Flag Counter

sábado, 18 de septiembre de 2021

CELTIBÉRICOS. OLCADES


PUEBLO: CELTÍBERO.

LENGUA: CELTÍBERA.

ESCRITURA: IBÉRICA ADAPTADA AL CELTIBÉRICO.

ENTERRAMIENTO: INCINERACIÓN.

DECADENCIA: SIGLO I a.n.e.

Los olcades eran una tribu celtíbera o ibera localizada en la provincia de Cuenca, aunque su ubicación ha suscitado diversas hipótesis. Tenían por vecinos a los poderosos carpetanos al oeste, los arévacos (situados en la actual provincia de Guadalajara) al norte, los oretanos al sur, y los edetanos al este. Ocuparían las abruptas tierras meridionales del sistema Ibérico y de la cuenca del Júcar al sur de la serranía de Cuenca, ya perteneciente a los celtíberos, entre las llanuras litorales habitadas por edetanos y las del interior por carpetanos. Los yacimientos arqueológicos (Iniesta, Barchín del Hoyo, Manchuela conquense) indican que todo el territorio manchego al sur de la Serranía conquense era de cultura íbera lo que sitúa al pueblo olcade dentro del ámbito del mundo ibero o bien habría que situarlo más al norte, ya en plena serranía. Debido a sus contactos con los celtíberos por su vecindad pudiera ser que sufrieran algún tipo de influencia cultural.





Hecateo de Mileto los situaba entre el alto Tajo y el Júcar medio. Posteriormente, solo se citan en época anibálica, desapareciendo posteriormente absorbidos entre celtíberos y edetanos, y siendo mal conocidos. Más tarde Tito Livio los consideró un apéndice de los carpetanos. Por otra parte el historiador Manuel Gómez-Moreno los situaba en La Alcarria.

A esta tribu se le han adjudicado las ciudades celtíberas de Caesada (Hita) y una serie de oppida situados en las altiplanicies del occidente de la provincia de Cuenca, como Segóbriga, Valeria, Laxta y Ercávica. En 221 a. C. su capital, Althia, fue tomada por Aníbal tras vencer a una coalición de vettones, olcades y carpetanos. Dado que el nombre es dado por los historiadores griegos, algunos eruditos sugieren que fue "Kelin", en el yacimiento de Los Villares, en Caudete de las Fuentes. A lo largo del siglo III a.C. desaparecen como etnia, siendo su territorio absorbido por los carpetanos.

Existe la hipótesis de que quizá no fueron ellos quienes construyeran esas ciudades, si no que se asentaran al lado de ellas o convivieran con los pobladores de estas, ya fueran para mejorar el pasto de su ganado, o por riquezas, posiblemente vendiéndose al mejor postor, motivo por el cual creemos que al anexionarse a otras tribus como por ejemplo carpetanos, oretanos, edetanos no se tenga demasiada información acerca de ellos.

Sobre el s. I a. C. asumen la escritura ibérica con adaptaciones al sistema fónico celtíbero, apareciendo los primeros textos en esta lengua en las téseras de hospitalidad halladas en algunos yacimientos. Se trata de pequeñas tablillas de bronce o plata en la que se establecía un pacto de hospitalidad entre pueblos o personas. Esta tablilla, que normalmente tenía forma de animal estaba constituida por dos partes similares que al unirse encajaban formando la pieza completa. Una mitad se la quedaba el anfitrión y la otra se la llevaba el visitante. Cada mitad estaba llamada a cumplir una función de contraseña o de identificación cuando, el huésped visitara de nuevo a su antiguo anfitrión. Esta tésera era heredada de padres a hijos, de forma que el pacto de hospitalidad seguía vigente generación tras generación.

Solían vestir con ropas de lana gruesa tejidas por las mujeres, prendas que según los últimos estudios se asemejarían a cuerpos de animales, como cabras y corderos, lo que no sabemos si era por respeto y agradecimiento por abastecerles de alimentos o quizá por facilitar el trabajo y cuidado diario con dichos animales.

Los Olcades utilizaban a diario los orines para lavarse el cuerpo y los dientes, y lo hacían para evitar infecciones, como antiséptico, también para tratar enfermedades de la piel. Costumbres y creencias que despertaron curiosidad y admiración. Los hemos descrito como guerreros, pero su mayor virtud era la hospitalidad, la amistad y el gran conocimiento sobre temas orientados al campo de las energías y el esoterismo.

Era un pueblo que siempre se construía en territorios cercanos al agua, conocedores de su poder espiritual. No olvidemos que estamos hablando de que en su origen sus creencias eran celtas. Las aguas de los ríos, las rocas, los árboles, las montañas tuvieron un poder mágico y sobrenatural.

Se ubicaban cerca de manantiales, donde realizaban sus rituales, rodeados de naturaleza en los que se podían dedicar en cuerpo y alma a la verdadera madre de la creación. Tenían creencias religiosas conectadas con el mundo de la naturaleza, donde tenía cabida la existencia de seres mágicos relacionados con la fertilidad de la tierra, la vida y la muerte.

Casi en todos los hallazgos de los asentamientos de los Olcades se han encontrado, en las afueras, necrópolis con enterramientos y urnas cinerarias, por lo que podemos deducir que realizaban rituales de incineración, conectadas a las ideas de inmolación con fuego, tal como Taranis, dios del paganismo céltico. El dios del trueno, de la luz, representa el ruido, la destrucción, la fuerza sobrenatural de las tormentas. Y el cielo, la rueda cósmica que simboliza el ritmo de las noches y de los días, el universo en su globalidad, la noción de infinito.

La importancia de tener una fuente de agua dentro o en las inmediaciones de las necrópolis podría estar relacionada con la creencia en Airón, un dios indígena que estaba arraigado en Hispania antes de que los romanos emprendieran su conquista. Este dios, cuyo culto fue respetado por los romanos, se relaciona con aguas profundas ubicadas en pozos y lagunas, en simas, por lo tanto hay una relación directa entre Airón y el inframundo. Airón ofrece un doble aspecto, positivo y negativo, la cara y la cruz de la misma moneda.

En su aspecto positivo, Airón es el dios de la vida, pues del inframundo emerge el agua, fuente de vida y la vegetación. Y en su vertiente negativa, Airón se nos manifiesta como el dios de la muerte, el pozo de agua inagotable o la laguna insondable, son una metáfora en el que el canal que comunica el mundo de los muertos de donde no se puede salir, con la tierra habitada por los hombres y con el cielo donde se suponía que moraban los dioses.

Moneda olcade emitida en el siglo II a. d. C localizada en la actual Arcas. / wikimoneda.com

Llevado a su desaparición por diferentes motivos, entre otros por una contaminación cultural y social que les hizo anexionarse a otros pueblos. Eran gente guerrera, capaces de plantar cara al mismísimo Viriato, líder de la resistencia romana. Leales, hospitalarios, trabajadores, tenían unas aptitudes que les llevaron a ser rifados por otros pueblos asombrados por sus capacidades. Los Olcades eran poseedores de conocimientos mágicos que traducían en rituales a la Madre Tierra, en forma de agradecimiento o sacrificio.

Ruinas romanas de Valeria, posible asentamiento primitivo de los Olcades. / Cadena SER

Las excavaciones de las últimas décadas, al situarlos en zona plenamente ibera, sitúan al pueblo, supuestamente olcade, en el entorno del oppidum ibero de Ikalesken (Iniesta) que dominaría el territorio actual de la Manchuela conquense y albaceteña y limitaría al norte con las zonas celtíberas de Valeria, Segóbriga, etc.

Fuentes: 

  • https://cadenaser.com/emisora/2018/12/18/ser_cuenca/1545131551_874828.html
  • Wikipedia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario