflicto, el enfrentamiento de los vándalos con los suevos debió producirse en la región montañosa de León y Asturias: en los montes Nerbasos (segúne Idacio), o en los montes Erbasos (según San Isidoro) los vándalos del rey Gunderico se enfrentaron a los suevos del rey Hermerico que fueron derrotados, pero los vándalos abandonaron la persecución de los suevos.

Los vándalos en el 420 abandonaron sus asentamientos en Gallaecia y se dirigieron a la Bética cuya ocupación dio lugar a “La Vandalucía”, dado que la V no tiene significado en árabe, estos posteriormente la denominaron Andalucía o “Al-Andalus”.

En la Bética, en el 421 los vándalos derrotaron a las fuerzas romanas que, mandadas por el magister militum Castino y reforzadas con elementos godos. La defección de los auxiliares godos contribuyó, a hacer más grave el desastre romano, los hispanoromanos perdieron 20.000 efectivos, y tuvieron que retirarse a la Tarraconense. La Bética y la Cartaginense debieron quedar a merced de los vándalos.

Entre los años 423 y 424, los vándalos siguieron esforzándose por el control de la Bética, ya que la poderosa ciudad de Córdoba se convirtió en un importante bastión independiente hasta su conquista por Leovigildo. En el 425 los vándalos se dirigieron a Cartago Spartaria, las Islas Baleares e Hispalis, al tiempo que hacían la primera incursión en Mauritania. En 426 Gunderico gestionará para hacerse con el control de Hispalis, ciudad en la que murió en 428 y fue sucedido por su hermano menor Genserico (Gaisariks), que significa “príncipe de la jabalina”.

Los vándalos habían aprendido a navegar, aunque entre los romanos había una ley que condenaba a muerte a quien enseñara a cualquier bárbaro el arte de construir o pilotar una embarcación.
Situación de los reinos del Mediterráneo a comienzos del siglo VI

Reinado de Hilderico (523-530)

Como miembro de más edad de la familia real, Hilderico era nieto del rey Genserico y del emperador Valentiniano III, lo que le convertía de facto en aspirante al vacante trono imperial del Imperio Romano de Occidente ( lo que quedaba de él ). Influido grandemente por su madre, Hilderico (que tenía cerca de 60 años cuando ascendió al trono vándalo) adoptó una política de acercamiento político y económico con el Imperio Bizantino y con los católicos, permitiendo el regreso de los obispos católicos a su reino y la reapertura de templos que sus predecesores en el trono habían obligado a clausurar.

Hilderico también andaba en buenos términos con el emperador de Oriente y continuaba enviando a Constantinopla el tributo anual de dinero aceptado por Genserico en el tratado que ratificó sus conquistas.

Este acercamiento a romanos y católicos desagradó profundamente a los integrantes de la nobleza vándala, que se pusieron a la tarea de intentar colocar a la princesa ostrogoda Amalafrida (viuda de Trasamundo) como reina vándala. Había traído consigo, como dote, una guardia de 6.000 jinetes ostrogodos y la soberanía del Lilibeum, que es un promontorio en el occidente de Sicilia a 180 kilómetros de Cartago.

En el año 525 estalló la guerra civil entre Hilderico y los nobles vándalos, aliados con los ostrogodos de Amalafrida, que además contaban con la colaboración de algunas tribus bereberes del sur de los montes Aures. Ambos ejércitos se encontraron en Capsa (actual Gafsa), a 500 kilómetros al sur de Cartago, y el ejército de Hilderico fue el claro vencedor. El rey ordenó encarcelar a la princesa Amalfrida en Cartago, siendo posteriormente estrangulada y ejecutar a todos los supervivientes del contingente ostrogodo. Esto ofendió muchísimo a Teodorico el Grande, que rompió su alianza con los vándalos, pero no quiso arriesgarse a lanzar contra ellos una expedición militar.

