Flag Counter

sábado, 4 de diciembre de 2010

La Momia de la Mujer del Cerro de Chuscha.

Restitución de la momia del Cerro Chuscha
Christian Vitry
A principios del siglo XX un grupo de buscadores de tesoros
 extrajo el cuerpo de una niña inca, su tumba se hallaba a 
más de cinco mil metros de altura, en una de las cimas 
del nevado de Chuscha ubicado al Oeste de Cafayate. Su 
vida, muerte y entierro enmarcados en un contexto social
 casi divino, contrastan fuertemente con la exhumación
 y poco feliz derrotero de su cuerpo durante casi un
 siglo. Finalmente, ochenta y dos años después, la momia
 del Chuscha regresa a la provincia de donde se la llevaron, 
sentando un precedente histórico de gran importancia.
































































A principio de la década de 1920, el baquiano cafayateño Felipe 
Calpanchay realiza un hallazgo arqueológico en las altas 
cumbres
 del cerro Chuscha y poco tiempo después organiza junto a un 
minero
 chileno llamado Juan Fernández Salas una expedición a la 
montaña
 con la finalidad de "sacar el tapado".  Pico, pala y dinamita
 fueron los elementos usados para violentar la estructura, para
 luego 
extraer del pozo realizado el cuerpo de una niña de siete a 
nueve 
años de edad aproximadamente que estaba acompañado con 
una 
suntuosa vestimenta y diversos objetos que conformaban su 
ajuar
 funerario. La momia fue bajada hasta una finca de Tolombón
 donde, 
al decir de los seniles lugareños, le prendieron velas y con sumo 
respeto la llamaron "Reina del Cerro".    
En el año1922, un comerciante y coleccionista de objetos
 arqueológicos llamado Pedro Mendoza, compra la momia y se
 la lleva a Cafayate, para sumar esa "pieza" a su ya rica y surtida 
colección. Dos años después, en mayo de 1924, el profesor 
Amadeo 
Rodolfo Sirolli realiza un viaje de estudios desde Salta a la 
localidad de Cafayate, y allí, se entera de la existencia de la 
momia. Conocedor de la importancia de lo que observaba
 aprovecha
 la oportunidad para realizar un minucioso inventario y 
descripción detallada de sus características físicas generales, 
vestimenta y ajuar, toma además unas cuantas 
fotografías.   Inexplicablemente, y a pesar de su formación, el
 profesor 
Sirolli no da a conocer nada de lo observado, sino hasta el año
 1954, 
cuando realiza una conferencia en la sala de la Iglesia San 
Francisco de la ciudad de Salta, y más formalmente en 1977 
cuando
 publica una cartilla titulada “La momia de los Quilmes”. 
Poco tiempo después de haber sido observada por Sirolli, la 
momia 
Inca fue desterrada para siempre del suelo calchaquí, 
iniciando un prolongado y triste derrotero. Vendida por su 
"propietario", don Pedro Mendoza, la momia pasó a manos
 de un   herboristero y coleccionista de objetos arqueológicos de 
la ciudad de Buenos Aires, el Sr. Perfecto Bustamante.  En el año
 1932 muere Perfecto Bustamante y pocos años después la viuda, 
entrega la momia al arqueólogo aficionado Ing. Absjorn Pedersen
 a cambio una instalación de gas, quien deposita la momia en el 
sótano de su casa junto a otros bienes arqueológicos, con la 
ilusión 
de tener un Museo Privado que jamás se concretó. En los últimos 
años 
de su vida, ya viejo, enfermo, viudo, solo y sin recursos, Pedersen
 decide entregar su colección a la Casa Posadas de Buenos Aires 
para su remate que se realiza en agosto de 1985. La momia es 
comprada
 por un anticuario de la localidad de San Telmo, provincia de
 Buenos 
Aires, quien la adquiere por la suma de 48 dólares. Ese mismo 
año el odontólogo Carlos Colombano la adquiere para su museo
 privado "Chavín de Huántar" ubicado en  la provincia de Buenos 
Aires. Durante más de diez años el Dr. Colombano realizó 
algunas exhibiciones públicas de la niña inca momificada y lo 
que 
quedaba de su ajuar funerario, sin embargo para los estudiosos 
del 
tema esta momia continuaba "desaparecida" desde la década de 
1920. 
En 1988 una importante investigación periodística de Roberto
 Vitry 
arroja luz sobre los acontecimientos ocurridos en la década de 
1920, al ponerse en contacto con Juan Bühler, que había 
participado 
en otras excavaciones en el Chuscha junto a Fernández Salas en 
busca de otra supuesta momia, nombres y fotografías entran en 
escena marcando un nuevo rumbo en la búsqueda de la 
desaparecida 
momia de los Quilmes.
En 1991 la momia es exhibida en un Banco de la peatonal Florida
 de Buenos Aires, allí es observada por Marcelo Scanu, un 
aficionado
 de la arqueología de montaña, quien informa a los especialistas 
Beorchia y Schobinger que inmediatamente viajan a Buenos 
Aires
 y 
tras una minuciosa observación, confirman que se trata de la 
momia del cerro Chuscha.
A partir de ese momento la suerte de la niña inca comenzó a 
cambiar. 
El Dr. Colombano permitió que se le realizaran algunos estudios 
y, 
en el año 2001, decidió cederla a la Fundación CEPPA (Centro de 
Estudios para Políticas Públicas Aplicadas) bajo la presidencia 
del Dr. Matteo Goretti, dicha institución dispuso los recursos 
necesarios
 para realizar una investigación interdisciplinaria que estuvo 
coordinada por el Dr. Schobinger y los resultados fueron 
publicados 
en un libro de más de trescientas páginas. Finalmente, tras 
cinco 
años de tenencia de este precioso legado prehispánico, la 
Fundación
 CEPPA toma la decisión histórica de restituir la momia a la 
provincia
 de donde fue extraída ochenta y dos años atrás. El depositario
 es el 
Museo de Arqueología de Alta Montaña, institución especializada 
en la temática que se encargará de conservar, investigar y 
difundir 
estos frágiles y maltratados bienes arqueológicos que durante 
décadas fueron víctimas de la codicia e ignorancia. La niña del 
Chuscha
 está más cerca del paisaje calchaquí que observó por última vez.


Fuente: http://www.christianvitry.com/articulos/Arqueo_23_Restitucion.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario