En el siglo primero había congregaciones en Pérgamo, Esmirna, Sardis, Tiatira, Éfeso, Laodicea, Filadelfia, Roma, Corinto, Berea, Tesalónica, Filipos, Iconio, Listrra, Antioquía, Galacia. La zona geográfica abarcaría desde Italia , parte de Grecia, Asia y Judea, incluso Egipto.
El dibujo de abajo correspondería a la expansión del cristianismo sobre el siglo III y IV.
Fuente: http://educando.edu.do/articulos/estudiante/roma-un-imperio-poderoso-e-influyente/
A la muerte del último apóstol, sobre el año 96 E.C., Juan, la apostasía creció con rapidez dentro de la comunidad cristiana. Durante la época de los apóstoles, los que dirigían los asuntos era un Cuerpo Gobernante compuesto por los apóstoles y los ancianos de la congregación de Jerusalén.
Posteriormente, al parecer superintendentes u obispos representantes de una región y de otra se reunían en concilios para dirimir asuntos.
Will Durant declara: "El mismo Celso (opositor del cristianismo que vivió durante el segundo siglo) había señalado con sarcasmo que los cistianos estaban 'divididos en muchísimas facciones, pues cada individuo deseaba tener su propio partido'. Para 187 (E.C.) Ireneo señaló veinte variedades del cristianismo; cerca de 384 (E.C.) Epifanio contó ochenta" (The Story of Civilization: Part III-Caesar and Christ).
Pese a que no conocemos los nombres de todos los cristianos de épocas posteriores a los apóstoles, sí conocemos el nombre de uno de ellos, de hecho se dice de él que fue discípulo del apóstol Juan, que de él recibió las sanas palabras. Este cristiano se llamaba Policarpo.
FORMAS RELIGIOSAS QUE ADOPTARON DE LA ROMA PRECRISTIANA Y PAGANA.
El historiador Will Durant esplica:
"La Iglesia adoptó algunas costumbres y formas religiosas que eran comunes en la Roma precristiana (pagana)...la estola y otras vestiduras de los sacerdotes paganos, el uso de incienso y agua bendita en purificaciones, el encender velas y una luz eterna delante del altar, la adoración de los santos, la arquitectura de la basílica, la ley romana como base para la ley canónica, el título de Pontifex Maximus para el sumo pontífice, y, en el siglo IV, el latín como idioma(...)Pronto la fuente de orden y la sede del poder en las ciudades serían los obispos, más bien que los prefectos romanos; los metropolitanos o arzobispos apoyarían, si acaso no reemplazaban, a los gobernadores de las provincias; y el sínodo de obispos tomaría el lugar de la asamblea provincial. La Iglesia Romana siguió en los pasos del estado romano" (The Story of Civilization: Part III-Caesar and Christ; La Hsitoria de la Civilización: Parte III.- César y Cristo).
LA CONMEMORACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR.
Jesús mandó que se celebrara la Conmemoración de su muerte el 14 de Nisandel año 33. Algunos querían que su muerte se conmemorara cada año un día específico de la semana, en lugar del que correspondía al 14 de Nisán. Además consideraban más importante el día de la resurrección de Jesús que el día de su muerte. Por eso escogieron el domingo.
Pero puesto que la Pascua judía cae en un día distinto cada año, según el calendario gregoriano que es el que se usa actualmente, es solo natural que sucediera lo mismo en el caso de la Conmemoración.
Muchos celebraron la Conmemoración el día que correspondía al 14 de Nisán. A estos se les empezó a llamar cuartodecimanos, que significa "decimocuartistas".
Aunque en Asia Menor muchos siguieron la costumbre apostólica, en Roma se escogió el domingo para esta celebración. Alrededor del año 155 E.C., este Policarpo que era de Esmirna y además un representante de las congregaciones de Asia, viajó a Roma para analizar esta y otras discrepancias. Lamentablemente, no hubo acuerdo.
