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lunes, 31 de enero de 2022

DON ALFONSO MARTÍNEZ DE LEIVA (¿1545?-1588). Capitán de Mar y Guerra de España. Capitán General de la Caballería de Milán. Señor de Leiva. Señor de Baños. Comendador de Alcuéscar en la Orden de Santiago.

 


Pintado por el Greco probablemente en 1580, 8 años antes de su muerte.

De él dijo James Machary, soldado irlandés que luchó en la Armada: "su estatura era gruesa y esbelta, de tez blanca, de rostro rubio y afable, de conducta suave y templada, de habla buena y pausada, grandemente reverenciado no sólo por sus propios hombres, sino en general por toda la compañía."

No necesita llevar ninguna joya para darnos una clara noticia de la eminencia de su sangre, aunque su golilla de rico encaje flamenco nos muestra a las claras su desahogada posición. Leyva, de hecho, descendía de un notable linaje navarro-riojano, vinculados durante la Edad Media como servidores a los reyes de Navarra, y famosos soldados durante los reinados de Carlos I y Felipe II (sólo recordemos a Antonio de Leyva, al servicio del Emperador en Italia, gobernador de Milán y príncipe de Áscoli). Posteriormente recibirían el título de condes de Baños y de marqueses de Leyva.

Era primo segundo de mi antepasada doña Inés de Leiva. El antepasado común de ambos y mi antepasado también fue don Juan Martínez de Leiva (¿1450?-1507), VIII Señor de Leiva y Baños. Capitán General del Rosellón. Teniente General de los Ejércitos durante los reyes Católicos.

Heredó el señorío de Leiva y el de Baños. Hijo de don Sancho Martínez de Leiva y Ladrón de Guevara y de doña Leonor Hurtado de Mendoza.

LOS TERCIOS ESPAÑOLES.



Aunque fueron oficialmente creados por Carlos I de España (los denominados Tercios Viejos) tras la reforma del ejército por un decreto dirigido al Virrey de Nápoles de 23 de octubre de 1534 y la ordenanza de Génova de 15 de noviembre de 1536, donde se emplea por primera vez la palabra tercio, como guarnición de las posesiones españolas en Italia y para operaciones expedicionarias en el Mediterráneo, sus orígenes se remontan a las tropas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia, organizadas en coronelías que agrupaban a las capitanías. 

Con estas tropas españolas asentadas en Italia, Carlos I en sus ordenanzas de 1534 y 1536 organizaba su ejército en tres tercios: uno en el reino de Sicilia, otro en el ducado de Milán (o reino de Lombardía) y otro en el reino de Nápoles.

Los tres primeros tercios, creados a partir de las tropas estacionadas en Italia, fueron el Tercio Viejo de Sicilia, el Tercio Viejo de Nápoles y el Tercio Viejo de Lombardía. Poco después se crearon el Tercio Viejo de Cerdeña y el Tercio de Galeras (que fue la primera unidad de infantería de marina de la Historia). Todos los tercios posteriores se conocerían como Tercios nuevos.

En el caso de su padre, su brillantísima carrera militar comenzó en el Tercio de Nápoles, junto a su tío Antonio de Leyva (1480-1536), Príncipe de Ásculi, Conde de Monza, Capitán General de la Caballería del Milanesado y Grande de España. Este Antonio, participó en la campaña de Nápoles a las órdenes del Gran Capitán, veterano de la Guerra de las Alpujarras contra los moriscos sublevados y héroe de la batalla de Pavía donde su intervención, defendiendo esta plaza, fue decisiva para la victoria española que culminó con el apresamiento del rey francés Francisco I. 

El 21 de junio de 1529 los tercios capitaneados por Antonio de Leyva derrotan en el marco de las Guerras Italianas al Reino de Francia, hecho que constata la derrota decisiva de Francisco I de Francia y el fin de sus ambiciones sobre el territorio de la península Itálica.

Nuestro protagonista, don Alonso o Alfonso, fue iniciado en los tercios, por su propio padre y otros Leiva.

En 1565, siendo muchacho todavía, don Alfonso, estuvo en las galeras de Nápoles y después con su padre (don Sancho Martínez de Leiva) en la costa de Granada, donde “…tomaron más de 100 baxeles, la mayor parte galeras y galeotas…”.

                                               Galeras.

Casó con doña Mariana Suárez de Mendoza de la Cerda, hija de don Lorenzo Suárez de Mendoza Jiménez, V virrey de la Nueva España de 1580 a 1583.

Durante esos años entre 1568 a 1571 participa en la guerra de las Alpujarras, contra los moriscos.



En 1571, se firmaron las capitulaciones de la Liga Santa, para atacar a los turcos y sus dominios, acudiendo Alonso Martínez de Leiva a Italia, como general de las galeras, con veinte galeras españolas que fueron a reforzar las que allí estaban, pero como la situación en Flandes le pareció más complicada, decidió acudir en ayuda de Juan de Austria, que se había retirado al castillo de Namur, “…muy apretado de los rebeldes…”


Don Juan de Austria, hijo ilegítimo del rey Carlos I de España.

Alonso decidió formar una compañía, para lo cual vendió algunas posesiones que tenía en Nápoles, recibiendo su formación el nombre de “…los nobles de aventureros…”, a la que acudieron todos los hombres de “…de prendas de Nápoles, Milán y Sicilia…”



                           Reino de Nápoles y Sicilia.