Hilderico no tenia espíritu guerrero o interés imperialista, y prefería dejar los asuntos militares en manos de su sobrino Hoamer. A finales del año 528, los jinetes del rey bereber Antalas comenzaron a atacar granjas y poblaciones de la provincia de Bizacena. La caballería vándala de Hoamer expulso a los bereberes al sur de las montañas, pero no logró derrotarlos por completo. Los bereberes se reagruparon, y cuando Hoamer y sus jinetes estaban aprovisionándose y descansando en Theveste, los jinetes bereberes rodearon al contingente vándalo y lo aniquilaron.

Cuando la noticia llegó a Cartago, comenzó el descontento. Para un pueblo guerrero como el vándalo, que el propio rey Hilderico hubiera renegado de sus obligaciones militares y hubiera pasado el mando del ejercito a su sobrino Hoamer era una absoluta deshonra, y si además Hoamer había sido derrotado, la deshonra era aun mayor, y podría dar una señal de debilidad a otros posibles invasores del reino. A la cabeza de los conspiradores se encontraba el siguiente príncipe vándalo en la línea sucesoria, Gelimer, hijo de Geliaris (hermano del rey Trasamundo), y por tanto, bisnieto de Genserico. Gelimer nunca había destacado como soldado, pero era un astuto conspirador y logró convencer a los nobles vándalos de la necesidad de sustituir a Hilderico, que había sido derrotado por unos cuantos jinetes bereberes. Asi, Gelimer tomó el poder encarcelando a Hilderico y a Hoamer, y se coronó rey de los vándalos el 15 de junio de 530.

Reinado de Gelimer (530-534)

El depuesto rey Hilderico había intercambiado gran numero de misivas con el emperador bizantino Justiniano, y las relaciones políticas y comerciales entre ambos reinos habían aumentado durante el reinado de Hilderico, principalmente debido a su indulgencia con los católicos, pues los anteriores reyes vándalos los habían perseguido salvajemente. Justiniano y Hilderico se conocían personalmente, ya que éste había pasado unos años en Constantinopla como rehén y habían trabado amistad.

Pero, con la llegada al poder de Gelimer, a la cabeza de los nobles vándalos más virulentamente anticatólicos, las esperanzas de una paz duradera se evaporaron. Cuando llegó a Constantinopla la nueva de que Hilderico había sido depuesto y encarcelado por su sobrino Gelimer, Justiniano lo tomó como un agravio. El emperador Justiniano comenzó a enviar mensajes diplomáticos a Gelimer, instándole a que enviara a Hilderico y Hoamer a Constantinopla.
Gelimer se encolerizó, y ordenó cegar a Hoamer y mantener a Hilderico en la celda más obscura con el mínimo alimento para su supervivencia. Gelimer replicó que Justiniano no tenía derecho a inmiscuirse en la política interna del reino africano; que Hilderico había sido depuesto por traidor, una acción aprobada por el Real Consejo Vándalo de Cartago; y que antes de lanzarse a la guerra, Justiniano tendría que recordar lo sucedido con la última flota oriental que habían enviado a Cartago.

Justiniano tenía por entonces unos 45 años, llevaba apenas 5 años sentado en el trono bizantino y acaba de terminar una guerra contra los sasánidas. Las fronteras del Imperio Bizantino estaban seguras, y no había disturbios internos en Constantinopla y el ejército bizantino estaba mandado por el magister militum Belisario, que había derrotado a los persas y había sofocado la revuelta del año 532 (la rebelión de Nika) de los ciudadanos de Constantinopla contra el emperador con una eficacia brutal, masacrando a 30.000 rebeldes en el hipódromo de Constantinopla.

Comenzó la reunión de una flota de 500 barcos de transporte tripulados por unos 30.000 marineros, en su mayor parte egipcios y griegos del Asia Menor, al mando de un almirante alejandrino. Además había una flotilla de 92 galeras ligeras con una sola hilera de remos, con 20 remeros en cada galera, que estaban instruidos como combatientes. Juan de Capadocia fue el responsable de pertrechar esta flota, y se enviaron los oficiales a los campos de pastoreo reales de Tracia para reunir 3.000 caballos y tenerlos preparados en Heraclea, en la costa septentrional del mar de Mármara, cuando la flota hiciera escala allí.