Ireneo de Lyón escribió en una carta: "Ni Aniceto (de Roma) podía convencer a Policarpo de no observar el día-como que siempre lo había observado, con Juan, discípulo de nuestro Señor, y con los demás apóstoles con quienes convivió-, ni tampoco Policarpo convenció a Aniceto de observarlo, pues éste decía que debía mantener la costumbre de los presbíteros antecesores suyos". (Historia Eclesiástica, Eusebio, V, 24.)
Mientras Policarpo seguía los preceptos de los apóstoles y el mandato original, Aniceto solo basaba su postura en sus antecesores presbíteros de Roma.
Policarpo murió a los 86 años de edad en el circo romano martirizado por los romanos. ¿Quién era Policarpo?
Nació sobre el año 69 E.C. en Esmirna. Sus padres al parecer eran cristianos. Llegó a ser superintendente de la congregación de Esmirna.
Cuando Ignacio de Antioquía, Siria, era llevado al martirio en Roma y pidió a los filipenses que enviaran una carta a la congregación de donde venía, Policarpo de Esmirna se encargó de que la carta llegara a su destino. En aquel tiempo Policarpo de Esmirna también envió su propia carta a los filipenses.
Hay informes de que en el martirio de Policarpo, el 23 de febrero de 155 E.C., unos judíos fanáticos apoyaron aquella acción consiguiendo leña para la hoguera aunque era sábado.
Esta controversia se intensificó hacia finales del siglo II E.C. Alrededor del año 190 E.C. se eligió a cierto Víctor obispo de Roma. Él creía que la Cena del Señor debía observarse en domingo, y buscó el apoyo de tantos dirigentes eclesiásticos como le fue posible. Luego presionó a las congregaciones de Asia para que cambiaran la celebración a domingo.
En representación de los cristianos de Asia Menor, Polícrates de Éfeso rehusó ceder a esa presión. Mencionó que ellos seguían el modelo de la iglesia de Jerusalén cuando los apóstoles vivían y que tenían que obedecer a Dios mas bien que a los hombres.
A Víctor le desagradó esa respuesta. Una obra histórica dice que "excomulgó a todas las iglesias de Asia, y envió cartas a todas las iglesias que concordaban con él a fin de que no tuvieran comunión con aquellas". Sin embargo, "hombres sabios y juiciosos de su propio partido no concordaron con esta medida precipitada y temeraria, y algunos de ellos le enviaron cartas con críticas severas, aconsejándole (...)que preservara la caridad, la unión y la paz". (Antiquities of the Christian Church, de Bingham, XX, 5.)
Con el tiempo, los cristianos de Asia Menor iban quedando más aislados en lo referente a este asunto. En algunos lugares se observaron variaciones, se celebraba desde el 14 de Nisán hasta el siguiente domingo y en otras más frecuentemente: todos los domingos.
En 314 E.C., en el Concilio de Arles (Francia) se pretendió hacer obligatoria la costumbre romana y suprimir cualquier otra alternativa. Los cuartodecimanos no cedieron. El emperador pagano Constantino convocó en 325 E.C. un sínodo ecuménico, el Concilio de Nicea, a fin de resolver estos desacuerdos y otros. Este concilio emitió un decreto que ordenaba a todos los cristianos de Asia Menor someterse a la norma de Roma.
Desde entonces en adelante, se acusó de herejes y cismáticos a los cuartodecimanos, y se les persiguió. En 341 E.C., el Concilio de Antioquía decretó su excomunión. Pese a todo para el año 400 E.C. aún quedaban bastantes, y mucho tiempo después siguió habiendo algunos.
Desde entonces, la cristiandad (el cristianismo apóstata), no ha vuelto al procedimiento establecido originalmente por Jesús.
EL PAPADO. SU ORIGEN.
A medida que pasó el tiempo la palabra e-pí-sko-pos, en latín episcopus (superintendente) fue convertida en "obispo", con el significado de un sacerdote que tiene jurisdicción sobre otros miembros del clero de su diócesis.
Durante los dos primeros siglos no se usó el título "papa". Michael Walsh, ex jesuita, explica: "Parece que fue en el siglo III cuando por primera vez se llamó 'papa' a un obispo de Roma, y el título se dio al papa Calixto(...) Para fines del siglo V 'papa' solía significar el obispo de Roma y nadie más. Sin embargo, solo en el siglo XI podía un papa insistir en que el título aplicaba solamente a él" (Ann Illustrated History of the Popes, Historia ilustrada de los papas).