Fue el alférez su tío, Diego de Leiva, y su hermano Sancho de Leiva, el sargento, acompañándoles hasta 800 españoles más. Eran los primeros años de la Guerra de los Ochenta Años, contra las tropas holandesas declaradas en rebeldía al rey de España. Cerca de Gembloux se obtuvo la victoria en 1578, falleciendo ese mismo año don Juan de Austria.

Tras lo cual, empobrecido don Alonso de Leiva, llegando a perder hasta 60.000 ducados, motivo por el que, unido a la muerte de su padre, regresó a España, “…viendo el desamparo que havian quedado las cosas de su casa…”. Posiblemente por esas fechas le pintaría el cretense, ya que a finales de 1580, era capitán general de las galeras de Sicilia, acudiendo a la defensa de Portugal.

Aquel año el duque de Alba, al frente de un ejército de 26.000 hombres, desde Badajoz, procede a la invasión de Portugal como hemos dicho. Por mar estaba apoyado por una flota de más de 80 galeras y 30 naos, preparada en el Puerto de Santa María, al mando del Marqués de Santa Cruz, que entre otros jefes estaba apoyado por Alonso de Leyva, general de las galeras de Sicilia.

Habiendo regresado a Sicilia, viaja nuevamente a España para acompañar a la infanta Catalina Micaela, hija de Felipe II e Isabel de Valaois, que iba a contraer matrimonio con Carlos Manuel I de Saboya; a la cual acompañó; se trasladó la pareja a Barcelona donde embarcaron rumbo a los Estados del duque en Italia. Esto lo hizo a costa de “…empeñar su casa, por haver ydo con mucho gasto y lucimiento…”. Este favor le sirvió la obtención del cargo de capitán general de la caballería de Milán, aunque enseguida fue llamado para presentarse al servicio del duque de Medina Sidonia. 


                      Catalina Micaela, hija de Felipe II.

                    Carlos Manuel I, Duque de Saboya.

Miguel de Cervantes lo ensalzó en el poema encomiástico conocido como el "Canto de Calíope" dentro de La Galatea (1585).

Tanto Alonso Martínez de Leiva como su padre don Sancho y su madre doña Leonor tienen conexiones con el círculo intelectual de Miguel de Cervantes en la década de 1580. Dentro de este círculo intelectual de los años 1580, la figura central es Diego Hurtado de Mendoza, cuya máscara pastoril en La Galatea es Meliso. El ingenio cuyas exequias fúnebres dan pie al encomio de Calíope en el libro VI de la La Galatea es el ya fallecido Diego Hurtado de Mendoza. Alonso Martínez de Leiva y Diego Hurtado de Mendoza participaron en la Guerras de Granada.

Sancho de Leiva, el padre de Alonso Martínez de Leiva, también surge en las obras de Cervantes. Sancho de Leiva es mencionado en Los trabajos de Persiles y Segismunda, "en el Persiles dijo: «Las galeras -respondió el cautivo- eran de Don Sancho de Leiva» (militar madrileño Sancho Martínez de Leiva, Conde de Baños). Su hijo y émulo el famoso militar y poeta hispano-napolitano Alonso de Leiva fue inmortalizado en el «Canto de Calíope»". Don Sancho de Leiva también mencionado en el capítulo IV del Viaje del Parnaso, fue capitán de la flotilla que incluyó la galera Sol, comandada y defendida hasta la muerte por el capitán Gaspar Pedro de Villena, en la cual habían zarpado de Nápoles Cervantes y su hermano Rodrigo, "se sospecha que" en 1575 .

A Alonso Martínez de Leiva, también lo elogiaron varios de los ingenios del Canto de Calíope. Por ejemplo, lo elogia Juan Rufo en La Austríada, canto VII, Madrid, 1584 (en Bibl. Aut. Esp. XXIX, p. 38b) y lo llama “el joven don Alonso” (Avalle Arce, La Galatea 190). Asimismo lo alabó Vicente Espinel (1551-1624), en La Casa de la Memoria, obra inserta en las Diversas rimas (Madrid, 1591; folios 32 y siguientes), donde se dice: ‘El ánimo gentil, el duce llanto, / El blando estilo, con que enternecido / Don Alonso de Leyva quando canta / A Venus enamora, á Marte espanta.' (Fitzmaurice Kelly 254; Shevill y Bonilla 297-300). Cristóbal de Mesa  (1559-1633) también lo elogia en su poema épico Restauración de España (Madrid, 1607; fol. 173). Diego Hurtado de Mendoza menciona a Antonio Leiva en su Guerra de Granada.

Su obra lírica es desconocida.

En 1588 participó en la Armada Invencible, junto con otros jefes de gran prestigio, como uno de sus comandantes, con instrucciones secretas de Felipe II de tomar el mando en caso de ocurrirle algo al duque de Medina Sidonia, don Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor, pero después del desastre de la intervención contra Inglaterra, a su regreso hacia España, el buque de Alonso de Leiva, (Rata Santa María Encoronada), un galeón de 800 toneladas, se perdió, pasó 9 días acampado y Leyva reembarcó en la galeaza napolitana Girona, que naufragaría el 28 de octubre de 1588, frente a los arrecifes de Lacada Point, cerca del castillo de Dunluce, condado de Antrim. Fue uno de los 1300 hombres notables que se perdieron, debido a los temporales “…en la costa de Yrlanda…”.




         En rojo el condado de Antrim, donde naufragó el barco.






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