Se reclutó un ejército de 10.000 infantes imperiales, 4.000 jinetes imperiales, 1.100 bucelarios, que formaban su guardia personal de Belisario, 400 jinetes hérulos al mando de Faras el hérulo y 600 jinetes hunos al mando de Althias.

Batalla de Ad Decimun, 13 de septiembre de 533
Aparentemente, la fuerza terrestre parecía un poco pequeña para atacar a los vándalos, que disponían de un ejercito estimado en más de 30.000 efectivos. Pero el autor era Procopio de Cesarea, un historiador bizantino y biógrafo oficial de Justiniano, que acompañó a Belisario en la campaña del norte de África.

Justiniano aprovechó, o incluso instigó, rebeliones en las remotas provincias vándalas de Cerdeña y Tripolitania. Para distraer las fuerzas vándalas y debilitar sus fuerzas en África. Gelimer envió a Cerdeña de la mayor parte de la flota vándala y una gran parte de su ejército mandados por su hermano Tzazo.

En la primavera estalló una revuelta contra los vándalos en Trípoli (Libia), el ejército bizantino de la Cirenaica avanzó y conquistó las ciudades de Leptis Magna y Trípoli.

Las fuerzas de Belisario partieron en el equinoccio de primavera 533 desde Constantinopla, embarcaron los caballos tracios en Perinto, y siguieron viaje por el mar de Mármara hasta llegar al Helesponto, anclando una noche frente a Abidos. Alli dos hunos fueron empalados en la colina de Abidos, por haber matado a dos oficiales en una trifulca. Partieron de Abidos con un viento fuerte y constante que les impulsó por el Egeo hasta la isla de Lesbos, allí se redujo a casi una calma chicha y tardamos tres semanas en bordear la costa meridional de Grecia. Las galletas que llevaban como alimento comenzaron a enmohecer, y unos 500 hombres murieron a causa de la ingesta. Belisario ordenó un desembarco general en Metona, una ciudad en el promontorio sudoeste de Grecia, allí requisaron pan fresco. La siguiente escala fue isla de Zante. Nuestro viaje de Zante a Sicilia por el mar Adriático se prolongó dieciséis días por las calmas repentinas; era mediados de junio y el calor era agobiante, como resultado, al agua que transportaban se echo a perder, además hubo peleas entre los embarcados.

Envió por delante a su secretario, Procopio de Cesarea, en una galera ligera para que se dirigiera a Siracusa, la capital, y llevara agua y suministros al puerto de Catania, donde se podía anclar con más seguridad. A su llegada a Sicilia, Belisario envió a varios espías por toda la isla para recoger noticias de la situación de los vándalos. En Siracusa encontraron a un comerciante que acababa de llegar de cartago, que les contó que la flota vándala se encontraba en Lilibeum para aprovisionar antes de reanudar la travesía hasta Cerdeña con los 5.000 mejores soldados vándalos, bajo el mando de su hermano Tzazon, a sofocar la rebelión producida en Cerdeña, y que el rey Gelimer se encontraba en la ciudad de Telepte (cerca del paso de Kasserine), y que los generales vándalos desconocían los movimientos de las tropas Bizantinas.

Belisario, al saber esto, embarcó de inmediato su ejército y zarpó hacia la costa africana, hicieron escala en las pequeñas islas de Gozo y Malta. Al cabo de aproximadamente tres meses de su salida de Constantinopla, llegaron al Caput Vada (Cabo Vada, en Túnez).

El ejercito desembarcó lo más rápido posible. Los primeros en desembarcar fueron los infantes, que inmediatamente cavaron una trinchera y colocaron una empalizada protegiendo el lugar de desembarco. Después de la infantería desembarcaron la caballería, los ingenieros, provisiones, etc.

Tras completar el desembarco, Belisario se reunió con sus generales para decidir su siguiente movimiento. Había dos opciones: Una era dirigirse directamente a Cartago atravesando el desierto tunecino en pleno verano, con muy serias dificultades de aprovisionamiento. La otra opción era dirigirse al oeste por la costa, con la flota siempre a la vista para ayudar en caso de necesidad. Se decidieron por esta última opción, pasando por Thapsus (Tapso) e Hadrumetum (Susa).

Inició la marcha precedido por una vanguardia mandada por Juan el Armenio con 300 jinetes bucelarios, que marchaba 4 kilómetros por delante del grueso de las tropas. El flanco derecho estaba protegido por el mar y la flota, y el flanco izquierdo estaba protegido por los 600 jinetes-arqueros hunos a caballo.

El primer día de marcha, los bizantinos llegaron a localidad de Silectos, que tomaron sin lucha, y donde obtuvieron gran cantidad de fruta fresca y otras provisiones, que Belisario pagó a los civiles, ya que estaba terminantemente prohibido saquear, con el fin de ganarse a la población civil.

Al día siguiente llegaron a Hadrumetum (actual Susa o Sousse) a menos de 100 kilómetros de Cartago, acampando a las afueras.

Cuando el rey Gelimer (que se encontraba en Telepte, a 4 días de marcha al sur de Cartago) recibió los informes que indicaban que el ejercito de Belisario se encontraba a solo 100 km de su capital, no perdió el tiempo. Lo primero que hizo fue enviar un mensajero a toda velocidad hacia Cartago, con la orden de hacer ejecutar inmediatamente al anterior rey vándalo, Hilderico, que se encontraba en prisión. Con Hilderico muerto, los bizantinos no tendrían la excusa de afirmar que estaban ayudando al rey legítimo, ya que Gelimer era en siguiente en la línea sucesoria, y, por tanto, el rey legitimo del reino vándalo.

También mandó regresar a su hermano Tzazon desde Cerdeña con la flota y los 5.000 efectivos que habían mandado para reprimir la rebelión.

Después, ordenó a su hermano Ammatas o Amato (que estaba al mando de guarnición vándala en Cartago) que se dirigiera hacia Ad Decimun Miliarium, (décimo hito, que era como el décimo punto kilométrico, en este caso milla romana) de la calzada que partiendo de Cartago se dirigía a Adrumentum, hacia el sudeste, para entablar allí combate. El plan era muy complicado, cuando el enemigo hubiese entrado en el desfiladero, lanzaría un ataque combinado contra él siguiendo tres direcciones de ataque. Mientras Ammantas salía de Cartago y presentaba combate a la vanguardia bizantina, él con el núcleo principal se lanzarían contra el grueso, su sobrino Gibamundo aparecería por las alturas de occidente y atacaría el flanco izquierdo. En aquella época no había relojes para sincronizar semejante ataque.

Ammatas salió de Cartago el 13 de septiembre y llegó antes que las otras dos columnas. Inmediatamente se puso a la cabeza de un grupo de su caballería y cargó contra la vanguardia bizantina de Juan el Armenio y sus 300 bucelarios, que detuvieron la carga vándala con facilidad, obligándoles a retirarse. En la refriega murió Ammatas y otros muchos.

Gibamundo con sus 2.000 efectivos intervino a continuación, siendo recibidos por los jinetes-arqueros hunos, que los asaetaron en la distancia sin llegar al choque.

Belisario, que no sabía lo que había ocurrido unos kilómetros por delante del grueso, marchaba con su caballería en vanguardia, compuesta de los feodorati, y detrás los 800 bucelarios al mando del general Uliaris y la infantería a retaguardia. Cuando llegaron a Ad Decimuin vieron multitud de cadáveres, mientras dilucidaban qué hacer, vieron una gran nube de polvo que anunciaba la llegada del grueso de las tropas vándalas de Gelimer, desde el sur.

