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lunes, 30 de agosto de 2021

IBEROS. LOS INDIGETES.


PUEBLO: ÍBERO.

LENGUA: ÍBERO.

ESCRITURA: IBÉRICO NORORIENTAL.

ENTERRAMIENTO: INCINERACIÓN.

Undigesquios o indigesquios 'habitantes de Undika o Indika' (gen. untikesken) en lengua indígena, fueron un pueblo íbero establecido en lo que hoy es la provincia de Gerona, en el extremo nordeste de la península ibérica, en el golfo de Ampurias y Rhoda extendiéndose hasta el Pirineo y ocupando las comarcas del Ampurdán, La Selva y, quizá también, el Gironés, donde se encontraban los ausetanos, étnicamente relacionados.






                  Zona donde se asentaron en Cataluña.


Vista aérea de la trama urbana de la isla d´en Reixac, rodeada por el estanque y con el Puig de Sant Andreu al fondo (reconstrucción)

Estaban divididos en cuatro tribus y sus ciudades principales eran: 

  • Indika (solo mencionada por Esteban de Bizancio, no localizada, pero posiblemente la misma Ampurias, sino Ullastret),
  • Emporiae (Ampurias, donde se instaló una importantísima colonia griega, de los griegos focenses massaliotas, con su correspondiente emporio comercial), 
  • Rhode (Rosas), 
  • Juncaria (La Junquera), 
  • Cinniana (Cervià)  
  • Deciana (próxima a La Junquera). En el cabo de Creus había un templo dedicado a Venus y un pequeño puerto llamado Portus Veneris (Portvendres). Sus tierras estaban regadas por el río Clodianus (Fluvià), el Sambrocas (Muga) y el Tichis (río Ter). El distrito del golfo de Ampurias fue conocido como el Juncaris Campus.

El Castillo (Palamós)

Situado en el término municipal de Palamós (Baix Empordà), en esta pequeña península, en el siglo VI aC, los antiguos pobladores de la zona decidieron construir un poblado aprovechando las inmejorables condiciones de control y defensa que ofrecía. Pertenecían a la tribu de los indigets.

 El comercio -principalmente con la ciudad griega de Emporion ( Empúries) Fundada en el siglo VI aC- se convirtió en uno de los ejes de su economía. En este contexto se enmarca la primera urbanización del poblado fortificado de Castillo -finales del siglo V aC y finales del siglo II aC-, que se concentraría en la parte más elevada del poblado. Fuera murallas había un campo de silos para almacenar cereales. En este nuevo poblado se hizo necesario iniciar una obra de ingeniería palabra importante, que fue ganando espacio sobre las pendientes del promontorio. Se construyeron muros de contención para levantar terrazas sobre las que se construyeron las calles y las casas. Actualmente, estas terrazas sólo se pueden apreciar en la parte de levante, la de cala Foradada, ya que en la parte de cala Castillo había desprendimientos. También destaca la construcción de una gran cisterna en la parte alta que puede estar relacionada con la construcción de un templo. Este, del que conocemos los restos del pórtico de entrada y los basamentos de las columnas, tendría su origen en la sacralización de los puntos de referencia de la costa que se utilizan en la navegación de cabotaje, habitual en el mundo clásico.

Con la llegada de los romanos en Ampurias en el año 218 aC, el poblado de Castillo tuvo una evolución diferente al resto de poblados ibéricos de la zona el que, en su mayoría, son abandonados. Castillo, gracias a su importancia estratégica vivió una importante reforma urbanística y la construcción de un nuevo sistema defensivo. El poblado se amplía hacia el norte y se construyen torres que flanquean la entrada dando paso a una plaza porticada rodeada de locales comerciales. Para poder hacerlo, cubrieron el campo de silos. Las últimas reformas del poblado íbero tuvieron lugar en tiempos del emperador Augusto. El deterioro de las estructuras del poblado y la instauración definitiva de la Pax Romana hizo que Castillo dejara de ser necesario estratégicamente, lo que provocó el abandono progresivo del poblado durante el siglo I dC.

