Benjamina murió a una edad temprana, cerca de los diez años, y lo más probable es que no haya sido capaz de valerse por sí misma. Para llegar a una década de vida hubo de ser asistida de alguna manera por los miembros de su tribu, un grupo desconocido de cazadores recolectores. “A pesar de sus desventajas, el individuo sobrevivió más de cinco años, lo que sugiere que su condición patológica no fue un impedimento para recibir la misma atención que cualquier otro niño del género Homo del Pleistoceno Medio”, concluyen los estudiosos.
Su grupo, su familia, le tuvo que haber prestado cuidados especiales. De lo contrario, no habría sobrevivido.
Así pues, su cráneo asimétrico y, probablemente, su cara irregular no engañaron a nadie, porque además, cabe pensar que tuvo capacidades psicomotoras deficientes. Hoy los científicos saben que ese individuo, esa homínido preadolescente, tenía craneosinostosis, una enfermedad rara que afecta a menos de seis personas por 200.000 habitantes en la población actual.
El cráneo pertenece a un niño o una niña de entre cinco y doce años, según el estudio que se publica en la revista científica PNAS, en el que, además, se señala que éste padecía un tipo de craniosinostosis, unafusión prematura de los huesos de la cabeza.
Esta enfermedad, y en concreto la unilateral lambdoidea, afecta, en la actualidad, a menos de 6 individuos cada 200.000 nacimientos.
Ana Gracia, Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez, del centro mixto UCM-ISCIII (Universidad Complutense de Madrid e Instituto de Salud Carlos III) de Evolución y Comportamiento Humanos, son algunos de los firmantes de este artículo, según ha informado hoy el Ministerio de Ciencia e Innovación y el citado instituto.
Éstos, junto a otros colegas del equipo de investigación de Atapuerca, han excavado, recuperado y reconstruido, a partir de numerosos fragmentos, un cráneo de más de 530.000 años que presenta esta alteración, procedente de la Sima de los Huesos, situado en la sierra burgalesa de Atapuerca.
El cráneo, identificado como ‘Cráneo 14′ perteneció a una niña o un niño que murió entre los 5 y los 12 años de edad y presenta la fusión prematura de la sutura lambdoidea izquierda, por lo que el cráneomuestra un aspecto deformado y torsionado.
El cráneo, identificado como ‘Cráneo 14′ perteneció a una niña o un niño que murió entre los 5 y los 12 años de edad y presenta la fusión prematura de la sutura lambdoidea izquierda, por lo que el cráneomuestra un aspecto deformado y torsionado.
En opinión de los autores, esta circunstancia se produjo porque el feto sufrió algún tipo de traumatismo en el útero, durante el tercer trimestre de gestación.
En los humanos actuales y sus antepasados, los huesos no se sueldan de forma permanente hasta que el cerebro alcanza su tamaño definitivo.
En los casos de esta anomalía lo que se produce es una fusión temprana de estas uniones, las suturas, sometiendo al cerebro a una presión anómala y haciéndole crecer, para compensarlo, en la dirección permitida.
Este hecho puede producir retraso psico-motor en el desarrollo del individuo.
Casi todas las piezas del cráneo deforme fueron descubiertas en 2001. Al año siguiente encontraron más. “Tenemos más de 30 fragmentos de este cráneo, el número 14 de la colección de la Sima”, dice Ana Gracia Téllez (Centro de Evolución y Comportamiento Humanos), líder del estudio. “Al reconstruirlo vimos que era raro, asimétrico”, continúa.
La cuestión que se plantearon Ana Gracia, Juan Luis Arsuaga y el resto del equipo fue si un individuo así se valdría por sí mismo en un grupo de cazadores recolectores, si habría sobrevivido varios años sin la ayuda de otros individuos de esta /familia/. El primer apodo del cráneo 14 en el laboratorio fue Benjamín/,/ “el niño querido”, comenta Gracia. “Pero ahora, como creemos que es niña [por la gracilidad de las estructruas óseas], sería Benjamina”.
La craneosinostosis es una patología que se caracteriza porque los huesos del cráneo se fusionan prematuramente. “Hoy en día, cuando se presenta en un niño, se le opera normalmente en sus primeros meses de vida para evitar tanto la deformación estética como las posibles alteraciones en el encéfalo”, comenta Gracia. “En cuanto a nuestra niña, no sabemos exactamente qué deficiencias psicomotoras tendría, pero hemos descubierto indicios de que podría tener presión intracraneal elevada”.
La fusión prematura de los huesos craneales se debe, en algunos casos, a mutaciones cromosómicas. Pero también puede tener un origen traumático o metabólico del feto. En el caso de Benjamina, los científicos se inclinan por el origen traumático. “La madre se dio un golpe, o el feto estaba mal colocado… Descartamos que el problema fuera en el parto”, dice Gracia.
Existen en el registro fósil algunos homínidos con alguna carencia que sugiere que serían dependientes de sus congéneres para sobrevivir, pero son indicios controvertidos. Sin embargo, lo de Benjamina parece claro. “El cráneo 14 es el caso documentado más antiguo de craneosinostosis con deformidades neurocraneales, cerebrales y, muy posiblemente, asimetrías en el esqueleto facial”, concluyen los científicos de Atapuerca. “A pesar de estas desventajas, el individuo sobrevivió más de cinco años, lo que sugiere que su condición patológica no fue un impedimento para recibir la misma atención que cualquier otro niño del género /Homo/ del Pleistoceno Medio”.
Otra de las conclusiones del hallazgo, según los autores, es que la supervivencia de este individuo hasta el final de la niñez constituye una evidencia de que estos homínidos no discriminaban a los bebés nacidos con patologías congénitas.
Esta prematura y anormal unión de los huesos del cráneo ocurre, en la mayoría de los casos, esporádicamente aunque se han descrito algunos casos por mutaciones genéticas.
El Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamientos Humanos es fruto del convenio entre la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III y en él se custodian los fósiles recuperados en la Sima de los Huesos, donde permanecen mientras se realizan los estudios sobre ellos.
Éstos se desarrollan en torno a diversas líneas técnicas y de investigación: área de paleontología y evolución humana, área de ADN antiguo y área de neurociencia.
Además, se llevan a cabo aquellos trabajos de restauración y conservación del patrimonio fósilrecuperado en la Sima de los Huesos durante las sucesivas campañas de excavación.
Además de Gracia, Arsuaga, quien es director del centro mixto de Evolución y Comportamiento Humanos, firman este trabajo Carlos Lorenzo (Universidad Rovira i Virgili de Tarragona), José Miguel Carretero (Universidad de Burgos), José María Bermúdez de Castro (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana) y Eudald Carbonell (Universidad Rovira i Virgili de Tarragona).
Posibles causas
La microcefalia puede ser provocada por la exposición a sustancias nocivas durante el desarrollo fetal o quizás puede estar asociada con problemas o síndromes genéticos hereditarios.
Las teorías sugieren que los siguientes factores pueden predisponer al feto a padecer los problemas que afectan el desarrollo normal de la cabeza durante el embarazo:
· Exposición a químicos o substancias peligrosas.
· Exposición a la radiación.
· Falta de vitaminas y nutrientes adecuados en la alimentación.
· Infecciones.
· Consumo de alcohol o de medicamentos recetados o ilegales.
· Diabetes materna.
La microcefalia puede presentarse como una única anomalía o en asociación con otros problemas desalud y puede ser la consecuencia de la herencia de un gen autosómico recesivo, o en muy raras ocasiones, un gen autosómico dominante. El trastorno puede producirse luego del nacimiento debido a diferentes lesiones cerebrales.
Autosómico recesivo y autosómico dominante son dos patrones en los cuales los genes se heredan en una familia. Los genes determinan nuestros rasgos como por ejemplo, el color de ojos y el grupo sanguíneo, y también pueden provocar una enfermedad. Autosómico significa que afecta a hombres y a mujeres por igual, mientras que recesivo significa que, para padecer la enfermedad (en este caso, la microcefalia), son necesarias dos copias del gen, una heredada de la madre y otra del padre. Luego de tener un hijo con microcefalia autosómica recesiva, los padres tienen un 25 por ciento de posibilidades (una en cuatro) de tener otro niño con el mismo trastorno.
Fuente:
http://www.bloganavazquez.com/2009/04/14/atapuerca-cuido-de-benjamina/
Esta, a su vez, de:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Atapuerca/cuido/Benjamina/elpepusoc/20090331elpepisoc_7/Tes
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