Gelimer también desconocía lo sucedido y proseguía su avance, encontrándose con la caballería de los foederati, mandó cargar de inmediato para tomar posesión de la más alta colina que dominaba la llanura. Los vándalos pusieron en fuga a los feodorati, que en su huida arrastraron a los bucelarios del general Ularis, y todos se dirigieron al galope hacia la infantería de Belisario.

De haber iniciado la persecución su victoria hubiese sido total. Pero al encontrar el cuerpo de su hermano, Gelimer retrocedió para proporcionar las pompas fúnebres a su hermano.

Belisario reagrupó sus fuerzas y contraatacó poco antes de la caída de la noche, los vándalos creyendo que la batalla había terminado, habían desmontado y estaban inspeccionando el campo de batalla y los cadáveres que allí se encontraban, mientras Gelimer estaba ocupado en organizar los ritos funerarios para su hermano. Belisario cargó sobre ellos, los vándalos desorganizados, apenas pudieron oponer resistencia, y la caballería de Belisario terminó con la vida de más de 2.000, mientras el resto, con Gelimer entre ellos, huían hacia la llanura de Boulla, en dirección a Numidia.

Al anochecer, los bucelarios de Juan el armenio y los hunos se unieron al contingente principal de Belisario en Ad Decimun, donde acamparon esa noche.

Batalla de Tricamerón, 15 diciembre de 533
Al día siguiente, los bizantinos llegaron a las puertas de Cartago, las tropas vándalas se habían retirado de la ciudad y sus habitantes el 15 de noviembre abrieron sus puertas y fueron recibidos con júbilo. La primera disposición de Belisario fue reparar las murallas que llevaban un siglo en ruinas.

Entretanto, Gelimer se había retirado a Bulla Regia, donde recibió el refuerzo de las tropas de su hermano Tzazón procedente de Cerdeña, con lo que formó un ejército unas cinco veces mayor que el de Belisario. Trató de conseguir que los hunos se pasaran a sus filas, pero no lo consiguió, con esta fuerza avanzó sobre Cartago. En su avance destruyó el acueducto que suministraba el agua a la ciudad. Se detuvo en la localidad de Tricamarum (Tricamerón) situada a 27 kilómetros de Cartago, levantando su campamento fortificado.

Belisario envió de avanzada a Juan el Armenio con 500 jinetes y él con otros 500 jinetes y la infantería partió al día siguiente hacia Tricamerón. Detrás marchó el resto del ejército.

Gelimer sacó a sus jinetes (unos 5.000) y los formó en tres divisiones, la central mandado por su hermano Tzazón, la derecha mandada por él mismo y la izquierda mandada por Gara, los vándalos tenían orden de emplear solo la espada.

La batalla tardó mucho en iniciarse, Gelimer dejó la iniciativa a Belisario. Juan fue el primero que se lanzó al ataque contra el centro mandado por Tzazón, siendo obligado a replegarse. Lo intentó de nuevo, pero fue rechazado. Lo intento por tercera vez, esta vez reforzado con los soldados de la guardia y arqueros, que hicieron retroceder el centro, Uliaris mató a Tzazon de una lanzada, lo que significó que el centro vándalo se partiera.

Eso fue suficiente para que Gelimer, cobardemente, abandonara a su ejército y se retirara al galope al campamento. Toda la caballería bizantina se lanzó al ataque, poniendo en fuga a sus adversarios, que se replegaron al campamento fortificado.

El encuentro de las caballerías no había durado ni una hora, y la batalla campal estaba aún por decidir. Las bajas habían sido 50 jinetes bizantinos frente a 800 vándalos.

A última hora de la tarde llegó la infantería bizantina, Belisario la hizo avanzar hacia el campamento fortificado vándalo. Gelimer, al ver a todo el ejército bizantino montó en su caballo y huyó del campamento, este acto de cobardía provocó el desconcierto y después el pánico entre sus soldados, muchos huyeron en todas direcciones.