Uno de los primeros obispos de Roma que impuso su autoridad fue el papa León I (papa: 440-461 E.C.).
¿Qué creían los cristianos primitivos? El profesor Alberigo responde: "En los primeros siglos no existe ninguna doctrina ni praxis sobre la figura del Papa o sus funciones. (...) La posibilidad de que hubiera un 'episcopus episcoporum' (obispo de obispos) fue una aberración para Cipriano (escritor del siglo III), como él mismo afirmó en el sínodo de Cartago". (Revista Despertad, 8 de febrero de 1989, página 9).
Fuente: http://2eso.wordpress.com/
LA TRINIDAD.
Diferente dioses en triadas de diferentes culturas.
Tutatis, Esus y Taranis -los tres grandes dioses galos-
En 325 E.C. un concilio de obispos reunido en Nicea, Asia Menor, presidido por el Obispo Osio de Córdoba, que actuó en representación del Papa, formuló un credo que declaró que el Hijo de Dios era “verdadero Dios”, tal como el Padre era “verdadero Dios”. Parte de ese credo decía:
“Mas a los que afirman: Hubo un tiempo en que [el Hijo] no fué y que antes de ser engendrado no fué, y que fué hecho de la nada, o los que dicen que es de otra hipóstasis o de otra sustancia o que el Hijo de Dios es cambiable o mudable, los anatematiza la Iglesia Católica”3.
A ese concilio asistieron de 250 a 318 obispos, solo una minoría de la cantidad total y la mayoría de la región de habla griega. Ni siquiera el papa Silvestre I estuvo presente.
De modo que a cualquiera que creyera que el Hijo de Dios no era coeterno con el Padre o que el Hijo había sido creado se le entregaba a la condenación eterna.
En el año 381 E.C. se convocó otro concilio en Constantinopla, presidido sucesivamente por el Patriarca de Alejandría Timoteo, el Patriarca de Antioquía Melecio, el Patriarca de Constantinopla Gregorio Nacianceno, y su sucesor el Patriarca de Constantinopla Nectario. El Papa Dámaso no mandó representación. Este concilio declaró que había que adorar y glorificar al espíritu santo tal como al Padre y al Hijo.
De modo que a cualquiera que creyera que el Hijo de Dios no era coeterno con el Padre o que el Hijo había sido creado se le entregaba a la condenación eterna.
En el año 381 E.C. se convocó otro concilio en Constantinopla, presidido sucesivamente por el Patriarca de Alejandría Timoteo, el Patriarca de Antioquía Melecio, el Patriarca de Constantinopla Gregorio Nacianceno, y su sucesor el Patriarca de Constantinopla Nectario. El Papa Dámaso no mandó representación. Este concilio declaró que había que adorar y glorificar al espíritu santo tal como al Padre y al Hijo.
Un año después —en 382 E.C.— otro sínodo se reunió en Constantinopla y sostuvo la divinidad plena del espíritu santo4. Aquel mismo año, ante un concilio celebrado en Roma, el papa Dámaso presentó una serie de enseñanzas que la iglesia había de condenar. El documento, llamado el Tomo de Dámaso, incluía las declaraciones que a continuación se citan:
“Si alguno no dijere que el Padre es siempre, que el Hijo es siempre y que el Espíritu Santo es siempre, es hereje.”
“Si alguno no dijere verdadero Dios al Hijo de Dios, como verdadero Dios a [su] Padre [y] que todo lo puede y que todo lo sabe y que es igual al Padre, es hereje.”
“Si alguno no dijere que el Espíritu Santo [...] es [...] verdadero Dios, [...] lo puede todo y todo lo sabe [...], es hereje.”
“Si alguno no dijere ser tres personas verdaderas: la del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo, iguales, siempre vivientes, que todo lo contienen, lo visible y lo invisible, que todo lo pueden, [...] es hereje.”
“Si alguno dijere que [el Hijo] constituído en la carne cuando estaba en la tierra, no estaba en los cielos con el Padre, es hereje.”
“Si alguno, al llamar Dios al Padre, Dios al Hijo de Aquél, y Dios al Espíritu Santo, los llama dioses [...] y no [...] una sola divinidad [...], es hereje”5.
Uno puede imaginarse cuánto presionaba aquello a la mayoría de los creyentes comunes para que se amoldaran a aquellas ideas, aunque no tuvieran fundamento en las escrituras.
“Si alguno no dijere que el Padre es siempre, que el Hijo es siempre y que el Espíritu Santo es siempre, es hereje.”
“Si alguno no dijere verdadero Dios al Hijo de Dios, como verdadero Dios a [su] Padre [y] que todo lo puede y que todo lo sabe y que es igual al Padre, es hereje.”
“Si alguno no dijere que el Espíritu Santo [...] es [...] verdadero Dios, [...] lo puede todo y todo lo sabe [...], es hereje.”
“Si alguno no dijere ser tres personas verdaderas: la del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo, iguales, siempre vivientes, que todo lo contienen, lo visible y lo invisible, que todo lo pueden, [...] es hereje.”
“Si alguno dijere que [el Hijo] constituído en la carne cuando estaba en la tierra, no estaba en los cielos con el Padre, es hereje.”
“Si alguno, al llamar Dios al Padre, Dios al Hijo de Aquél, y Dios al Espíritu Santo, los llama dioses [...] y no [...] una sola divinidad [...], es hereje”5.
Uno puede imaginarse cuánto presionaba aquello a la mayoría de los creyentes comunes para que se amoldaran a aquellas ideas, aunque no tuvieran fundamento en las escrituras.
En 451 E.C., en Calcedonia se celebró otro concilio presidido por el Patriarca de Constantinopla Anatolio. El Papa, mandó como su representante personal al Obispo Pascanio. Se definió el carácter de las "naturalezas" de Cristo. Aunque Occidente aceptó el credo emitido pro este concilio, las iglesias orientales no concordaron con él, y esto llevó a la formación de la Iglesia Copta en Egipto y Abisinia y las iglesias "jacobitas" de Siria y Armenia. La unidad de la Iglesia Católica estuvo amenazada constantemente por divisiones sobre complejos asuntos teológicos, especialmente con relación a definir la doctrina de la Trinidad.
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3. El Magisterio de la Iglesia, por Enrique Denzinger (traducción directa de los textos originales por Daniel Ruiz Bueno), 1963, páginas 23, 24.
4. A Short History of Christian Doctrine, por Bernhard Lohse, edición de 1980, páginas 64, 65.
5. El Magisterio de la Iglesia, por Enrique Denzinger (traducción directa de los textos originales por Daniel Ruiz Bueno), 1963, páginas 28, 29.
3. El Magisterio de la Iglesia, por Enrique Denzinger (traducción directa de los textos originales por Daniel Ruiz Bueno), 1963, páginas 23, 24.
4. A Short History of Christian Doctrine, por Bernhard Lohse, edición de 1980, páginas 64, 65.
5. El Magisterio de la Iglesia, por Enrique Denzinger (traducción directa de los textos originales por Daniel Ruiz Bueno), 1963, páginas 28, 29.
(Recogido por el Sr. Fernando Millán).
¿Qué opinaban los padres apostólicos de la Trinidad?
Estos son los eclesiásticos que escribieron sobre el cristianismo a fines del primer siglo y principios del segundo de nuestra era común. Entre ellos estuvieron Clemente de Roma, Ignacio, Policarpo, Hermas y Papías. Se dice que fueron contemporáneos de algunos de los apóstoles.
Clemente de Roma, "obispo" de Roma, que se cree que murió en el año 100 E.C., él no menciona una Trinidad, ni directa ni indirectamente.
Ignacio, un obispo de Antioquía, vivió como desde mediados del siglo I E.C. hasta principios del siglo II.
En sus escritos de ninguna manera aparece una Trinidad.
Policarpo, de quien ya hablamos anteriormente tampoco habló de una Trinidad.
Hermas y Papías, no hablan nada de una Trinidad pese a que se dice de Papías que conoció al propio apóstol Juan.
Obviamente, los cristianos, apostataron con esta enseñanza intentado igualarse a otras culturas donde existían multitud de dioses para intentar que estas se acercaran y de esa forma llevar su poder a más personas. Por lo tanto adulteraron la Palabra de Dios para su propia conveniencia. Esto lo hicieron como veremos más adelante también con multitud de costumbres paganas que adoptaron para ganarse el favor de tribus paganas enteras.
VENERACIÓN DE IMÁGENES.
Los cristianos primitivos no adoraban imágenes ni las usaban.
Personajes religiosos de diferentes siglos, como Ireneo, Orígenes, Eusebio de Cesarea, Epifanio y Agustín se opusieron al uso de imágenes en la adoración.
Como a principios del siglo IV E.C., en Elvira España, un grupo de obispos formuló resoluciones importantes contra la veneración de imágenes. Ese famoso Concilio de Elvira llevó a que se prohibieran las imágenes en las iglesias y se impusieran sanciones severas a sus adoradores.
Lo que tuvo que ver con los Iconoclastas de los siglos VIII y IX, permitió que la Iglesia se dividiera en un imperio de Oriente y otro de Occidente. La veneración de imágenes se convirtió en una acalorada cuestión política que envolvió en una verdadera guerra teológica a emperadores y papas, generales y obispos.
BAUTISMO DE INFANTES.
Los cristianos primitivos no bautizaban a infantes.
El primero que habla sobre ello es Orígenes(185-284 E.C.) cuando dice: "Es la costumbre de la Iglesia que se administre el bautismo incluso a los infantes". (Selectiones From the Commentaries and Homilies of Origen, Madrás, India, 1929, pág. 211.)
La práctica fue confirmada por el Tercer Concilio de Cartago (253 E.C.).
Cipriano de Cartago (200 - 258) - pastor de Cartago, dice: “A los niños se les bautizaba al octavo día, o antes, por temor a que se condenaran”. (Epístola LVIII,2).
El Concilio de Cartago (253 Ad) da por aceptado el bautismo a infantes y discute si deben ser bautizados antes de ocho días.
San Agustín de Hipona (354 -430) - obispo de Hipona es otro defensor del bautismo infantil y señala que Cristo es el verdadero ministro del bautismo, nunca sugiere que los infantes necesitaran o tuvieran fe para recibir el bautismo, sino que la fe de los padres y de la iglesia los beneficiaba.
Evidentemente hasta este asunto beneficiaba sobremanera a esta nueva Iglesia apóstata pues le permitía "obligar" a pertenecer a ella a individuos en masa y ya desde infantes sin tener ninguna voluntad propia para elegir.
Augustus Neander, historiador religioso, escribió: "La fe y el bautismo siempre estuvieron conectados entre sí; y así en el mayor grado probable(...)la práctica del bautismo de infantes se desconocía en aquel período(en el primer siglo)(...)El que llegara a reconocerse como tradición apostólica por primera vez en el curso del tercer siglo es prueba en contra, mas bien que a favor, de la admisión de su origen apostólico". (Hsitory of the Planting and training of the Cristian Church by the Apostles, Nueva York, 1864, pág 162.)
Hasta cambiaron la forma de bautizar limitándose solo a rociar agua en la cabeza, cuando como se debe hacer según la Biblia es por inmersión completa.
El bautismo por inmersión fue abandonado paulatinamente (debido a la costumbre de bautizar a los niños lo más pronto posible) y el de aspersión se usó muy poco dadas las dudas sobre la efectiva ablución. Es un hecho que tanto el Misal Romano (católico romano) como el Libro de Oración Común (anglicano) recomiendan la inmersión como la forma más apropiada para el bautismo.
Todas estas fotografías de abajo demuestran que en los primeros siglos el bautismo era por inmersión.
Pila bautismal de la Iglesia en Colmenares de Ojeda, Palencia, España.
Pila bautismal en Navasa, Alto Aragón, España.
Pila bautismal del despoblado de Lacasta, Zaragoza, España.
Pila bautismal de Moarves de Ojeda, Palencia, España.
Pila bautismal de la basílica visigótica del siglo VII fundada por el rey visigodo Flavio Recesvinto el 3 de enero del 661 del cual solo resta la iglesia de San Juan de Baños del Cerrato, Palencia.
ORIGEN DE LA NAVIDAD.
Fuentes:
Lo que tuvo que ver con los Iconoclastas de los siglos VIII y IX, permitió que la Iglesia se dividiera en un imperio de Oriente y otro de Occidente. La veneración de imágenes se convirtió en una acalorada cuestión política que envolvió en una verdadera guerra teológica a emperadores y papas, generales y obispos.
BAUTISMO DE INFANTES.
Los cristianos primitivos no bautizaban a infantes.
El primero que habla sobre ello es Orígenes(185-284 E.C.) cuando dice: "Es la costumbre de la Iglesia que se administre el bautismo incluso a los infantes". (Selectiones From the Commentaries and Homilies of Origen, Madrás, India, 1929, pág. 211.)
La práctica fue confirmada por el Tercer Concilio de Cartago (253 E.C.).
Cipriano de Cartago (200 - 258) - pastor de Cartago, dice: “A los niños se les bautizaba al octavo día, o antes, por temor a que se condenaran”. (Epístola LVIII,2).
El Concilio de Cartago (253 Ad) da por aceptado el bautismo a infantes y discute si deben ser bautizados antes de ocho días.
San Agustín de Hipona (354 -430) - obispo de Hipona es otro defensor del bautismo infantil y señala que Cristo es el verdadero ministro del bautismo, nunca sugiere que los infantes necesitaran o tuvieran fe para recibir el bautismo, sino que la fe de los padres y de la iglesia los beneficiaba.
Evidentemente hasta este asunto beneficiaba sobremanera a esta nueva Iglesia apóstata pues le permitía "obligar" a pertenecer a ella a individuos en masa y ya desde infantes sin tener ninguna voluntad propia para elegir.
Augustus Neander, historiador religioso, escribió: "La fe y el bautismo siempre estuvieron conectados entre sí; y así en el mayor grado probable(...)la práctica del bautismo de infantes se desconocía en aquel período(en el primer siglo)(...)El que llegara a reconocerse como tradición apostólica por primera vez en el curso del tercer siglo es prueba en contra, mas bien que a favor, de la admisión de su origen apostólico". (Hsitory of the Planting and training of the Cristian Church by the Apostles, Nueva York, 1864, pág 162.)
Hasta cambiaron la forma de bautizar limitándose solo a rociar agua en la cabeza, cuando como se debe hacer según la Biblia es por inmersión completa.
El bautismo por inmersión fue abandonado paulatinamente (debido a la costumbre de bautizar a los niños lo más pronto posible) y el de aspersión se usó muy poco dadas las dudas sobre la efectiva ablución. Es un hecho que tanto el Misal Romano (católico romano) como el Libro de Oración Común (anglicano) recomiendan la inmersión como la forma más apropiada para el bautismo.
Todas estas fotografías de abajo demuestran que en los primeros siglos el bautismo era por inmersión.
Pila bautismal de la Iglesia en Colmenares de Ojeda, Palencia, España.
Pila bautismal en Navasa, Alto Aragón, España.
Pila bautismal del despoblado de Lacasta, Zaragoza, España.
Pila bautismal de Moarves de Ojeda, Palencia, España.
Pila bautismal de la basílica visigótica del siglo VII fundada por el rey visigodo Flavio Recesvinto el 3 de enero del 661 del cual solo resta la iglesia de San Juan de Baños del Cerrato, Palencia.
ORIGEN DE LA NAVIDAD.
Fuentes:
- Revista La Atalaya del 15 de noviembre de 1989, páginas 21-23.
- Revista La Atalaya del 1 de febrero de 1992, páginas 19-23.
- Revista Despertad, 8 de febrero de 1989, páginas8-11.
- Revista La Atalaya, 15 de febrero de 1992, páginas 4-6.
- El Hombre en busca de Dios, editado por los testigos de Jehová, págs. 268-274.
- Wikipedia.
- Razonamiento a partir de las Escrituras, editado por los testigos de Jehová.
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