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domingo, 8 de enero de 2023

BIOGRAFÍA DE DAVID.

 David era el más joven de 8 varones, hijos de Jesé. Nació en el año 1.107 a. E. C. Además tenía 2 medio hermanas (Abigail y Zeruyá), cuyo padre era Nahás, primer esposo de la esposa de Jesé.

Como el hijo más joven, David era el encargado de pastorear el rebaño de ovejas de su familia.

Samuel lo unge como rey siendo jovencito, quizás con 12 o 13 años.

Unos años más tarde, fue músico de la corte por recomendación de un consejero de Saúl, quien describió a David no solo como “diestro en tocar”, sino también como “valiente y poderoso y hombre de guerra y persona que habla con inteligencia y hombre bien formado, y Jehová está con él”. (1Sa 16:18.)

Así, David se convirtió en el arpista del atribulado Saúl y en su escudero.

Más tarde, por razones que no se registran, David volvió a la casa de su padre por un período indeterminado. En una ocasión fue a llevar provisiones a sus hermanos que estaban en el ejército de Saúl. Tendría quizás, unos 17 años. En aquel momento el ejército israelita y el filisteo estaban estacionados frente a frente, y David se indignó cuando vio y oyó a Goliat escarnecer a Jehová. Así que preguntó: “¿Quién es este filisteo incircunciso para que tenga que desafiar con escarnio a las líneas de batalla del Dios vivo?” (1Sa 17:26), y después añadió: “Jehová, que me libró de la garra del león y de la garra del oso, él es quien me librará de la mano de este filisteo”. (1Sa 17:37.) Una vez que se le concedió permiso, David, que había matado a un oso y a un león, se encaminó hacia Goliat con las siguientes palabras: “Yo voy a ti con el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de las líneas de batalla de Israel, a quien tú has desafiado”. Al instante, lanzó una piedra con su honda y derribó al paladín enemigo. Entonces, con la propia espada de Goliat, lo decapitó y volvió al campamento con la cabeza y la espada del gigante como trofeos de guerra.

Estos acontecimientos en seguida lanzaron a David del anonimato de pastor al protagonismo ante los ojos de todo Israel. Colocado delante de los hombres de guerra, se recibió a David con danzas y regocijo cuando volvió de una expedición victoriosa contra los filisteos. Un canto popular fue: “Saúl ha derribado sus miles, y David sus decenas de miles”. (1Sa 18:5-7.) “Todo Israel y Judá amaban a David”, y Jonatán, el propio hijo de Saúl, celebró con él un pacto de amor y amistad mutuos de por vida, cuyos beneficios se extendieron a Mefibóset y Micá, el hijo y el nieto de Jonatán respectivamente.

Esta popularidad despertó la envidia de Saúl, quien continuó “mirando a David [...] con sospecha desde aquel día en adelante”. Por dos veces arrojó una lanza con la intención de clavar a David en la pared mientras este tocaba el arpa como en ocasiones anteriores, pero en ambas ocasiones Jehová lo libró. Saúl había prometido que daría su hija a aquel que matase a Goliat, pero entonces se mostraba reacio a dársela a David. Por fin consintió en que David se casase con su segunda hija, con tal de que le llevase “cien prepucios de los filisteos”, una petición irrazonable que creyó que significaría la muerte de David. Sin embargo, el valeroso David dobló la dote: se presentó a Saúl con doscientos prepucios, y se casó con Mical. 


                  Representación figurativa de Mical.

Mical estaba enamorada de David, pero no por su espiritualidad, al parecer por los acontecimientos posteriores, sino por su fama y valentía, desde el punto de vista humanos y también por su físico.

Por lo tanto, dos de los hijos de Saúl, movidos por amor, habían celebrado pactos con David, y esto hizo que se acrecentase aún más el odio de Saúl. (1Sa 18:9-29.) Cuando David estaba de nuevo tocando ante Saúl, el rey procuró clavarle en la pared por tercera vez. Por esta razón, David huyó al amparo de la noche, Mical, su esposa, le ayudó a escapar y solo volvería a ver a Saúl en circunstancias muy diferentes y, en cierto modo, extrañas. (1Sa 19:10.)

FUGITIVO.

Durante la larga ausencia de David, Saúl le dio en matrimonio a Mical a Paltí, el hijo de Lais de Galim. (1Sa 19:11-17; 25:44.)