El Puig de Castellet (Lloret de Mar)

El recinto fortificado íbero de Puig de Castellet se encuentra en una colina de unos 195 m de altura. Desde el rellano donde está situado se domina la línea de costa de la desembocadura del Tordera hasta el extremo oriental de la playa de Lloret.

Las campañas de excavación y el estudio de los materiales han permitido saber que el recinto tuvo una vida aproximada de un cincuenta años durante el siglo III aC Son los momentos en los que Roma y Cartago luchan por el control del Mediterráneo occidental en las llamadas guerras Púnicas. El Puig de Castellet fue construido entre la primera y la segunda de estas guerras hacia el 250 aC y fue abandonado definitivamente poco después del final de la segunda, en los alrededores del año 200 aC Durante estos tiempos difíciles fue un punto de vigilancia sobre el mar para asegurar la defensa de los otros asentamientos cercanos, en especial del gran poblado de Montbarbat.

El recinto tiene una forma pentagonal y parece limitado por murallas en tres de sus esquinas, uno de los cuales hace ángulo obtuso, y por el otro se apoya en el promontorio. En el interior encontramos once espacios rectangulares de una, dos o tres habitaciones adosados ​​a la muralla y dejando un área central libre. De esta manera se aprovechan las condiciones de orientación y exposición solares. En el área central se excavaron un conjunto de fosas para recoger el agua de lluvia, servir de vertedero o, como pozos, captar el agua del subsuelo. Además, encontramos uno de los tres hornos con que contaba el recinto.

La comunicación con el exterior se hacía a través de una entrada principal, protegida por una torre y un pasillo en ángulo, en el lado este, ya través de la esquina oeste, abierto en un principio, y más adelante cerrado y fortificado.

Los diferentes espacios tenían diversas funciones. Podían ser casas, lugares de trabajo o almacenamiento o espacios comunitarios, de uso colectivo.

San Sebastián de la Guarda (Palafrugell)

El poblado ibérico de San Sebastián de la Guarda se encuentra en la cima de una montaña situada al este de Palafrugell, a unos 165-170 m sobre el nivel del mar. Una situación privilegiada, tanto en ámbito defensivo natural, por los diferentes acantilados, como por la buena visión panorámica de gran importancia estratégica. El yacimiento, de larga existencia, data de los siglos VI a I aC. Forma parte de un conjunto monumental del que son parte también una torre de vigilancia del siglo XV (BCIN), una ermita y hospedería del siglo XVIII y un faro del siglo XIX. Y, del recientemente abierto, Centro de Visitantes del Espacio San Sebastián un lugar de descubrimiento del patrimonio y del paisaje de la montaña.

El oppidum se puede visitar de manera libre y autointerpretable, representa, sin embargo, una parte de la superficie total del yacimiento, pues tenemos constancia de que alguna de las construcciones de época moderna y contemporánea que ocupan hoy la montaña debían destruir parcialmente el asiento . No se ha podido determinar, por tanto, los límites del poblado, pero podría haber llegado a ocupar una extensión cercana a una hectárea.

Aparte de las viviendas destaca la existencia de dos grandes agrupamientos de veinte silos, que en algunos casos tienen entre 4 y 5 m de profundidad. A pesar de que no todas las silos pertenecen al mismo periodo cronológico, el gran número y la capacidad de estas nos hacen evidente el potencial de almacenamiento de cereal que tenía la comunidad que la habitaba. Cabe destacar un hallazgo de dos estelas, probablemente funerarias con decoraciones de hileras de lanzas en registros superpuestos. Son piezas excepcionales que no se han encontrado paralelas en yacimientos ibéricos cercanos. El jefe de la Gorgona es un objeto relevante vinculado al culto de origen griego así como los cinco pocillos de cerámica de fabricación local. Se han localizado varios hornos de metal, con gran cantidad de restos que demuestran mucha actividad.

Actualmente el único sector excavado en el poblado corresponde al sector de Baldiri, donde hay localizado un barrio con una hilera de casas alineadas del siglo V al siglo III aC. Algunos de estos edificios presentan características muy típicas del mundo íbero, tanto por su estructura arquitectónica como por los materiales empleados. Se cree que la fecha de abandono del poblado fue alrededor del siglo I aC, momento en que se ocupa la llanura con villae republicana en Llafranc.

Contemporáneos en tiempo y lugar con la colonia griega de Ampurias (Emporion) –solo 25 kilómetros les separaban- la influencia entre ambas es bien reconocida.


El yacimiento ibérico del Puig de Sant Andreu d´Ullastret se considera la ciudad ibérica más grande de Cataluña de esa época. Un hecho que se corrobora con las conclusiones de las últimas investigaciones del Museu d´Arqueología de Catalunya al confirmar que a 300 metros de distancia, existía otra ciudad amurallada, la Illa d´en Reixac. En dicha isla se iniciaron las excavaciones en 1947 ignorándose que en realidad los restos de edificaciones que allí se encontraron correspondían a otra ciudad, así pues, Ullastret era una dípolis.

Habitada desde el siglo VII a. C., los dos asentamientos se desarrollaron en paralelo. La ciudad de la isla ocupa unas 5 hectáreas y la de la colina unas 15, viviendo unas 6000 personas entre la colina y la isla en los tiempos de máximo esplendor.

La organización de la ciudad es de un poblado fortificado (oppidum), con pendientes y bajadas en sus calles, algunas largas. Entre ellas encontramos cisternas de agua a semejanza de las de la colonia griega de Ampurias, más de doscientos silos tallados en la roca en los que almacenaban cereales y dos templos en la parte más alta de la colina, muestra de su organización social. Rodeando la ciudad, la muralla ibérica más grande de Cataluña y la más antigua descubierta hasta la fecha, que presenta seis torres de planta circular y una cuadrada con siete puertas. La clase aristocrática vivía en residencias organizadas entorno a dos grandes patios, algunos con dos pisos de altura.


En su territorio explotaban la agricultura, la ganadería, las canteras y minas, comerciando con fenicios, púnicos y griegos a través de la vecina ciudad griega de Ampurias.

Instrumental quirúrgico encontrado entre sus restos.

Su esplendor económico y social comenzaría a decaer con la llegada de los romanos, durante la Segunda Guerra Púnica, debiendo abandonar los indigetes sus hogares, pasando al olvido con el transcurrir del tiempo.

Los indigetes acuñaban una moneda propia que llevaba la inscripción en escritura ibérica nororiental undikesken, que en lengua ibérica se interpreta habitualmente como (moneda) de los de undika.



En el anverso, aparece la cabeza de la diosa Palas Atenea, con el casco corintio, la visera alzada y un gran penacho de plumas. En el reverso, el caballo alado Pegaso con la cabeza modificada. Estas emisiones de bronce son el nexo de unión entre las emisiones de tipo griego y las cívicas, con leyenda latina, de la creación del municipio romano, en época de Augusto.




Emporion griega


En el 575 a. C. llega a la península la última oleada colonizadora griega, la de los foceos, encaminada al comercio de larga distancia. Los focenses no creaban colonias de poblamiento sino que su objetivo era, primordialmente, comercial. La misma metrópolis, Focea, está erigida con esa finalidad.

Se establece la Palaiápolis, «ciudad antigua», como un mero puerto comercial isleño donde hacer escala frente a la desembocadura del río Fluviá. Con la llegada de los griegos, los indígenas se vuelven productores de bienes de consumo que intercambiarán con los helenos por mercancías más preciadas como el vino. En un principio depende de Masalia, como podemos observar en el gran número de ánforas masaliotas encontradas de esa época.

En el 550 a. C., según Estrabón, se establece una segunda fundación, ésta en tierra firme, en detrimento de la Palaiápolis, que experimenta un gran desarrollo urbanístico. Las palabras de Estrabón las vemos recogidas en su Geografía:

«Los emporitanos habitaban antes una islita delante de la costa que hoy se llama Palaiápolis, pero hoy viven ya en la tierra firme. Emporion es una ciudad doble, estando dividida por una muralla, teniendo antes, como vecinos, algunos indiketes (...). Pero con el tiempo se unieron en un solo estado, compuesto de leyes bárbaras y griegas, como sucede también en otras muchas ciudades»

Estrabón, Geografía, III. 4, 8.

Tras la conquista de Focea por Ciro II, emperador de Persia en 546 a. C, los foceos huyen a la nueva colonia de Alalia, en Córcega. Sin embargo, su presencia acaba incomodando a los cartagineses, que forman una coalición con los etruscos para acabar con ellos. En el 535 se produce la Batalla de Alalia. Los foceos volverán a huir, esta vez se refugiarán en Masalia y Emporion. La ciudad vio aumentada sensiblemente su población por refugiados.


En el siglo v a. C. se produce una época de gran prosperidad basada sobre todo en el comercio griego, en especial con el aprovisionamiento ateniense. Se establecieron acuerdos políticos y comerciales con la población indígena, (que fundó en las cercanías la ciudad de Indika). Debido a su situación en la ruta comercial entre Masalia y Tartesos, la ciudad se convirtió en un gran centro económico y comercial además de la mayor colonia griega en la península ibérica.


Moneda de Emporion. En el anverso vemos la cabeza de la ninfa Aretusa en el reverso la leyenda emporiton (emporitanos) en griego y un pegaso, símbolo de la ciudad.

A partir del siglo IV a. C. la ciudad ya crece de forma considerable y es conocida como Emporión, Ἐμπόριον.​ Sigue habiendo mucho comercio griego con la península y se empiezan a acuñar las primeras monedas, anepigráficas (sin inscripción), en un primer momento, y con la leyenda EM, más tarde. A finales de este siglo se emiten ya dracmas con el tipo del caballo parado, según modelo púnico, y después con el característico pegaso en el reverso y la cabeza de Aretusa en el anverso.

Continúa el periodo de esplendor hasta la llegada de los Bárcidas. La competencia crea una recesión en la economía emporitana. Los emporitanos envían una embajada a Roma pidiendo ayuda. Roma cierra el Tratado del Ebro con Asdrúbal el Bello en el 226 a. C., según el cual los púnicos no podían pasar el río. Con la segunda guerra púnica Ampurias se significa como fiel aliada de Roma. En el 218 a. C. los romanos envían un ejército, que desembarca en Ampurias, con la misión de cortar los suministros de Aníbal, que está asolando Italia. Este hecho lo vemos citado por Tito Livio:

«Mientras estas cosas ocurrían en Italia, Cn. Cornelio Escipión, enviado a Hispania con una escuadra y un ejército, zarpó de las bocas del Ródano y doblando los montes Pirineos abordó en Ampurias. Desembarcó allí el ejército, y empezando por los lacetanos, sometió a Roma toda la costa hasta el Ebro, unas veces renovando alianzas, otras estableciéndolas.»

Tito Livio, Ab Urbe condita libri, XXI. 60, 1-3.

Ampurias bajo dominio romano


La primera presencia romana en Ampurias supuso la construcción de un campamento romano estable del ejército, donde hoy en día se halla la ciudad romana, aunque la existencia de este campamento no supuso la sumisión de la ciudad griega a la República, sino que ambas eran iguales. Esto ocurrirá con la venida a Hispania del cónsul Marco Porcio Catón. Tras desembarcar en Rosas, su ejército ( estimado entre 52.000 y 70.000 hombres) se dirige a Ampurias. Tito Livio hace referencia a este hecho describiéndonos la ciudad:

«Ampurias estaba formada por dos ciudades separadas por una muralla. Una ciudad habitada por griegos de Focea, como los massaliotas, y la otra por hispanos. La ciudad griega, próxima al mar, estaba rodeada por una muralla de menos de 400 pasos. La ciudad hispana, más alejada de la costa, tenía una muralla de 3.000 pasos de perímetro (...) La parte de la muralla que miraba a tierra, bien fortificada, tenía una sola puerta vigilada por un magistrado por turno. Por la noche montaban la guardia en las murallas la tercera parte de los ciudadanos (...).»

Tito Livio, Ab urbe condita, XXXIV, 9.

En el 218 a. C. se sometieron a Roma. 

En el 195 a. C. se sublevaron contra Roma y el cónsul Marco Porcio Catón reprimió esta rebelión derrotando a los indigetes.

En torno al 100 a.c, se construyó una ciudad romana de nueva planta, que convivió en pie de igualdad con la vieja colonia focense. Con el tiempo, la presencia de Roma influyó tanto al pequeño núcleo griego que los propios griegos se fueron romanizando, hasta que durante el principado de Augusto se les fue concedida la ciudadanía romana, haciendo que el núcleo griego y el romano acabaran físicamente unidos.

Conocemos también, gracias a algunos pasajes de Estrabón y Tito Livio, sobre un núcleo indígena Indika siendo parte del complejo. Ellos explican que la comunidad grecorromana y la indígena vivían separadas por un muro.

La ciudad mantuvo sus instituciones hasta la guerra civil entre Pompeyo y Julio César, cuando el partido pompeyano gana en la ciudad, lo que supuso, tras la victoria de César, la anulación de su independencia y el establecimiento de una colonia de veteranos a su lado.

A partir del siglo I d. C., tras la conquista total de Iberia por Roma, Ampurias entró en decadencia, ensombrecida por el poder de Tarraco y Barcino. Tarraco, convertida en capital, hizo que las antiguas ciudades romanas de origen republicano entraran en un proceso de decadencia. A finales del siglo I d. C. comienza el abandono de Ampurias.


YACIMIENTOS.

Los principales yacimientos están en Ullastret (Bajo Ampurdán), Castell Fosca (Palamós, Bajo Ampurdán) y Puig Castellet (Lloret de Mar, La Selva)

RECONSTRUCCIÓN DE UN CRÁNEO.

En algún momento comprendido entre los siglos III y II a.C., el pueblo íbero de los indiketas, asentados en la actual llanura del Alto Ampurdán, en Girona, se batió en armas con una comunidad vecina. De la batalla, como símbolo del triunfo, de superioridad sobre el enemigo, se trajeron en una red o atada a las crines de los caballos la cabeza decapitada de un joven guerrero rival de unos 18 años. Tras embadurnarla con aceites y resinas la fijaron a la pared de madera del caserío de los líderes de la tribu con un clavo de 23 centímetros de longitud. Expuesto en ese lugar, el cráneo se convirtió en un trofeo de guerra, en un elemento de poder.

La cabeza del joven guerrero fue hallada en 2012 en el Puig de Sant Andreu, uno de los yacimientos ibéricos de Ullastret, y el análisis antropológico ha revelado datos curiosos sobre su fisiología: no podía tener más de 18 años porque no le habían salido todas las muelas; además, en el esmalte de los colmillos hay rastro de desequilibrio nutricional padecido durante la infancia, hacia los 4 años, por carencias en la dieta o alguna enfermedad. Pero lo que más asombra es ese clavo que le atraviesa desde la parte superior de la frente a lo que sería la nuca.


Conjunto de herramientas de bronce ibéricas formado por tres hachas, un cincel y un fragmento de hoz

Conjunto hallado en Sant Martí d’Empúries en 1998. Fue encontrado agrupado y oculto por tierra y piedras en una de las depresiones de la roca calcárea del subsuelo. El hallazgo se relaciona con la ocupación indígena del territorio durante la Edad del Bronce final, alrededor del siglo IX a. C., la más antigua documentada hasta el momento.

El conjunto estaba formado por siete piezas, algunas enteras y otras fragmentadas, destinadas a ser refundidas para aprovechar el metal. Las piezas más significativas son hachas, un cincel y un fragmento del dorso de una hoz.

Fuentes:

  • Wikipedia.
  • https://visitmuseum.gencat.cat/es/museu-d-arqueologia-de-catalunya-empuries/ambito/els-indigets-els-habitants-originaris/objeto/monedes-de-la-seca-untikesken-d-empuries
  • https://franciscojaviertostado.com/2018/11/28/ullastret-la-ciudad-iberica-capital-de-los-indigetes/comment-page-1/
  • https://www.elespanol.com/cultura/patrimonio/20190403/craneo-conservado-desvela-rostro-historia-guerrero-decapitado/387962424_0.html

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