Cuando los soldados de Belisario asaltaron al campamento vándalo, encontraron que este estaba plagado de riquezas; desobedeciendo a sus jefes, se dedicaron al saqueo sin respetar ni al mismo Belisario. Sólo al día siguiente, restablecido el orden, Juan el Armenio con su caballería pudo emprender la persecución de los enemigos, produciéndolos 3.000 bajas entre muertos y prisioneros. Durante la persecución resultó alcanzado Juan de Armenia, una flecha le había traspasado el cuello muriendo poco después. La persecución del rey Gelimer terminó por un tiempo.

Trató de huir a España, donde tenía un aliado, el rey de los visigodos. Pero un viento contrario le obligó a regresar a Hippo Regius, y pidió refugio a una tribu de moros amigos en una escabrosa montaña llamada Pappua, no lejos de Hippo y frente al mar. La embarcación con los tesoros cayó en manos de Belisario, que encargó a Faras el hérulo la misión de capturarle. Mientras Faras y sus hérulos acampaban al pie de la montaña e impedían la fuga de Gelimer, Belisario continuó la tarea de capturar y desarmar a los vándalos fugitivos en toda la diócesis.

Reunió a los prisioneros en Cartago y los usó como obreros en, las fortificaciones. También despachó expediciones a los diversos confines del Reino Vándalo, para obtener nuevamente su lealtad, y engrosó su ejército con levas de africanos romanos. Despachó una expedición a Córcega y Cerdeña, que llevaba la cabeza de Tzazo como prueba de que no mentía al declarar que había conquistado Cartago; y otra a Marruecos con la cabeza de Ammatas, quien había gobernado esa comarca; y otra a Trípoli; y otra más a las fértiles islas Baleares. Todas estas islas o regiones se sometieron inmediatamente a su autoridad, excepto en Lilibeum, donde los godos se negaron a entregar el lugar, y ayudaron a la pequeña guarnición vándala a echar a los hombres de Belisario.

Luego, Belisario escribió una enérgica carta al gobernador de Sicilia, reafirmando el derecho inalienable de Justiniano a ese lugar, y amenazando con la guerra si rehusaban entregárselo; pues comprendía que una base en Sicilia sería una garantía contra una posible invasión de África por los godos.

Mientras Galimer al principio rechazó rendirse, pero después de un invierno particularmente crudo, se rindió a Faras. El emperador Justiniano le perdonó la vida y le asignó una pensión de la que vivió decorosa y tranquilamente hasta su muerte, en Constantinopla.

Todas las riquezas de los vándalos, acumuladas durante siglos de saqueo de Roma y sus provincias, fueron llevadas ante Justiniano junto con Gelimer, constituían un fabuloso botín que jamás había desfilado en un triunfo: miles de lingotes de plata y oro, cofres de monedas de plata y oro, y millares de objetos de oro y plata tanto religiosos como de lujo.

El reino Vándalo de África se terminó y sus provincias en Cerdeña, Córcega y las Islas Baleares cayeron bajo el control de Justiniano, que consiguió el dominio del Mediterráneo occidental.

Los soldados sobrevivientes fueron enrolados en el ejército imperial y enviados a servir en la frontera persa; sus mujeres, tomadas como esposas por los combatientes romanos o rebajadas a la condición de esclavas.

El norte de África pasó a denominarse el Exarcado de África con su capital en Cartago, siendo una región en paz y próspera hasta su conquista por los árabes.

Lista de reyes vándalos (asdingos):

Visumar, siglo IV d. C. d. C. Coetáneo del rey visigodo Geberico
Godegisilio (¿?-406)
Gunderico (Gundaric/Gundioc) (407-428), Unión de los Silingos en 417
Genserico (428-477)
Hunerico (477-484)
Guntamundo (484-496)
Trasamundo (496-523)
Hilderico (523-530)
Gelimer (530-534)

IDIOMA.

El idioma vándalo fue una lengua germánica oriental y probablemente muy relacionada con el idioma gótico. Fue hablado por el pueblo vándalo, con sus ramificaciones de asdingos y silingos.


Fuentes:
  • https://arrecaballo.es/edad-antigua/suevos-vandalos-y-alanos/los-vandalos-en-hispania/
  • Wikipedia.