Los padres de David fueron llevados a vivir en Moab para su proteccion.

Después de estos incidentes, David vivió en continua huida de un lugar a otro durante varios años, sufriendo la persecución implacable de un rey terco y malvado que estaba resuelto a matarle. Primero David se refugió con el profeta Samuel en Ramá (1Sa 19:18-24), pero cuando este dejó de ser un escondite seguro, se dirigió a la ciudad filistea de Gat, deteniéndose en el camino para ver al sumo sacerdote Ahimélec en Nob, donde obtuvo la espada de Goliat. (1Sa 21:1-9; 22:9-23; Mt 12:3, 4.) 

Sin embargo, para salir con vida de Gat, tuvo que pasar por loco, haciendo con torpeza signos de cruz en la puerta y dejando correr la saliva por la barba. (1Sa 21:10-15.) Los Salmos 34 y 56 de David se basan en esta experiencia. Luego huyó a la cueva de Adulam, donde su familia y unos cuatrocientos hombres desafortunados y angustiados se unieron a él. Puede que tanto el Salmo 57 como el 142 aludan a su estancia en esta cueva. David continuó en constante movimiento, desde allí hasta Mizpé, en Moab, y después volvió al bosque de Héret, en Judá. (1Sa 22:1-5.) 

Mientras vivía en Queilá, se enteró de que Saúl estaba preparándose para atacar, después de lo cual él y sus hombres, que en ese momento ascendían a unos seiscientos, salieron hacia el desierto de Zif. Saúl continuó la persecución de un lugar a otro, desde el desierto de Zif, en Hores, hasta el desierto de Maón. Cuando estaba a punto de capturar a su presa, llegó el informe de una incursión filistea. Como resultado, abandonó por un tiempo la persecución, lo que permitió al fugitivo escapar a En-guedí. (1Sa 23:1-29.) Los hermosos salmos de alabanza a Jehová por proveer liberación milagrosa se basan en este tipo de experiencias. (Sl 18, 59, 63, 70.)

Fue en En-guedí donde Saúl entró en una cueva para hacer del cuerpo. David, escondido al fondo de la cueva, se acercó silenciosamente y cortó la falda de la prenda de Saúl, pero le perdonó la vida. Dijo que era inconcebible de su parte hacerle daño al rey, porque “es el ungido de Jehová”. (1Sa 24:1-22.)

Después de la muerte de Samuel. 

Después de la muerte de Samuel, David, todavía exiliado, empezó a morar en el desierto de Parán. Nabal, un rico ganadero establecido en Carmelo, al S. de Hebrón, y a quien David y sus hombres habían mostrado bondad, los trató con desaire e ingratitud. La rápida reacción de Abigail, esposa de Nabal, impidió que David exterminara a los  varones de la casa, pero Jehová hirió a Nabal, así que murió. Después David se casó con la viuda, de modo que tuvo dos esposas: Ahinoam de Jezreel y Abigail de Carmelo; durante la larga ausencia de David, Saúl había entregado a su hija Mical a otro hombre. (1Sa 25:1-44; 27:3.)



 Representaciones figurativas de Ahinoam y Abigail.

Por segunda vez David se refugió en el desierto de Zif y de nuevo empezó la persecución. David asemejó a Saúl y a sus tres mil hombres a aquellos que buscan “una sola pulga, tal como se corre tras una perdiz sobre las montañas”. Una noche David y Abisai entraron con cautela en el campamento de Saúl mientras todos dormían y se hicieron con la lanza y la jarra del agua de Saúl. Abisai quería matar a Saúl, pero David le perdonó la vida por segunda vez, diciendo que desde el punto de vista de Jehová era inconcebible para él alargar su mano contra el ungido de Dios. (1Sa 26:1-25.) Esa noche fue la última vez que David vio a su adversario.

David se estableció en Ziqlag, dentro del territorio filisteo, por un período de dieciséis meses, fuera del alcance de Saúl. Varios hombres poderosos desertaron de las fuerzas de Saúl y se unieron a los exiliados en Ziqlag, lo que le permitió a David hacer incursiones en las ciudades de los enemigos de Israel, en el S., y de ese modo aseguró los límites de Judá y fortaleció su futura posición como rey. (1Sa 27:1-12; 1Cr 12:1-7, 19-22.) Cuando los filisteos se preparaban para atacar a las fuerzas de Saúl, el rey Akís, pensando que David era “un hedor entre su pueblo Israel”, le invitó a que le acompañara. No obstante, los otros señores del eje rechazaron a David por considerarle una amenaza para su seguridad. (1Sa 29:1-11.) En la batalla que culminó en el monte Guilboa, murieron Saúl y tres de sus hijos, entre ellos Jonatán. (1Sa 31:1-7.)

Entretanto, los amalequitas saquearon y quemaron Ziqlag, y se llevaron todas las mujeres y niños. Acto seguido, las fuerzas de David persiguieron y alcanzaron a los merodeadores, y recuperaron a sus esposas e hijos, así como todos los bienes. (1Sa 30:1-31.) Al cabo de tres días, un amalequita le llevó a David la diadema y el brazalete de Saúl, alardeando falsamente de que había dado muerte al rey cuando este había sido herido y esperando recibir una recompensa. Aunque el amalequita había mentido, David ordenó que le matasen por alegar que había dado “muerte al ungido de Jehová”. (2Sa 1:1-16; 1Sa 31:4, 5.)

La trágica noticia de la muerte de Saúl afligió mucho a David. Lo que le entristecía no era tanto la muerte de su enconado enemigo como la caída del ungido de Jehová. A modo de lamento, David compuso una endecha titulada “El arco”. En ella llora la muerte de Saúl, su enconado enemigo, y la de su mejor amigo, caídos juntos en batalla: “Saúl y Jonatán, los amables y los agradables durante su vida, y en su muerte no fueron separados”. (2Sa 1:17-27.)

-1077 a. E. C. David sube al trono de Judá en Hebrón a los 30 años.

Is-bóset, hijo de Saúl, fue hecho rey sobre las otras tribus. Unos dos años más tarde, Is-bóset fue asesinado, y sus agresores le llevaron su cabeza a David esperando recibir una recompensa, pero también a ellos se les dio muerte como había ocurrido con el presunto asesino de Saúl. (2Sa 2:1-4, 8-10; 4:5-12.) Este hecho preparó el camino para que las tribus que hasta entonces habían apoyado al hijo de Saúl se uniesen a Judá, y, finalmente, se le unió a David una fuerza que ascendía a 340.822 hombres y lo hicieron rey sobre todo Israel. (2Sa 5:1-3; 1Cr 11:1-3; 12:23-40.)

David gobernó en Hebrón siete años y medio antes de trasladar la capital por dirección de Jehová a Jerusalén, la fortaleza que les había arrebatado a los jebuseos.

Mientras vivía en Hebrón, tomó más esposas y tuvo con ellas varios hijos e hijas.

"Durante ese tiempo, David tuvo hijos en Hebrón. Su primogénito fue Amnón, hijo de Ahinoam de Jezreel. El segundo fue Kileab, hijo de Abigaíl, la viuda de Nabal el carmelita, y el tercero fue Absalón, e hijo de Maacá, hija de Talmái, el rey de Guesur. El cuarto fue Adonías, hijo de Haguit, y el quinto fue Sefatías, hijo de Abital. Y el sexto hijo de David fue Itream, de su esposa Eglá. Estos fueron los hijos que David tuvo en Hebrón". (2 Samuel 3:2-5)

Maacá.

Abital.


Haguit.

Eglá.

Bat-Seba.

Abner intentó celebrar un pacto con David, este rehusó verle a menos que llevase con él a Mical. David hizo llegar su petición a Is-bóset, hijo de Saúl, por medio de un mensajero, y como resultado Paltiel (Paltí) perdió a su esposa —Mical— y fue devuelta a David. (2Sa 3:12-16.)

David ya era rey cuando hizo llevar el arca del pacto a Jerusalén y demostró su júbilo por la adoración de Jehová danzando eufóricamente “ceñido con un efod de lino”. Mical lo observaba desde una ventana y “empezó a despreciarlo en su corazón”. Una vez que David regresó a su casa, Mical expresó sus sentimientos con sarcasmo, mostró falta de aprecio por el celo que David había demostrado por la adoración de Jehová y calificó de indigna su actuación. David la reprendió y también debió castigarla no teniendo relaciones sexuales con ella a partir de ese momento, pues murió sin descendencia. (2Sa 6:14-23.)

Mical solo crio a sus 5 sobrinos, hijos de su hermana Merab cuando esta murió.

-1070 a. E. C. David sube al trono de todo Israel. Tenía 37 años; hace de Jerusalén la capital.

Después de trasladarse a Jerusalén, se consiguió aún más esposas y concubinas, que, a su vez, le dieron a luz más hijos. 

"Después de venir de Hebrón, David tomó más concubinas y esposas en Jerusalén, quienes le dieron más hijos e hijas. Estos son los nombres de los hijos que tuvo en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibhar, Elisúa, Néfeg, Jafía, Elisamá, Eliadá y Elifélet".

"Los hijos que tuvo en Jerusalén fueron estos: Simeá, Sobab, Natán y Salomón. La madre de los cuatro era Bat-Seba hija de Amiel. Y otros nueve hijos fueron Ibhar, Elisamá, Elifélet, Noga, Néfeg, Jafía, Elisamá, Eliadá y Elifélet. Todos esos, además de los hijos que tuvo con las concubinas, fueron los hijos de David. Tamar era hermana de ellos".

(2Sa 5:13-16; 1Cr 3:5-9; 14:3-7.)

Amnón, hijo primogénito de David con Ahinoam, violó a su propia medio hermana Tamar, y posteriormente fue asesinado por el hermano de ella, lo que ocasionó gran congoja a su padre. (2Sa 13:1-33.) 

Representación figurativa de Tamar, hija de David y Maacá.

Más tarde, Absalón, el tercer hijo de David con Maacá la siria, y el amado de su padre, no solo intentó usurpar el trono, sino que despreció de forma manifiesta a su padre y lo deshonró públicamente al cohabitar con sus concubinas. (2Sa 15:1–16:22.) 

Por último, la humillación alcanzó su grado máximo cuando una guerra civil sumió al país en una lucha de hijo contra padre, y finalizó con la muerte de Absalón, para tristeza de su padre y en contra de su deseo. (2Sa 17:1–18:33.) Cuando huía de Absalón, David compuso el Salmo 3, en el que dice: “La salvación pertenece a Jehová”. (Sl 3:8.)

En los últimos días de su vida, el rey David, ya con setenta años y confinado en su cama, continuó segando calamidad dentro de su familia. Sin que David lo supiera o diera su consentimiento y, lo que es más importante, sin la aprobación de Jehová, su cuarto hijo, Adonías, hijo de Haguit, intentó coronarse rey. Cuando estas noticias llegaron a David, obró con rapidez para que su hijo Salomón, escogido por Jehová, fuese instalado oficialmente como rey y se sentase en el trono. (1Re 1:5-48; 1Cr 28:5; 29:20-25; 2Cr 1:8.) David entonces aconsejó a Salomón que anduviera en los caminos de Jehová, guardase sus estatutos y mandamientos y que actuase con prudencia en todo. Si obraba así, prosperaría. (1Re 2:1-9.)

Después de reinar cuarenta años, David falleció y fue sepultado en la Ciudad de David. Fue merecedor de aparecer en la notable lista que Pablo realizó de los testigos que sobresalieron por su fe.

-1037 a. E. C. Salomón sucede a David que tenía 70 años, como rey de Israel.



ESPOSAS DE DAVID

Mical

esposas y concubinas (no nombradas) (Ibhar, Elisúa (Elisamá), Noga, Elifélet (Elpélet), Néfeg, Jafía, Elisamá, Beeliadá (Eliadá), Elifélet, Jerimot), (no nombrado)

Ahinoam (Amnón)

Abigail (Kileab)

Maacá (Absalón, Tamar)

Haguit (Adonías)

Abital (Sefatías)

Eglá (Itream)

Bat-seba (Salomón, REY DE ISRAEL, Simeá, Sobab y Natán)

HIJOS DE DAVID

AMNÓN

DANIEL (Kileab)

ABSALÓN (Abisalom)

Tamar

ADONÍAS

SEFATÍAS

ITREAM

IBHAR

ELISÚA (Elisamá)

NOGA

ELIFÉLET (Elpélet)

NÉFEG

JAFÍA

ELISAMÁ

BEELIADÁ (Eliadá)

ELIFÉLET

JERIMOT

(no nombrado)

SIMEÁ (Samúa)

SOBAB

NATÁN

SALOMÓN (Jedidías)





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